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Medios admiten los intentos fallidos de Occidente de presionar a Putin en el G-20
Tras la cumbre del G-20 en Australia medios occidentales llamaron la atención sobre el aumento del aislamiento de Vladímir Putin y de Rusia. Sin embargo, algunos periódicos subrayan que todos los intentos de presionar al presidente ruso fracasaron.
El portal estadounidense Bloomberg destaca que Vladímir Putin resistió una lluvia de críticas por parte de los líderes mundiales repitiendo la misma idea de que las tropas rusas no están operando en Ucrania. El autor del comentario cree que los líderes se dan cuenta de que no pueden permitirse el ostracismo completo de Putin.
Por su parte, el periódico británico 'The Telegraph' destaca que la disputa entre Occidente y Rusia supondría un lastre para el crecimiento económico mundial durante años, y advierte que los intentos de presentar a Putin como un líder aislado con elobjetivo de hacerle menos popular en su país no han funcionado, ya que su popularidad en Rusia nunca ha sido tan alta.
Al mismo tiempo, el diario español 'La Vanguardia' apunta que en todas las cumbres a Vladímir Putin lo tratan de presentar como el malo de la película. El autor del artículo destaca que cualquier mal gesto del presidente es el tesoro más preciado para los medios, ahora que faltan líderes carismáticos como, por ejemplo, Hugo Chávez.
Yusuf Fernández, secretario de la Federación Musulmana de España destaca que la postura rusa en el G-20 representa un nuevo planteamiento que permitiría la creación de un mundo multipolar. "La postura de Rusia de un planteamiento nuevo permite una democratización, no un mundo multipolar, donde exista un polo económico que domine a los demás", comenta a RT. A su juicio, Rusia ha trabajado en este sentido dentro del BRICS para lograr una mayor redistribución de la riqueza a nivel mundial y lograr un orden económico más justo.
El desarrollo de la infraestructura, la lucha contra el ébola, el desempleo y la transformación de las instituciones energéticas a nivel mundial fueron los temas principales de la cumbre, que muchos calificaron como útil y constructiva, y que estuvo marcada por un calor achicharrante, tanto en las calles de Brisbane, la tercera ciudad más grande de Australia, como en las reuniones de los líderes del G-20.
El presidente ruso empezó su programa reuniéndose con sus colegas del BRICS. Los países en desarrollo discutieron las condiciones de la creación del Banco de este organismo que junto con el fondo de reservas monetarias suman por ahora un capital de 200.000 millones de dólares, algo que abre nuevas posibilidades a la cooperación entre los miembros.
La crisis ucraniana no se mencionó en las reuniones oficiales del foro del G-20, si bien fue el tema principal de todos los encuentros bilaterales que el presidente ruso mantuvo con los representantes de Alemania, Gran Bretaña, Italia y Francia. utin destacó que esas reuniones fueron bastante útiles para que él mismo entendiera la preocupación de Occidente por el conflicto en el país y para que ellos entendieran la postura rusa sobre la situación en el sureste ucraniano.
En vísperas de esta gran reunión de los líderes de las 20 economías más grandes del planeta, medios australianos formaron un verdadero frente contra la política rusa. Sin embargo, pese a las fuertes críticas al presidente Putin y alguna que otra amenaza por parte de sus colegas, en las reuniones de Brisbane los reproches brillaron por su ausencia.
Tras el primer día del G-20 los periódicos internacionales escribieron que Putin decidió dejar la cumbre antes de lo previsto por la presión de sus homólogos de Occidente, algo que el presidente ha negado, esgrimiendo que las reuniones ya habían acabado y que le esperaba mucho trabajo en Moscú. Apenas el avión presidencial ruso despegó de Australia, cuando Baraсk Obama reunió a sus homólogos europeos para hablar del problema ucraniano y sus relaciones con Rusia.
