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"Ni un animal haría eso": testigos de Kobani describen las atrocidades del Estado Islámico
Un activista kurdo y su esposa que han sido testigos de las atrocidades del EI en la ciudad siria de Kobani han concedido una entrevista a RT en la que han dado detalles sobre la actuación inhumana de los yihadistas.
Bazran Halil, periodista 'freelance' y activista de los derechos de los kurdos, cruzó la frontera entre Turquía y Siria con su esposa únicamente para mostrar al mundo el infierno que viven día a día los habitantes de la localidad fronteriza de Kobani, donde durante los últimos meses no cesan los combates entre los habitantes locales kurdos y los insurgentes del Estado Islámico.
El ordenador portátil de los activistas contiene una gran cantidad de vídeos y de fotos que confirman la brutalidad que normalmente se asocia con la organización terrorista.
"Había un hombre con síndrome de Down. No entendía la situación, no sabía si quedarse o huir de la línea del frente. Cuando llegaron los del EI lo decapitaron, tomaron fotos y las compartieron en las redes sociales con el texto: 'Hemos matado a un ateo, a un 'cafre'", cuenta Halil.
El activista también asegura que los militantes utilizan armas químicas en la zona. Para demostrarlo proporcionó imágenes tomadas en una morgue de Kobani que muestran cuerpos quemados por fósforo blanco.
De acuerdo con el periodista, cualquier contacto con este compuesto, por pequeño que sea, resulta mortal en casi la totalidad de los casos. Halil explica que, tras entrar en el torrente sanguíneo, el producto químico literalmente quema el cuerpo de la víctima desde dentro hacia fuera.
La esposa de Bazran, Raushan, por su parte señaló que los yihadistas siembran el miedo entre toda la población siria de las zonas controladas. "A los que fuman les cortan los dedos. Beber se castiga con la cárcel. Y si una mujer es vista en compañía de un hombre que no es su pariente la apedrean hasta la muerte", dice Raushan.
La activista también describió la forma en la que el Estado Islámico entrena a los combatientes nuevos.
"En mayo, los estudiantes de noveno curso fueron a Alepo para hacer los exámenes. Los yihadistas secuestraron a todos los chicos, los llevaron a una mezquita y los obligaron a estudiar la ley islámica. Los que no aprenden el Corán con la suficiente rapidez los castigan con cables eléctricos", cuenta la mujer.
"Ni un animal haría lo que hacen ellos", concluye el periodista. Después de pasar una semana en Turquía, Bazran y su esposa se dirigen de nuevo a Siria para continuar con su trabajo periodístico en Kobani, una localidad que, a pesar de haber sido retomada por las fuerzas kurdas esta semana, está lejos de la paz y la estabilidad.
El ordenador portátil de los activistas contiene una gran cantidad de vídeos y de fotos que confirman la brutalidad que normalmente se asocia con la organización terrorista.
A los que fuman les cortan los dedos. Beber se castiga con la cárcel
"Había un hombre con síndrome de Down. No entendía la situación, no sabía si quedarse o huir de la línea del frente. Cuando llegaron los del EI lo decapitaron, tomaron fotos y las compartieron en las redes sociales con el texto: 'Hemos matado a un ateo, a un 'cafre'", cuenta Halil.
El activista también asegura que los militantes utilizan armas químicas en la zona. Para demostrarlo proporcionó imágenes tomadas en una morgue de Kobani que muestran cuerpos quemados por fósforo blanco.
De acuerdo con el periodista, cualquier contacto con este compuesto, por pequeño que sea, resulta mortal en casi la totalidad de los casos. Halil explica que, tras entrar en el torrente sanguíneo, el producto químico literalmente quema el cuerpo de la víctima desde dentro hacia fuera.
La esposa de Bazran, Raushan, por su parte señaló que los yihadistas siembran el miedo entre toda la población siria de las zonas controladas. "A los que fuman les cortan los dedos. Beber se castiga con la cárcel. Y si una mujer es vista en compañía de un hombre que no es su pariente la apedrean hasta la muerte", dice Raushan.
La activista también describió la forma en la que el Estado Islámico entrena a los combatientes nuevos.
"En mayo, los estudiantes de noveno curso fueron a Alepo para hacer los exámenes. Los yihadistas secuestraron a todos los chicos, los llevaron a una mezquita y los obligaron a estudiar la ley islámica. Los que no aprenden el Corán con la suficiente rapidez los castigan con cables eléctricos", cuenta la mujer.
"Ni un animal haría lo que hacen ellos", concluye el periodista. Después de pasar una semana en Turquía, Bazran y su esposa se dirigen de nuevo a Siria para continuar con su trabajo periodístico en Kobani, una localidad que, a pesar de haber sido retomada por las fuerzas kurdas esta semana, está lejos de la paz y la estabilidad.
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