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Vladímir Putin: "Necesitamos una nueva economía"

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El primer ministro de Rusia y candidato a la Presidencia del país por Rusia Unida, Vladímir Putin, ha publicado un nuevo artículo en el que esboza su visión sobre los cambios en la economía que necesita el país, el futuro de las altas tecnologías rusas y el lugar que ocupa Rusia en el mercado int
Vladímir Putin: "Necesitamos una nueva economía"

El primer ministro de Rusia y candidato a la Presidencia del país por Rusia Unida, Vladímir Putin, ha publicado un nuevo artículo en el que esboza su visión sobre los cambios en la economía que necesita el país, el futuro de las altas tecnologías rusas y el lugar que ocupa Rusia en el mercado internacional. A continuación, reproducimos el texto completo de la publicación.

Vivimos en un momento de cambios fundamentales en la situación económica mundial. Nunca antes el desarrollo tecnológico ha sido tan rápido. Muchas cosas habituales que nos rodean hoy, parecían algo fantástico tan solo hace 15 o 20 años. Nunca la lucha por el liderazgo global había sido tan intensa. Hoy vemos como algunos países que ayer ocupaban posiciones inalterables empiezan a ceder ante otros países a los que antes mirábamos por encima del hombro. La población nunca ha tenido que enfrentarse a un riesgo de desastres industriales tan alto y las amenazas al medio ambiente nunca han sido tan serias. Pero tampoco nunca antes las capacidades de la humanidad fueron tan altas. Gana el que mejor utiliza sus capacidades.

En tales condiciones, es importante asegurar un desarrollo progresivo y estable de nuestra economía, proteger lo mejor posible a nuestros ciudadanos de los golpes de las crisis y al mismo tiempo lograr una rápida e irreversible renovación de todos los aspectos de la economía, desde la base material y técnica hasta la política económica del Estado.

La posición de Rusia en la división del trabajo global

Después de la caída del bloque soviético, Rusia tuvo que incluirse en la división del trabajo global, donde las fuerzas y proporciones se habían conformado sin su participación y además en oposición a la URSS. Los mercados de los países desarrollados estaban rodeados por numerosas barreras para proteger sus intereses. Otro problema para la integración de Rusia en la economía mundial fue la diferencia tecnológica.

Sin embargo, en estas condiciones pudimos construir una economía que se convirtió en una parte orgánica del mundo. Lo conseguimos generalmente gracias a los recursos naturales. Más de la cuarta parte del PIB ruso es el resultado de las exportaciones de gas, petróleo, metales, madera y otras materias primas.

Hoy en día, Rusia depende de la economía mundial por estar integrada en ella más que muchos otros países.

Es evidente la dependencia económica de las materias primas. El complejo económico nacional de la Unión Soviética, autocrático y cerrado, era incapaz de funcionar en condiciones nuevas. Durante el paso a la economía de mercado – a menudo aleatorio – sobrevivieron solo las ramas de la industria más solventes, relacionadas con la exportación de materias primas no procesadas y artículos prefabricados. De hecho, se ha dado una desindustrialización masiva, acompañada por una caída de la calidad y un atraso de la estructura industrial. De ahí proviene la dependencia de la importación de productos de consumo y tecnología, la dependencia de los precios de los principales productos exportados, es decir, de factores que apenas podemos controlar.

Tener una economía que no puede asegurar la estabilidad ni la soberanía ni el bienestar de los ciudadanos, es algo que Rusia no puede permitirse. Necesitamos una economía nueva de industrias e infraestructuras competitivas, de servicios públicos desarrollados, de agricultura eficaz. Una economía sobre una base tecnológica moderna. Necesitamos encontrar un mecanismo rápido y eficaz de renovación económica, así como enormes recursos materiales y humanos.

Pero en el proceso de diversificación económica no podemos apoyarnos en el proteccionismo. Y no es porque hayamos ingresado en la Organización Mundial de Comercio (OMC). Al revés, lo hicimos precisamente porque tanto nuestra producción como el consumo dependen del mercado externo.

