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Amnistía Internacional: "El nivel de violencia en Irak es casi idéntico al de 2006"
La amenaza del Estado Islámico, un gobierno débil y un ejército ineficaz han contribuido a que la situación actual en Irak sea casi idéntica a la del 2006, según demuestra una investigación de Amnistía Internacional.
En 2006, en medio de la guerra de Irak, miles de soldados estadounidenses morían cada mes, mientras que los residentes de Bagdad vivían el peor período de violencia desde la guerra entre Irak e Irán, opina Daniel R. DePetris,
colaborador de 'The Nationial Interest'.
Al Qaeda asesinaba a la locales en todas partes de la ciudad, centrándose sobre todo en las áreas de población chiíta. "Las milicias chiítas respondieron la agresión, muchas veces con la aprobación del ejército iraquí, ejecutando a los suníes de la manera más brutal posible", según recuerda DePetris.
Bagdad era una ciudad cosmopolita, "un microcosmo de las numerosas comunidades étnicas y religiosas de Irak", según recuerda DePetris. "El surgimiento del Estado Islámico, la mínima presencia estadounidense, un gobierno inestable y un ejército débil han dado lugar a una situación en la ciudad casi idéntica a la del 2006", opina DePetris.
Sin embargo, las atrocidades del 2006 son también actualidad hoy en día, según la reciente investigación de Amnistía Internacional. "Algunas milicias chiítas creen que los suníes mayores que van o viven cerca de las regiones ocupadas por el Estado Islámico son terroristas o partidarios de ellos, y por esto muchas veces son víctimas. Algunos milicianos quieren vengarse de los chiítas por los crímenes cometidos por los terroristas chiítas en el pasado".
Lo que resulta igualmente preocupante, según opina DePetris, es que las milicias chiítas influyen en las autoridades iraquíes. El anterior primer ministro, Nouri Al-Maliki, quedó "tan aterrorizado" que ordenó que cada hombre sano se uniera a las fuerzas estatales. El nuevo primer ministro, Haider Al-Abadi, disolvió todas las milicias, lo que, opina DePetris, es una decisión positiva.
Sin embargo, "el reto principal pendiente de Abadi es frenar la proliferación de las milicias y la violencia contra la comunidad suní", concluye DePetris.
Al Qaeda asesinaba a la locales en todas partes de la ciudad, centrándose sobre todo en las áreas de población chiíta. "Las milicias chiítas respondieron la agresión, muchas veces con la aprobación del ejército iraquí, ejecutando a los suníes de la manera más brutal posible", según recuerda DePetris.
Bagdad era una ciudad cosmopolita, "un microcosmo de las numerosas comunidades étnicas y religiosas de Irak", según recuerda DePetris. "El surgimiento del Estado Islámico, la mínima presencia estadounidense, un gobierno inestable y un ejército débil han dado lugar a una situación en la ciudad casi idéntica a la del 2006", opina DePetris.
Sin embargo, las atrocidades del 2006 son también actualidad hoy en día, según la reciente investigación de Amnistía Internacional. "Algunas milicias chiítas creen que los suníes mayores que van o viven cerca de las regiones ocupadas por el Estado Islámico son terroristas o partidarios de ellos, y por esto muchas veces son víctimas. Algunos milicianos quieren vengarse de los chiítas por los crímenes cometidos por los terroristas chiítas en el pasado".
Lo que resulta igualmente preocupante, según opina DePetris, es que las milicias chiítas influyen en las autoridades iraquíes. El anterior primer ministro, Nouri Al-Maliki, quedó "tan aterrorizado" que ordenó que cada hombre sano se uniera a las fuerzas estatales. El nuevo primer ministro, Haider Al-Abadi, disolvió todas las milicias, lo que, opina DePetris, es una decisión positiva.
Sin embargo, "el reto principal pendiente de Abadi es frenar la proliferación de las milicias y la violencia contra la comunidad suní", concluye DePetris.
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