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Aniversario negro: se cumplen 10 años de la masacre de la escuela de Beslán
Hace 10 años sucedió una de las peores tragedias de la Rusia moderna. Un grupo de milicianos retuvo como rehenes a más de 1.000 niños y 100 adultos en una escuela de la ciudad caucasiana de Beslán. Tras un infierno de tres días murieron 334 personas.
Rusia recuerda este lunes a las víctimas inocentes del atroz acto terrorista que del 1 al 3 de septiembre de 2004 convirtió en un infierno la vida de cientos de niños, padres y profesores. Como resultado de las acciones de las extremistas murieron 186 menores y la vida de muchos otros quedó marcada para siempre. Durante 51 horas y 50 minutos vivieron hacinados en un gimnasio escolar cargado de explosivos y amenazados constantemente por las armas de los terroristas.
Este 1 de septiembre a las 9.00 a.m. en el patio de la escuela comenzó la ceremonia de duelo. A las 9.15 sonó la campana que simboliza el comienzo del año escolar. Los familiares de los niños y adultos asesinados por los terroristas encenderán velas y colocarán flores debajo de las fotografías colgadas en las paredes del gimnasio destruido. Los días 2 y 3 de septiembre ciudadanos y organizaciones de Osetia del Norte depositarán ofrendas florales en honor a las víctimas. La mañana del miércoles se celebrará una liturgia. Posteriormente los alumnos de la escuela soltarán 334 globos blancos en memoria de las víctimas del ataque terrorista.
En 2004, los terroristas eligieron como fecha para materializar su plan el 1 de septiembre, día en que se celebra el inicio del año escolar en Rusia, para provocar el mayor impacto posible tomando como rehenes no solo a los niños y profesores, sino también a los padres que asistían a la ceremonia de inauguración del curso.
Poco después de las 09:00 (hora local) 32 militantes fuertemente armados irrumpieron en la escuela en dos vehículos y abrieron fuego. Varios civiles murieron en el tiroteo entre los atacantes y la Policía local que corrieron a la escena después de que se oyeran los primeros disparos. Los terroristas ordenaron a todo el mundo que entrara al edificio de la escuela. Entre 50 y 100 personas, principalmente adultos, lograron huir, pero más de 1.100 rehenes fueron obligados a entrar en el gimnasio escolar.
Los militantes levantaron barricadas en las puertas y ventanas del gimnasio y comenzaron a colocar artefactos explosivos en el edificio. Los medios de comunicación rusos informaron de que entre los atacantes había dos mujeres que llevaban cinturones-bomba.
Cerca de las 10 de la mañana un rehén adulto, Ruslán Betrozov, fue asesinado a tiros por los atacantes frente a los niños después de que tratara de hablar con los terroristas y de calmar a los cautivos.
Una hora después el territorio de la escuela estaba rodeado por las fuerzas de Policía y los habitantes de los edificios cercanos fueron evacuados. Altos funcionarios públicos llegaron al lugar. Dos de los funcionarios sugirieron intercambiarse por los niños capturados, pero los terroristas rechazaron la propuesta. El presidente Vladímir Putin canceló sus vacaciones de verano en Sochi y regresó a Moscú.
Los terroristas exigieron la liberación de un grupo de militantes detenidos por las autoridades rusas. Los secuestradores amenazaron con volar la escuela si la Policía intentaba entrar en el edificio. Situaron a los niños en las ventanas para usarlos como escudos humanos y anunciaron que iban a matar a 50 rehenes por cada miembro muerto de su grupo y a 20 por cada militante herido.
A las 15:50 la Fuerza Aérea de Rusia llevó a la zona los primeros grupos de las Fuerzas Especiales. Entre las 16 y las 16:30 se registraron una explosión y varios disparos en la escuela. Varios rehenes fueron asesinados. "A los hombres adultos y los estudiantes de secundaria les fusilaron al principio. Sus cuerpos fueron arrojados por las ventanas del segundo piso", recuerdan tesigos de la tragedia.
En torno a las 20:00 se logró establecer contacto con los terroristas que anunciaron la lista de personas con quienes deseaban conversar. A las 21:00 una gran multitud de personas —principalmente familiares de los secuestrados— se reunieron fuera del edificio de la escuela. Los militantes se negaron a aceptar medicamentos, agua y comida para los rehenes.
Las negociaciones con los atacantes continuaron hasta altas horas de la noche, pero no hubo grandes avances. Los rehenes seguían retenidos sin comida y prácticamente sin agua. "Al segundo día los terroristas dejaron de dar agua a los rehenes. Los niños lloraban. Los terroristas amenazaban con disparar a todos los que no se calmaran. Al tercer día ya todo nos daba igual", recuerdan testigos. Ellos solo querían que ese infierno terminara.