Pero son nuestros ciudadanos y empresas los  que pagan los altos aranceles de importación. Un proteccionismo excesivo siempre lleva al estancamiento, a la baja calidad y a los precios altos.

Superar el retraso tecnológico

Tenemos que encontrar soluciones para superar una dependencia tecnológica unilateral que se está formando ahora.

Está claro que ahora nadie se atrevería a repetir la experiencia de la URSS que en su rivalidad con Occidente elaboró una base tecnológica totalmente autónoma. Como consecuencia, en las condiciones de aislamiento, la mayor parte de las tecnologías ‘originales’ se situaron por detrás de sus competidores, algo que se hizo evidente tras la caída del Telón de Acero.

No hay duda de que hablamos de un guión distinto. Rusia debe ocupar un lugar significativo en la división del trabajo mundial, no solo como proveedor de materias primas y energía, sino también como productora de tecnologías innovadoras en varios sectores de la industria. Si no pasa esto, solo vamos a desperdiciar nuestros recursos, gastándolos para adquirir artículos, materiales y medicamentos cada vez más avanzados y caros, siendo incapaces de producirlos por nuestra propia cuenta. Al mismo tiempo, el peso de tales productos en el PIB mundial irá creciendo, mientras que el de las materias primas y servicios tradicionales disminuirá.

Para recuperar el liderazgo tecnológico, necesitamos establecer unas prioridades. Los ‘candidatos’ son la farmacéutica, la alta tecnología química, materiales compuestos y no metálicos, la aviación, las tecnologías informáticas y de comunicación y la nanotecnología. Además, la industria nuclear y la aeroespacial, donde aún conservamos el liderazgo. La lista no está cerrada, todo depende de la coyuntura del mercado mundial y también de las iniciativas de los empresarios y trabajadores.

A menudo se dice que Rusia no necesita política industrial, que el Estado puede equivocarse dando preferencia a unos sectores ante otros, apoyando a los menos eficaces, y que las prioridades deberían formarse en condiciones de libre competencia. Es difícil discutir esta opinión, aunque solo es justa en condiciones de igualdad. Hemos pasado por el periodo de la desindustrialización y la estructura de la economía está desequilibrada. Los grandes capitales privados no llegan a los sectores nuevos por su propia voluntad debido a los altos riesgos que supone. Sin duda, vamos a crear estímulos fiscales y de aranceles para dirigir las inversiones a sectores innovadores. Pero el efecto se verá solo dentro de unos años y si no aparecen otros ámbitos más atractivos para los inversores. Y es que el capital no respeta fronteras. ¿Estamos dispuestos a arriesgar el futuro de Rusia en aras de la teoría económica?

Precisamente las prioridades de la política industrial inspiraron la creación de las grandes corporaciones estatales y los ‘holdings’ de estructura vertical de integración, tales como Rosatom, Rostecnológuia, la Corporación de Aviación o la Corporación de Construcción Naval. El objetivo era impedir la destrucción de la industria de alta tecnología, conservar el potencial científico y de producción a través de la consolidación de los recursos y de una gestión centralizada. Podemos decir que hemos cumplido este objetivo.

Tuvimos que unir activos que formalmente pertenecían al Estado pero que se gestionaban por separado y que en muchos casos habían perdido relación con los centros científicos y de construcción.
El resultado de la estrategia de holdings debe ser la aparición de corporaciones competitivas a nivel global, de alta capitalización, que encuentren su lugar y amplíen su presencia en el mercado mundial. Estas corporaciones, que combinan investigación y diseño con producción, suministro y servicio de sus productos, son las que ahora dominan el mercado mundial de aeronáutica, construcción naval, tecnologías informáticas, farmacéutica y maquinaria médica. Además, hacen pedidos a las compañías pequeñas y compran ‘startups’ eficaces.