Antes de la llegada de Vladímir Putin a Brisbane, el primer ministro australiano, Tony Abbott, declaró que iba a realizar un placaje al presidente ruso por la tragedia del avión malasio MH17. El mandatario, que utilizó la expresión 'shirtfront' que proviene del lenguaje de fútbol australiano, no cumplió sus promesas y recibió al presidente ruso con una amable sonrisa. Putin aseguró después que Abbott creó en la cumbre una atmósfera de trabajo buena, agradable y de bienvenida. Los dos líderes incluso posaron juntos en una sesión de fotos con koalas en sus brazos.
Por su parte, el periódico británico 'The Telegraph' destaca que la disputa entre Occidente y Rusia supondría un lastre para el crecimiento económico mundial durante años, y advierte que los intentos de presentar a Putin como un líder aislado con elobjetivo de hacerle menos popular en su país no han funcionado, ya que su popularidad en Rusia nunca ha sido tan alta.
Al mismo tiempo, el diario español 'La Vanguardia' apunta que en todas las cumbres a Vladímir Putin lo tratan de presentar como el malo de la película. El autor del artículo destaca que cualquier mal gesto del presidente es el tesoro más preciado para los medios, ahora que faltan líderes carismáticos como, por ejemplo, Hugo Chávez.
Yusuf Fernández, secretario de la Federación Musulmana de España destaca que la postura rusa en el G-20 representa un nuevo planteamiento que permitiría la creación de un mundo multipolar. "La postura de Rusia de un planteamiento nuevo permite una democratización, no un mundo multipolar, donde exista un polo económico que domine a los demás", comenta a RT. A su juicio, Rusia ha trabajado en este sentido dentro del BRICS para lograr una mayor redistribución de la riqueza a nivel mundial y lograr un orden económico más justo.
El desarrollo de la infraestructura, la lucha contra el ébola, el desempleo y la transformación de las instituciones energéticas a nivel mundial fueron los temas principales de la cumbre, que muchos calificaron como útil y constructiva, y que estuvo marcada por un calor achicharrante, tanto en las calles de Brisbane, la tercera ciudad más grande de Australia, como en las reuniones de los líderes del G-20.
El presidente ruso empezó su programa reuniéndose con sus colegas del BRICS. Los países en desarrollo discutieron las condiciones de la creación del Banco de este organismo que junto con el fondo de reservas monetarias suman por ahora un capital de 200.000 millones de dólares, algo que abre nuevas posibilidades a la cooperación entre los miembros.
La crisis ucraniana no se mencionó en las reuniones oficiales del foro del G-20, si bien fue el tema principal de todos los encuentros bilaterales que el presidente ruso mantuvo con los representantes de Alemania, Gran Bretaña, Italia y Francia. utin destacó que esas reuniones fueron bastante útiles para que él mismo entendiera la preocupación de Occidente por el conflicto en el país y para que ellos entendieran la postura rusa sobre la situación en el sureste ucraniano.
En vísperas de esta gran reunión de los líderes de las 20 economías más grandes del planeta, medios australianos formaron un verdadero frente contra la política rusa. Sin embargo, pese a las fuertes críticas al presidente Putin y alguna que otra amenaza por parte de sus colegas, en las reuniones de Brisbane los reproches brillaron por su ausencia.
Tras el primer día del G-20 los periódicos internacionales escribieron que Putin decidió dejar la cumbre antes de lo previsto por la presión de sus homólogos de Occidente, algo que el presidente ha negado, esgrimiendo que las reuniones ya habían acabado y que le esperaba mucho trabajo en Moscú. Apenas el avión presidencial ruso despegó de Australia, cuando Baraсk Obama reunió a sus homólogos europeos para hablar del problema ucraniano y sus relaciones con Rusia.
Antes de la llegada de Vladímir Putin a Brisbane, el primer ministro australiano, Tony Abbott, declaró que iba a realizar un placaje al presidente ruso por la tragedia del avión malasio MH17. El mandatario, que utilizó la expresión 'shirtfront' que proviene del lenguaje de fútbol australiano, no cumplió sus promesas y recibió al presidente ruso con una amable sonrisa. Putin aseguró después que Abbott creó en la cumbre una atmósfera de trabajo buena, agradable y de bienvenida. Los dos líderes incluso posaron juntos en una sesión de fotos con koalas en sus brazos.
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