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Se cumple un año del ataque químico cerca de Damasco
El 21 de agosto se cumple un año del ataque químico en las afueras de Damasco. Según datos de la inteligencia norteamericana, en el ataque fallecieron más de 1.400 personas.
Tres años de guerra que han destruido milenios de historia. Pero no es solo su patrimonio; son sus hogares, son sus vidas. Y el conflicto aún continúa con nuevos brotes de violencia. Homs, la tercera ciudad del país, está devastada.
"Cuando la situación empeoró, escaseaba el agua, no había suministro de luz. Entonces decidimos escapar. Ya no podíamos aguantar el estruendo de los disparos y el miedo que nos producía porque todo se volvió demasiado intenso. Continuaba por la noche y por el día y simplemente ya no aguantábamos más. Cerramos las puertas y huimos sin llevarnos nada", relató Gataas al Homse, quien junto a su esposo regresa ahora a la casa que abandonó hace dos años.
A nuestros hijos les encanta esta casa porque tienen muchos momentos lindos en ella. Están muy tristes porque la han saqueado. Han destruido lo más íntimo de nuestro hogar
Con ellos se llevaron el trauma de la guerra; también los buenos momentos vividos en su hogar. Por eso, pese a revivir la amenaza de las balas, regresan ahora a sus casas. En busca de lo que pudiesen hallar.
"A nuestros hijos les encanta esta casa porque tienen muchos momentos lindos en ella. Están muy tristes porque la han saqueado. Han destruido lo más íntimo de nuestro hogar", lamentó la mujer.
Perdieron sus casas. Y sus recuerdos, con dolor, también prefieren olvidarlos. Y aunque esta guerra acabe, ellos, seguirán librando otra batalla. Una lucha por la dignidad. Una batalla que libran muchas familias de Homs.
Escombros de la guerra de una ciudad que lentamente comienza a repoblarse con esperanzas de reconstrucción y de convertirse de nuevo en un hogar.
Pero, ¿cómo empezar cuando todo está destruido, cuando los recursos escasean?
"Como puede ver yo ya he reconstruido mi tienda, como he podido, no tenemos muchas cosas, pero espero que el pueblo regrese", dice un comerciante de Homs.
Junto a los comerciantes, los primeros en llegar han sido los religiosos. Y como sus iglesias tampoco se han salvado de la destrucción, los trabajos también se centran allí.
Una obra por la fe, para dar apoyo a la esperanza, a las miles de familias que planean regresar, pero que aún no lo logran concretar.
"Nos llevamos lo poco que nos dejaron. Dejamos nuestra casa, pero volveremos a nuestro hogar", expresó Gataas al Homse.
Es la fortaleza por la que, pese a la destrucción, el trauma de la guerra y el dolor en sus vidas, ellos esperan volver a empezar.
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