La mañana del 2 de septiembre el jefe de la compañía refinadora de petróleo RussNeft, Mijaíl Gutseriev, ofreció a los terroristas dinero a cambio de los rehenes, pero la propuesta fue rechazada.
A las 14:00 el presidente ruso, Vladímir Putin, hizo su primera declaración oficial sobre la situación: "Nuestra tarea principal es, por supuesto, salvar las vidas y preservar la integridad física de los rehenes. Todas las acciones de nuestras fuerzas tienen el objetivo de liberar a los rehenes y se centrarán exclusivamente en esa tarea".
Como resultado de las negociaciones, antes de las 16:00 los terroristas acordaron reunirse con el expresidente de la república de Ingushetia Ruslán Aushev. Después de las conversaciones, 26 rehenes —mujeres y niños pequeños— fueron puestos en libertad. Los militantes también informaron a Aushev de su demanda, la plena soberanía de la república de Chechenia.
Varias explosiones sacudieron la escuela y se informó de que durante la noche y por la mañana se habían oído disparos. Poco después del mediodía, los terroristas permitieron a trabajadores del Ministerio de Emergencias acercarse a la escuela para recuperar los cuerpos de los muertos, que se encontraban al lado del edificio desde hacía dos días.
Alrededor de las 13:00, mientras los rescatistas trabajaban cerca de la escuela, dos potentes explosiones, seguidas por disparos, sacudieron el gimnasio. De inmediato no estuvo claro qué causó los estallidos, pero informes posteriores sugirieron que los provocaron accidentalmente los terroristas. "Al tercer día ya creíamos que no íbamos a salir de allí nunca y que nos matarían a todos. Ves que un terrorista continuamente mantiene su pie sobre una mina y sabes que si se queda dormido o se tambalea nos hará volar a todos. Esta tensión llegó hasta tan nivel que solo queríamos una cosa: que todo se acabara pronto. Eso es todo. Esperábamos que sucediera cualquier cosa, pero las caras de los terroristas me parecían relajadas. Y luego sucedió la explosión", contó a RT Zarina, una de las chicas que logró sobrevivir hace diez años.
Las explosiones generaron el caos, los rehenes trataron de huir a través de un agujero en la pared y los terroristas abrieron fuego contra ellos. Las fuerzas de seguridad rusas respondieron al fuego y ayudaron a una docena de retenidos a escaparse, a menudo cubriéndolos con sus propios cuerpos. "La primera ola de expansión nos tiró al suelo", recuera la maestra Nadezhda Guríeva, que perdió en aquel infierno a una de sus hijas y a un hijo. "Mi hija Vérochka estaba en llamas. Cuando recuperé el conocimiento, mi otra hija, Írochka, me dijo: 'Mamá, todos están huyendo'. Le contesté: 'Si tienes fuerzas, corre'. Por suerte no arrancó a correr. Muchos comenzaron a saltar por las ventanas, pero los terroristas les dispararon por la espalda.”
"Nos quedamos en el mismo lugar. Vi que Vera estaba muerta. Mi hijo, Boria, estaba cubierto de sangre, pero movía las manos. […] Traté de sacar a Boria, pero estaba debajo de otras personas". La madre tuvo que dejar a su hijo moribundo cuando los terroristas les trasladaron a otro lugar dentro de la escuela para no dejar solas a su hija y sobrina. Los terroristas mataron a todos los que no podían andar. "No pude llevar a Borís conmigo, tuve que salvar a las niñas… Le encontramos luego en la morgue", cuenta la profesora.
A las 13:10 las fuerzas de seguridad comenzaron a asaltar la escuela. Los francotiradores abrieron fuego contra los puestos de tiro de los terroristas, mientras que las tropas evacuaban a los rehenes. Los agentes del Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en ruso) irrumpieron en el gimnasio, liberando a docenas de rehenes heridos que quedaban en la sala. Los terroristas se habían trasladado al comedor escolar con el resto de secuestrados y disparaban desde allí.
En la zona se desplegaron unidades médicas móviles para ayudar inmediatamente a los heridos antes de llevarlos a los hospitales de Beslán y Vladikavkaz. Durante todo el día la operación especial siguió en marcha. Después de las 18:00 se informó de que ya no quedaban rehenes en la escuela. A las 21:30 se declaró que todos los terroristas habían muerto y poco antes de la medianoche la escuela estaba bajo el control total de las fuerzas de seguridad.
Después de que las fuerzas de seguridad rusas lograran liberar a los rehenes y matar a los terroristas la vida en la ciudad nunca volvió a ser igual que antes.
