Aumenta el reparto de cupones de alimentación en Estados Unidos
La cifra de estadounidenses que reciben ayuda del Gobierno para comprar alimentos escala a niveles récord. La ineficacia del Gobierno en placar la crisis económica está obligando a que familias de clase media miren cuidadosamente su presupuesto para poder llegar a fin de mes.
Crece el número de pobres en Nueva Jersey...
A pesar de ser uno de los estados más ricos del país, en los últimos tres años Nueva Jersey ha visto crecer el número de gente necesitada, así como el de aspirantes a recibir asistencia estatal. En los últimos cuatro años se ha duplicado la cifra de residentes que reciben cupones de alimentos en este estado. Casi uno de cada diez ciudadanos está inscrito en el programa de vales de alimentos.
... y en el resto del país
Y la simple fórmula de: a más empleo mayores ingresos, no parece ser la solución. En el estado de Texas, donde el propio gobernador se jacta de haber creado un millón de empleos, el número de residentes dependientes de estos vales (que proporcionan en promedio un dólar de comida por persona) es el mayor de su historia.
En ese mismo estado vive Michael Chávez, de 55 años, residente en Houston y desempleado desde julio, mes en el que fue despedido del taller de pintura de autos en el que trabajaba, y que tuvo que recurrir también al programa de ayuda de alimentos.
"No me gusta hacer esto, pero no tengo otra opción", dice Chávez mientras hace fila en la oficina estatal.
La capital, Washington DC, es la primera en la lista, con el 21.5% de la población beneficiarios del Programa Suplementario de Asistencia Nutricional(SNAP por sus siglas en inglés).
El SNAP, ¿una apuesta sostenible?
La crisis, la falta de oportunidades, los bajos salarios, la deuda pública, el desempleo y los embargos hipotecarios se traducen en pobreza en la gran potencia mundial o lo que es lo mismo: 49 millones de personas (un 16% de la población) incluyendo niños, viviendo bajo el umbral de la pobreza.
La nación sigue buscando el modo de reducir esta cifra y apuesta por medidas como el SNAP, que junto con el Programa de cupones de alimentos, creado en 1977, tiene la finalidad de permitir que familias de bajos ingresos obtengan una dieta más nutritiva.
Randi Shubin Dresner, presidenta y CEO de Long Island Harvest, una agencia no lucrativa con base en Mineola, Nueva York, conoce muy de cerca la problemática alimenticia que, como afirma ella misma, no se limita a los barrios pobres.
“El hambre está en todas partes y hay más gente que nunca buscando ayuda de alimentos” sostiene Randi.
El analista del Centro sobre Presupuesto y Prioridades Políticas, Ed Bolen, asegura que el SNAP es cada vez más un programa cuyos beneficios van a parar a manos de trabajadores con salarios bajos. Si para la recuperación económica, el país se centra en el crecimiento de ocupaciones con sueldos mínimos, es probable que la situación empeore todavía más, concluye Bolen.