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Los nazis planeaban matar a los aliados con cigarrillos, azúcar y café

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Morir después de tomar una taza de café con azúcar, de fumar un cigarillo o de abrir una puerta. Estas son algunas de las variantes que los nazis inventaron para generar situaciones de pánico entre los aliados y posibilitar la llegada del Cuarto Reich.

Morir después de tomar una taza de café con azúcar, de fumar un cigarillo o de abrir una puerta. Estas son algunas de las variantes que los nazis inventaron para generar situaciones de pánico entre los aliados y posibilitar la llegada del Cuarto Reich.

Esta información fue revelada por algunos documentos, hasta ahora secretos, del servicio de inteligencia del Reino Unido, MI5.

Los nazis planeaban enviar a sus agentes a todos los lugares del mundo para que lanzasen una campaña de sabotaje. Los agentes estaban equipados con medios diferentes que podrían causar la muerte. Llevaban píldoras tóxicas parecidas aspirinas y cigarrillos que causaban dolores de cabeza. Ofrecían un cigarrillo a la víctima y después, cuando se quejaba por los dolores, le daban la aspirina mortífera. Las agentes femeninas portaban consigo espejitos con pequeñas armas venenosas detrás. 

Para los casos en los que la víctima era invitada a la casa del agente, tenían café y azúcar con veneno que también provocaban los mismos resultados letales.  

Además había polvo venenoso para espolvorear diferentes superficies, como barras de chocolate, azúcar y café con veneno.

Según indican los documentos publicados uno de los potenciales agentes contó que un comandante nazi le había asegurado que si las cosas iban mal para ellos en la guerra, Alemania recurriría a otros métodos como "la guerra bacteriológica".

El veneno debía funcionar sólo después de varias horas o de algunos días tal y como indica el documento revelado: “Es importante que los bandidos no mueran en la casa a la que fueron invitados, pero sí después”.

Los alemanes nazis también debían llevar consigo una pistola minúscula capaz de hacer dos disparos.

La información contenida en los documentos la confesaron cuatro agentes alemanes que fueron lanzados con paracaídas a la localidad de Ayon en Francia en Marzo de 1945. El entonces jefe de la sección de espionaje en el MI5, Lord Rothschild, confiscó una barrita de chocolate y una lata de Nescafe para examinar si contenían algún veneno.

Como conclusión el MI5 imponía en el documento la regla de que "comer comida alemana o fumar cigarrillos alemanes esté completamente prohibido bajo la amenaza de castigo".

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