De momento la mayoría de estas estructuras integradas no son competitivas a nivel mundial, ni son rentables de manera estable. Pero no queremos abandonar nuestra iniciativa a mitad de camino. En algunos sectores –como la aviación– el complicado proceso de consolidación de activos ha finalizado solo ahora. Pero es evidente que se aproxima la evaluación de la viabilidad de cada uno de estos proyectos. Hoy en día necesitan un máximo dirigente muy competente en el negocio de innovaciones.

Me gustaría subrayar que el Estado dirigió sus esfuerzos a la recuperación del potencial de Rusia para competir en sectores donde en el mercado mundial solo hay unos cuantos actores. No se trataba de apartar a las iniciativas privadas, ya que simplemente no existe en estos sectores. No es correcto concluir que hay una ampliación del capitalismo estatal, analizando nuestro trabajo de unificación, reorganización y preparativos para la venta de activos.

Para cada una de estas compañías tenemos elaborado un plan de reorganización y de salida al mercado. Parte de ellas se convertirán en empresas públicas con emisión de paquetes de acciones. Esto sucederá con Rostecnologui, Rosavtodor y Rosatom (su parte civil), entre otras. No es una labor de un solo día, pero tampoco debemos retrasar este asunto. Considero que para 2016 es posible reducir la participación del Estado en algunas compañías del sector primario y concluir la salida del capital estatal de las grandes compañías manufactureras (de las que no son monopolios naturales ni se refieren al complejo de Defensa nacional).

Esperamos ver una participación activa del capital ruso en la privatización y en el futuro desarrollo de los activos de alta tecnología. Al mismo tiempo hay que buscar compradores internacionales que puedan no solo invertir en el sector científico y la producción, sino también aportar su prestigio en los mercados mundiales.

La experiencia y el éxito de la modernización económica de países como Corea del Sur y China demuestran que el impulso del Estado es necesario y que su efecto pesa más que el riesgo de equivocarse. Sin esfuerzos convergentes será difícil realizar la diversificación. Pero teniendo en cuenta los riesgos del método selectivo, debemos hacer que la política de preferencias y apoyo estatal sea lo más transparente posible, abierta a la evaluación y la crítica por parte de los competidores y los profesionales.

La competencia, que es la base de la economía moderna, se basa en que las corporaciones que elaboran y poseen la tecnología punta intentan no permitir el acceso al ‘núcleo tecnológico’ a los consumidores de estas tecnologías. Y no se trata solamente de los estudios experimentales, se trata también del ciclo entero del servicio de las tecnologías. Nosotros lo hemos comprobado por nuestra propia experiencia cuando en condiciones de crisis las compañías rusas trataron de comprar una serie de activos en el extranjero. En cuanto mencionamos los complejos tecnológicos de ciclo completo, incluso en la industria automovilística, nuestros socios occidentales nos dieron la luz roja inmediatamente.

Al vender alta tecnología, la empresa proveedora intenta mantener la posesión de los elementos más complicados del servicio del equipamiento y de los procesos tecnológicos. De este modo el comprador se vuelve dependiente del proveedor, no solo tecnológicamente, sino también económicamente. Si un país se queda en la periferia de las decisiones tecnológicas avanzadas, empieza a sufrir pérdidas económicas permanentes. Incluso si los productos se fabrican en su territorio, la mayor parte del beneficio va a los países donde se ubican las oficinas centrales y de diseño y los laboratorios.

Por esta razón los países desarrollados se basan en los principios de cooperación tecnológica. Su interdependencia fomenta la estabilidad económica y política.

El ciclo innovador de la economía rusa

La condición principal para que haya demanda económica de innovaciones es la competencia. Solo la competencia hace que las empresas privadas busquen soluciones tecnológicas mejores y renueven sus productos. Veo todos los desafíos que aparecieron para una serie de sectores nacionales tras el ingreso de nuestro país en la OMC. Quiero asegurarles que voy a hacer todo lo posible para suavizar las dificultades del periodo de transición. Pero todos los fabricantes de productos industriales tienen que entender que el tiempo de los mercados nacionales se acabó. No habrá más nichos cómodos. En la producción de altas tecnologías existe solo un mercado: el mercado global.