"Algunos [de los supervivientes] se fueron [de la ciudad]. Otros se quedaron. A mí me salvaron los niños. Su amor y su fe. Es muy difícil para mí hablar de ello, pero sé que es muy importante. Estoy convencida de que cuando olvidamos las lecciones del pasado las desgracias se repiten. Puede que la historia rara vez nos enseñe, pero no aprender sus lecciones luego nos castiga muy severamente", concluyó Nadezhda.
Este 1 de septiembre a las 9.00 a.m. en el patio de la escuela comenzó la ceremonia de duelo. A las 9.15 sonó la campana que simboliza el comienzo del año escolar. Los familiares de los niños y adultos asesinados por los terroristas encenderán velas y colocarán flores debajo de las fotografías colgadas en las paredes del gimnasio destruido. Los días 2 y 3 de septiembre ciudadanos y organizaciones de Osetia del Norte depositarán ofrendas florales en honor a las víctimas. La mañana del miércoles se celebrará una liturgia. Posteriormente los alumnos de la escuela soltarán 334 globos blancos en memoria de las víctimas del ataque terrorista.
En 2004, los terroristas eligieron como fecha para materializar su plan el 1 de septiembre, día en que se celebra el inicio del año escolar en Rusia, para provocar el mayor impacto posible tomando como rehenes no solo a los niños y profesores, sino también a los padres que asistían a la ceremonia de inauguración del curso.
Poco después de las 09:00 (hora local) 32 militantes fuertemente armados irrumpieron en la escuela en dos vehículos y abrieron fuego. Varios civiles murieron en el tiroteo entre los atacantes y la Policía local que corrieron a la escena después de que se oyeran los primeros disparos. Los terroristas ordenaron a todo el mundo que entrara al edificio de la escuela. Entre 50 y 100 personas, principalmente adultos, lograron huir, pero más de 1.100 rehenes fueron obligados a entrar en el gimnasio escolar.
Los militantes levantaron barricadas en las puertas y ventanas del gimnasio y comenzaron a colocar artefactos explosivos en el edificio. Los medios de comunicación rusos informaron de que entre los atacantes había dos mujeres que llevaban cinturones-bomba.
Cerca de las 10 de la mañana un rehén adulto, Ruslán Betrozov, fue asesinado a tiros por los atacantes frente a los niños después de que tratara de hablar con los terroristas y de calmar a los cautivos.
Una hora después el territorio de la escuela estaba rodeado por las fuerzas de Policía y los habitantes de los edificios cercanos fueron evacuados. Altos funcionarios públicos llegaron al lugar. Dos de los funcionarios sugirieron intercambiarse por los niños capturados, pero los terroristas rechazaron la propuesta. El presidente Vladímir Putin canceló sus vacaciones de verano en Sochi y regresó a Moscú.
Los terroristas exigieron la liberación de un grupo de militantes detenidos por las autoridades rusas. Los secuestradores amenazaron con volar la escuela si la Policía intentaba entrar en el edificio. Situaron a los niños en las ventanas para usarlos como escudos humanos y anunciaron que iban a matar a 50 rehenes por cada miembro muerto de su grupo y a 20 por cada militante herido.
A las 15:50 la Fuerza Aérea de Rusia llevó a la zona los primeros grupos de las Fuerzas Especiales. Entre las 16 y las 16:30 se registraron una explosión y varios disparos en la escuela. Varios rehenes fueron asesinados. "A los hombres adultos y los estudiantes de secundaria les fusilaron al principio. Sus cuerpos fueron arrojados por las ventanas del segundo piso", recuerdan tesigos de la tragedia.
En torno a las 20:00 se logró establecer contacto con los terroristas que anunciaron la lista de personas con quienes deseaban conversar. A las 21:00 una gran multitud de personas —principalmente familiares de los secuestrados— se reunieron fuera del edificio de la escuela. Los militantes se negaron a aceptar medicamentos, agua y comida para los rehenes.
Las negociaciones con los atacantes continuaron hasta altas horas de la noche, pero no hubo grandes avances. Los rehenes seguían retenidos sin comida y prácticamente sin agua. "Al segundo día los terroristas dejaron de dar agua a los rehenes. Los niños lloraban. Los terroristas amenazaban con disparar a todos los que no se calmaran. Al tercer día ya todo nos daba igual", recuerdan testigos. Ellos solo querían que ese infierno terminara.
La mañana del 2 de septiembre el jefe de la compañía refinadora de petróleo RussNeft, Mijaíl Gutseriev, ofreció a los terroristas dinero a cambio de los rehenes, pero la propuesta fue rechazada.
