Gagarin. El secreto de su encanto

Yuri Gagarin se convirtió en ídolo de la humanidad en un solo día. Desde el 12 de abril de 1961, a millones de personas le interesan los detalles de la vida de Gagarin. ¿Cómo era su vida cotidiana? ¿Cómo se formó su carácter? ¿Cómo eran las relaciones con sus padres, su mujer y sus hijas? ¿Cuál era el secreto de su encanto?

¿Qué es lo que sabemos sobre el carácter de Gagarin? Sabía mantener la calma en situaciones de cualquier tipo, fue una persona disciplinada y tomaba decisiones de forma rápida. Colegas, amigos y muchas personas que lo vieron solo una vez, de forma unánime destacan su amigabilidad, su extrovertismo y sinceridad. Con todo el mundo se comportaba de forma igual y no se volvía presumido con nadie.

Siempre se encontraba de buen humor, por lo tanto, su sonrisa en las fotos no es por su habilidad de posar, sino por su estado del alma. Adoraba de forma sincera su trabajo y no menos sinceramente a su familia. Regularmente visitaba a sus padres. Siempre cuando tenía la posibilidad iba a ver a su esposa y a sus hijas, y cuando se encontraba lejos de ellas escribía cartas a Valentina (su esposa) llenas de amor y ternura.

Su matrimonio logró conservar sentimientos sinceros en condiciones de trabajo tenso y los permanentes viajes de Yuri. Según muchos testimonios, la pareja vivía feliz y nunca se peleaban; en su hogar siempre se escuchaban risas y bromas. A Gagarin le gustaba pasar tiempo con sus hijas, dar paseos, hacer ejercicio físico, montar fiestas infantiles y bailes de disfraces. Con su mujer Valentina a menudo iban a patinar y practicaban esquí náutico.

Yuri Gagarin no contaba muchas cosas de su trabajo, puesto que la mayor parte de toda la información era secreta. Una vez, mientras visitaba a sus padres, empezaron a hablar de que si ya para aquellos momentos habían aprendido cómo mandar perros al espacio y si era probable que mandaran a un hombre también. Yuri exclamó:

— ¡Claro que lo enviarán!

Entonces su padre se indignó.

— ¿Acaso tú vas a ir?

—Sí me dan la orden, voy.

— ¿Cómo es que vas a ir? Allí necesitan a un científico, no es tu nivel.

Cuando por la radio transmitieron la noticia sobre que el primer hombre en volar al espacio era Yuri Gagarin, su madre no dudó ni un minuto en que aquel hombre era precisamente su hijo. Sin embargo, el padre pensaba de forma diferente: “Es una coincidencia. ¿Quién sabe cuántos hombres hay con el mismo nombre?”, y se fue al trabajo. Valentina se enteró del vuelo de su esposo a través de un vecino. Ellos lograron encontrarse solo el 14 de abril, día cuando Gagarin llegó a Moscú.

La fama mundial se convirtió para Gagarin en un verdadero reto. A pesar de que durante algunos años tuvo que participar casi diariamente en diferentes eventos, Yuri no sufrió de exceso de estrellato. Seguía invitando a sus vecinos a su casa o a tener picnics en el bosque; nunca se negaba a conceder entrevistas o dar autógrafos.

Un día a Yuri le mandaron de regalo un camión entero lleno de juguetes. Al verlo, se echó a reír y pidió que llevaran ese camión a una guardería infantil. Se vistió rápidamente, subió al camión y se fue señalando el camino.

Para millones de personas (y no solo ciudadanos soviéticos), el ejemplo de Gagarin era y sigue siendo un importante punto de referencia en sus vidas. Por esta razón, no es tan importante si la elección de Gagarin para el puesto de primer cosmonauta fue casual o lógica; lo más significativo es que Gagarin siempre gozó de amor y simpatía.