Hay otra cara de la moneda, la propuesta de innovaciones. La economía rusa no solo puede comprar, sino también generar innovaciones. Nuestro lugar en el mundo del futuro depende de si vamos a usar nuestras facultades.

Tenemos que incorporar todos los factores: un alto nivel de formación de la población, una gran herencia en las ciencias exactas, la presencia de las escuelas de ingeniería, la base de producción experimental que todavía se conserva en muchos sectores.

Durante los años previos hemos hecho inversiones considerables en instituciones que facilitan la comercialización de las investigaciones aplicadas. Ahora funcionan compañías como Rosnano y Russian Venture Company, el Estado celebra concursos para la creación de una infraestructura de formación superior innovadora. El proyecto de Skólkovo ya atrajo a un gran número de empresas occidentales. Pero aprender a vender no es suficiente. Para un crecimiento estable de la economía hace falta establecer una corriente permanente de ideas, productos de investigaciones fundamentales y por último, trabajadores creativos preparados para diseñar nuevas tecnologías.

El restablecimiento del carácter innovador de nuestra economía debe comenzar por las universidades, tanto en su calidad de centros de ciencias puras como de base profesional del desarrollo innovador. La competitividad internacional de nuestra formación superior debe llegar a ser un objetivo nacional. Para 2020 debemos tener varias universidades de clase internacional en todas las ciencias naturales y sociales modernas. Eso significa que hay que garantizar la financiación estable de los colectivos científicos universitarios y el carácter internacional de estos colectivos.

Las universidades rusas deben recibir recursos para investigaciones científicas que asciendan al 50% del total de su financiación en el sector de la educación, como ocurre con sus competidores en el extranjero. Parto de la perspectiva de que también vamos a llevar a cabo una reestructuración bien ponderada y coordinada con la comunidad de expertos y la comunidad mundial en general de todo el sector de formación profesional.

Para la Academia de Ciencias de Rusia, las universidades líderes en investigación y los centros científicos estatales, se deben ratificar programas para 10 años de investigaciones fundamentales y de exploración. Pero hará falta defender estos programas y rendir cuentas regularmente en el proceso de su cumplimiento. Sin embargo, esto no se hará ante los funcionarios del Ministerio de Educación y Ciencia, sino ante los contribuyentes y la comunidad científica con la participación de especialistas internacionales competentes. En el caso de que se trate de investigaciones de defensa y otras que presenten interés directo para el Estado, esto se hará ante los dirigentes del país. El desarrollo predominante de las universidades de investigación no significa despreciar el papel de la Academia de Ciencias de Rusia (ACR) y los centros científicos estatales. Al contrario, el desarrollo estable de los institutos de la ACR será posible solo cuando se pueda elegir un reemplazo fuerte para la actual plantilla.

La financiación de los fondos científicos estatales que apoyan las investigaciones emprendedoras de los colectivos científicos se multiplicará, hasta alcanzar los 25.000 millones en 2018. El volumen de las subvenciones tiene que ser comparable con las que se facilitan a los científicos en Occidente.

Debemos continuar los esfuerzos dirigidos a la incorporación de los centros científicos, universidades y empresas rusas en los mecanismos internacionales de formalización y capitalización de los resultados científicos.

Hace falta superar la inercia de las grandes empresas rusas que, vamos a decirlo claramente, se desentendieron de proyectos innovadores, investigaciones y trabajos experimentales y constructivos. Ahora 47 compañías con participación estatal aceptaron programas innovadores. Pero las compañías privadas tienen que acostumbrarse también a que entre un 3% y un 5% de sus ingresos brutos se dediquen a investigación y desarrollo. Hay que elaborar los instrumentos fiscales correspondientes, pero lo principal es que los empresarios entiendan que sin esto no serán percibidos como competidores iguales en el mercado global.

