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Activista: "Libia se adentra en un terreno desconocido sin seguridad alguna"
Después de experimentar un brusco cambio de régimen tras la intervención occidental, Libia sigue viviendo presa de la inseguridad.
Los secuestros y los asesinatos son cada vez más comunes en Libia, lo que desesperanza a la población, mientras las autoridades afirman que la situación no es tan trágica y que se trata de una "propaganda mediática".
Transcurridos tres años de la caída de Gaddafi, la nación africana se encuentra dividida y al borde de la guerra civil con dos gobiernos ejecutivos disputándose el poder. Sobre el terreno las fuerzas armadas y los yihadistas protagonizan una auténtica contienda.
No obstante, la producción de petróleo se ha estabilizado, la oferta ha crecido y, pese a todas sus conflictos, el país abastece de nuevo a las multinacionales del sector petrolero.
Una manifestación que exigía el fin de la violencia y la impunidad de las milicias en Libia acabó en Trípoli tras la orden del jefe del Estado Mayor de retirar las tropas de la capital. El acoso de los movimientos yihadistas, que campan a sus anchas, contra los movimientos civiles prodemocráticos se ha acentuado.
"El número de muertes, secuestros y amenazas nos han hecho incluso desplazarnos. Nunca creímos que fuéramos a llegar a esto", comenta a RT Sara, activista anti-yihadista. "El principal problema es cuando alguien pierde la esperanza, y muchos de nosotros ya hemos llegado a ese punto, entramos en un terreno desconocido, sin seguridad de ningún tipo", añade la activista.
Sin registros oficiales por parte de unas autoridades asediadas por la inestabilidad y sin testimonio posible por parte de organizaciones humanitarias ni de observadores, los activistas estiman que 25 miembros han desaparecido desde agosto solo en Trípoli. Muchos han optado por el silencio o incluso por huir y dejar atrás un país cada vez más inhóspito.
Sin embargo, las autoridades de la capital desmientan las afirmaciones de los activistas afirmando que, probablemente, todo se trata de una campaña mediática. "Hasta el momento no hemos recibido ni una sola información oficial en este Ministerio de desapariciones, y es por eso que creemos que se trata más bien de una cuestión de propaganda mediática", dijo el ministro de mártires y desaparecidos, Mohamed Al-Jazwi.
Transcurridos tres años de la caída de Gaddafi, la nación africana se encuentra dividida y al borde de la guerra civil con dos gobiernos ejecutivos disputándose el poder. Sobre el terreno las fuerzas armadas y los yihadistas protagonizan una auténtica contienda.
No obstante, la producción de petróleo se ha estabilizado, la oferta ha crecido y, pese a todas sus conflictos, el país abastece de nuevo a las multinacionales del sector petrolero.
Una manifestación que exigía el fin de la violencia y la impunidad de las milicias en Libia acabó en Trípoli tras la orden del jefe del Estado Mayor de retirar las tropas de la capital. El acoso de los movimientos yihadistas, que campan a sus anchas, contra los movimientos civiles prodemocráticos se ha acentuado.
"El número de muertes, secuestros y amenazas nos han hecho incluso desplazarnos. Nunca creímos que fuéramos a llegar a esto", comenta a RT Sara, activista anti-yihadista. "El principal problema es cuando alguien pierde la esperanza, y muchos de nosotros ya hemos llegado a ese punto, entramos en un terreno desconocido, sin seguridad de ningún tipo", añade la activista.
Sin registros oficiales por parte de unas autoridades asediadas por la inestabilidad y sin testimonio posible por parte de organizaciones humanitarias ni de observadores, los activistas estiman que 25 miembros han desaparecido desde agosto solo en Trípoli. Muchos han optado por el silencio o incluso por huir y dejar atrás un país cada vez más inhóspito.
Sin embargo, las autoridades de la capital desmientan las afirmaciones de los activistas afirmando que, probablemente, todo se trata de una campaña mediática. "Hasta el momento no hemos recibido ni una sola información oficial en este Ministerio de desapariciones, y es por eso que creemos que se trata más bien de una cuestión de propaganda mediática", dijo el ministro de mártires y desaparecidos, Mohamed Al-Jazwi.
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