Libia, todavía lejos de la libertad que tanto ansía
El líder de la oposición libia, Mustafa Abdul Yalil, apareció ayer por primera vez para hablar ante la muchedumbre en el centro de Trípoli, el lugar donde hasta hace poco se concentraban amplias manifestaciones a favor de Gaddafi.
Llamó al pueblo a evitar la venganza y a luchar por la democracia basada en la ley islámica. Anticipó también que habrá mujeres encabezando ministerios.
Un corresponsal de RT se encuentra ahora en Trípoli e informa sobre los acontecimientos desde el mismo lugar. Cuenta que el cántico más escuchado en la capital desde que los antigadafistas tomaron la ciudad a finales de agosto es "Libia libre, Gaddafi vete ya". De la bandera verde que instauró el coronel con la proclamación de la Yamahiriya ya no queda rastro... al menos en las calles. Y la palabra 'libertad' está plasmada en gran parte de los muros de la capital. ¿Pero dónde están ahora las grandes masas que apoyaban a Gaddafi?
"Me gustaría que Gaddafi volviera"
Un corresponsal de RT visitó Abu Salim, uno de los últimos barrios que permanecieron fieles al coronel. El ambiente que reina allí es totalmente distinto al de otras zonas de la urbe. Los locales se muestran temerosos y muy prudentes al referirse a la nueva situación del país. Nadie habla mal de las nuevas autoridades libias. Pero al fin y al cabo, el corresponsal de RT logró convencer a algunos para que se decidieran a expresar lo que realmente piensan.
"Me gustaría que Gaddafi volviera. Los rebeldes han acabado con la seguridad y ponen en peligro a nuestras familias. Estamos asustados. Han venido para destrozar el país y no lo merecemos", afirma Hasan, un ciudadano de este barrio.
Hasan tiene miedo y prefiere no mostrar su rostro. Dice que se ve obligado a alabar a los antigadafistas al cruzar los abundantes puestos de control en las carreteras, donde los intercambios de saludos como "Adiós, Gaddafi" y "Libia libre" se han hecho habituales entre los conductores y los militares.
"Si les dijera que quiero que vuelva Gaddafi, me dispararían. ¡Pum, pum! Eso no es libertad", continúa Hasan.
Todavía hay vestigios del régimen de Gaddafi, lo demás son escombros
Hasan ya ha tomado confianza con el grupo de RT y, junto a un grupo de amigos que prefirieron no aparecer en cámara, les acompañó hasta un hospital que está completamente en ruinas y todavía hay restos de material médico. En su interior, el hedor es insoportable.
Según los vecinos de esta zona, este hospital fue destruido completamente por las fuerzas rebeldes. Todavía se pueden ver vestigios del régimen de Gaddafi. Todo lo demás son escombros y todavía temen que haya cuerpos debajo de ellos. Están alertados porque nadie viene a retirarlos y ellos tampoco se atreven a entrar aquí porque temen que existan explosivos y que puedan correr peligro al adentrarse en una sala que ha quedado así de devastada.
Pero este barrio obrero no es el único lugar donde encontramos seguidores de Gaddafi o, simplemente, insatisfechos con las nuevas autoridades. Mohamed, un joven empresario, dice estar disconforme con el nuevo rumbo que está tomando su país e incluso se plantea abandonarlo si las cosas no cambian.
"Puedes hablar mal de Gaddafi, pero no puedes decirlo sobre los rebeldes"
"Ya no tenemos ningún futuro en Libia. ¿Por qué? Sobre todo porque hemos perdido la seguridad, ya no hay seguridad".
Mohamed se refiere a las armas. Se desconoce el número exacto que hay en manos de civiles, pero en Trípoli, por ejemplo, es difícil ver a un hombre sin un fusil en las manos. Y es raro el momento en que no se escuchan disparos al aire a modo de celebración. Pero todavía hay algo que a Mohamed le preocupa más.
"Puedes hablar mal de Gaddafi, pero no puedes decir ni una mala palabra sobre los rebeldes o el Consejo Nacional de Transición. ¿Y están hablando de democracia? Yo creo que eso no es democracia", sostiene emocionado.
Y esto hace que muchos opinen que la situación de hecho sigue siendo la misma: al igual que en los tiempos de Gaddafi uno tiene que pensárselo dos veces antes de expresar abiertamente sus ideas. Y a pesar de los cambios drásticos que vive el país, por ahora parece que los libios están lejos de tener la libertad plena que tanto ansían.