El otro aspecto de la modernización tecnológica consiste en la asimilación lo más rápido posible de las tecnologías importadas. Ya existen varios ejemplos de importación de la cultura tecnológica avanzada. Tenemos una buena experiencia en el ensamblaje industrial de automóviles. Hoy en día la mitad de los coches extranjeros están montados por las manos de trabajadores rusos, mientras que nuestros consumidores se olvidaron totalmente de la diferencia en la calidad del montaje entre el exterior y dentro de nuestras fronteras. Ahora nuestro objetivo es la localización y creación aquí, en Rusia, de centros del desarrollo tecnológico.

La mayoría de los electrodomésticos de marcas conocidas se produce en Rusia, las mayores firmas de producción de alimentos venden en nuestro país solo la producción local. Nos importa que los líderes del mercado tecnológico mundial pasen de la primera etapa, percepción de Rusia como un mercado interesante y de gran capacidad, y la segunda, la inversión en la localización de la producción, a la tercera, la creación de nuevas tecnologías y productos aquí, en Rusia. Pero vendrán aquí solo si ven universidades y centros científicos competitivos a nivel mundial.

Al invertir en la competitividad de los sectores avanzados de la economía, Rusia soluciona también un problema social global: el del desarrollo de una clase creativa y la formación de un espacio para su aparición. Existen grandes sectores donde nuestra cultura tecnológica y de organización se quedó en el siglo pasado. Y una de las razones es que compramos unidades sueltas del equipamiento sin tener en cuenta la logística de producción, de control de calidad e incluso de la disciplina tecnológica elemental. Los principales sectores de este tipo obviamente son los de la construcción y el transporte.  

El Estado va a apoyar los grandes proyectos de infraestructuras. En primer lugar, los proyectos de conexiones de transporte dentro del país, vínculos seguros con las regiones de Siberia y Oriente Lejano. Otro aspecto importante es la red local de carreteras. Hoy día la situación es paradójica. Rusia, pese a su territorio gigantesco, carece de áreas para la construcción. Y el motivo es la falta de infraestructuras. Mientras que en Europa, América, Japón o Corea se puede construir una casa o fábrica a 50 u 80 kilómetros de una gran ciudad, aquí los terrenos no urbanizados sin carreteras, gas, agua o electricidad empiezan a aparecer a 20 o 30 kilómetros de las ciudades, y allí el terreno no cuesta nada porque no puede ser utilizada.

La repoblación de Rusia tiene que comenzar por las tierras alrededor de los grandes centros económicos. La ampliación en entre 1,5 y 2 veces del radio de extensión de nuestras ciudades aumentará en varias veces el territorio utilizable. Eso permitirá superar su déficit y reducir el precio de los complejos residenciales e industriales en entre un 20% y un 30%. Además permitirá aumentar considerablemente el rendimiento de la agricultura periurbana y el nivel de vida de los trabajadores del sector agrario.

Las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, se van a percatar muy pronto de las nuevas posibilidades que aparecerán con el desarrollo de las infraestructuras, especialmente de la red de carreteras. No obstante, en las condiciones actuales, estas infraestructuras solo puede crearlas el Estado, pero con la participación de empresas privadas (la asociación público-privada). Para esto tenemos que aumentar la efectividad de los gastos, no construir por un precio mayor que nuestros vecinos. Para lograrlo vamos a llevar a cabo concursos internacionales, atraer como operadores y contratistas a las firmas extranjeras conocidas. A partir del año que viene vamos a organizar un sistema obligatorio de auditorías públicas tecnológicas y de los precios de todos los grandes proyectos de inversión con la participación estatal. Vamos a llevar allí a expertos internacionales.

Otro tema importante es la agricultura. El sector agrario de nuestra economía muestra un buen crecimiento durante los últimos años. Casi todos los países desarrollados apoyan y subsidian de una u otra forma a sus productores agrícolas y Rusia no es una excepción. Hay dos razones para esto. Primero, en las condiciones de incertidumbre del mercado internacional y con una gran inestabilidad de los precios de los alimentos, la seguridad agraria, o sea, la capacidad del país de alimentarse de sin depender de otros, es una condición de estabilidad económica y social no menos importante que un presupuesto equilibrado o una moneda segura. Segundo, y esto, igualmente, vale no solo para Rusia, el sector agrario es uno de los elementos importantes de la competitividad en la economía y la formación de empresas pequeñas y medianas, la base de un capitalismo sano.