A las 14:00 el presidente ruso, Vladímir Putin, hizo su primera declaración oficial sobre la situación: "Nuestra tarea principal es, por supuesto, salvar las vidas y preservar la integridad física de los rehenes. Todas las acciones de nuestras fuerzas tienen el objetivo de liberar a los rehenes y se centrarán exclusivamente en esa tarea".
Como resultado de las negociaciones, antes de las 16:00 los terroristas acordaron reunirse con el expresidente de la república de Ingushetia Ruslán Aushev. Después de las conversaciones, 26 rehenes —mujeres y niños pequeños— fueron puestos en libertad. Los militantes también informaron a Aushev de su demanda, la plena soberanía de la república de Chechenia.
Varias explosiones sacudieron la escuela y se informó de que durante la noche y por la mañana se habían oído disparos. Poco después del mediodía, los terroristas permitieron a trabajadores del Ministerio de Emergencias acercarse a la escuela para recuperar los cuerpos de los muertos, que se encontraban al lado del edificio desde hacía dos días.
Alrededor de las 13:00, mientras los rescatistas trabajaban cerca de la escuela, dos potentes explosiones, seguidas por disparos, sacudieron el gimnasio. De inmediato no estuvo claro qué causó los estallidos, pero informes posteriores sugirieron que los provocaron accidentalmente los terroristas. "Al tercer día ya creíamos que no íbamos a salir de allí nunca y que nos matarían a todos. Ves que un terrorista continuamente mantiene su pie sobre una mina y sabes que si se queda dormido o se tambalea nos hará volar a todos. Esta tensión llegó hasta tan nivel que solo queríamos una cosa: que todo se acabara pronto. Eso es todo. Esperábamos que sucediera cualquier cosa, pero las caras de los terroristas me parecían relajadas. Y luego sucedió la explosión", contó a RT Zarina, una de las chicas que logró sobrevivir hace diez años.
Las explosiones generaron el caos, los rehenes trataron de huir a través de un agujero en la pared y los terroristas abrieron fuego contra ellos. Las fuerzas de seguridad rusas respondieron al fuego y ayudaron a una docena de retenidos a escaparse, a menudo cubriéndolos con sus propios cuerpos. "La primera ola de expansión nos tiró al suelo", recuera la maestra Nadezhda Guríeva, que perdió en aquel infierno a una de sus hijas y a un hijo. "Mi hija Vérochka estaba en llamas. Cuando recuperé el conocimiento, mi otra hija, Írochka, me dijo: 'Mamá, todos están huyendo'. Le contesté: 'Si tienes fuerzas, corre'. Por suerte no arrancó a correr. Muchos comenzaron a saltar por las ventanas, pero los terroristas les dispararon por la espalda.”
"Nos quedamos en el mismo lugar. Vi que Vera estaba muerta. Mi hijo, Boria, estaba cubierto de sangre, pero movía las manos. […] Traté de sacar a Boria, pero estaba debajo de otras personas". La madre tuvo que dejar a su hijo moribundo cuando los terroristas les trasladaron a otro lugar dentro de la escuela para no dejar solas a su hija y sobrina. Los terroristas mataron a todos los que no podían andar. "No pude llevar a Borís conmigo, tuve que salvar a las niñas… Le encontramos luego en la morgue", cuenta la profesora.
A las 13:10 las fuerzas de seguridad comenzaron a asaltar la escuela. Los francotiradores abrieron fuego contra los puestos de tiro de los terroristas, mientras que las tropas evacuaban a los rehenes. Los agentes del Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en ruso) irrumpieron en el gimnasio, liberando a docenas de rehenes heridos que quedaban en la sala. Los terroristas se habían trasladado al comedor escolar con el resto de secuestrados y disparaban desde allí.
En la zona se desplegaron unidades médicas móviles para ayudar inmediatamente a los heridos antes de llevarlos a los hospitales de Beslán y Vladikavkaz. Durante todo el día la operación especial siguió en marcha. Después de las 18:00 se informó de que ya no quedaban rehenes en la escuela. A las 21:30 se declaró que todos los terroristas habían muerto y poco antes de la medianoche la escuela estaba bajo el control total de las fuerzas de seguridad.
Después de que las fuerzas de seguridad rusas lograran liberar a los rehenes y matar a los terroristas la vida en la ciudad nunca volvió a ser igual que antes.
"Algunos [de los supervivientes] se fueron [de la ciudad]. Otros se quedaron. A mí me salvaron los niños. Su amor y su fe. Es muy difícil para mí hablar de ello, pero sé que es muy importante. Estoy convencida de que cuando olvidamos las lecciones del pasado las desgracias se repiten. Puede que la historia rara vez nos enseñe, pero no aprender sus lecciones luego nos castiga muy severamente", concluyó Nadezhda.
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