¿De dónde obtener el capital?

La fuente principal para crear nuevos sectores y nuevos puestos de trabajo son las inversiones privadas. Aquí la situación no es color de rosa. Perdemos ante los países con los cuales competimos en cuanto al atractivo de las inversiones. Tenemos mucha salida de capitales fuera de Rusia.

En gran parte esta situación es una consecuencia de nuestra actividad a finales de los 90 y principios de los 2000. Entonces la lucha se desenvolvía entre los que se habían apropiado de flujos financieros en los 90 (basados en la venta de materia prima y portadores de energía) y los que querían devolverlos al Estado y usarlos para el bien de la sociedad. Considero que nuestra postura en aquel momento fue correcta cuando aumentamos la influencia del Estado en las esferas de la materia prima.

Y no sólo porque algunos de los oligarcas intentaban seguir comprando directamente a los políticos. A principios de mi primera presidencia nos enfrentamos con tentativas insistentes de vender al extranjero los activos clave. Si se conservaban en manos privadas de algunas personas los recursos estratégicos del país, esto iba a significar que el control de nuestra economía se iba a ejecutar desde el extranjero en una perspectiva de 5 a 10 años.

No se trata de un complot en contra de Rusia. Es otra cosa. Fíjense cómo se comporta el capital extranjero en una situación inestable, turbulenta cuando se siente una crisis cercana: para salvar el eje de su negocio, saca sin pensar los recursos de los mercados en desarrollo. Y Rusia, según su punto de vista, se refiere a éstos y se refería aún más a principios del decenio pasado.

La estabilidad de nuestro desarrollo como país está condicionada no sólo por los índices macroeconómicos. La estabilidad se basa además en que la mayoría de los que poseen un capital y toman decisiones de inversión, viven en este país, relacionan con él el futuro de sus hijos y coordinan sus intereses a largo plazo con su desarrollo.

¿Qué hay que hacer para solucionar el problema del capital?

Primero, aumentar el volumen del mercado interno, lo que lo haría más atractivo para las inversiones directas. En este ámbito hoy hacemos todo lo que depende de nosotros. Por primera vez después de la desintegración de la URSS pasamos de las declaraciones e intenciones a una integración real. Durante los últimos años han sido formados la Unión Aduanera, un espacio común económico, la zona de comercio libre de la Comunidad de Estados Independientes. Se está llevando a cabo la armonización de los reglamentos técnicos. Rusia trata consecutivamente de crear un mercado común con sus vecinos. Un mercado donde la penetración de mercancías y servicios no encuentre ningún obstáculo y no se enfrente con una confusión de condiciones.

Claro está que al mismo tiempo tenemos en cuenta los intereses de nuestros socios, aceptamos compromisos y hasta concesiones. Pero muy pronto estas concesiones se nos recompensarán con creces. Un mercado grande del Espacio Común Económico elevará la competitividad de cada uno de nuestros países, y partimos de este concepto.

Segundo, el clima de negocio en el país, su atractivo para las inversiones a largo plazo todavía es insuficiente. Durante los últimos años, según la iniciativa del presidente Medvédev, hemos empezado toda una serie de reformas dirigidas a mejorar el clima de negocio. Pero todavía no han sido muchos los cambios. Perdemos en cuanto a la jurisdicción: es que muchas veces el negocio que presenta Rusia registra propiedades y transacciones en el extranjero. Y no es culpa de la política tributaria. En general la tenemos y es bastante competitiva. Tampoco se trata de la ausencia de legislación que corresponda a las exigencias modernas (habría que mejorarla, no es todavía lo suficientemente flexible y no presenta toda una serie de mecanismos necesarias para el negocio). El mayor problema es la falta de transparencia y control por parte de la sociedad en el trabajo de los representantes del estado, desde los servicios aduaneros y tributarios hasta el sistema judicial y sistema de seguridad pública. Llamando las cosas por su nombre, se trata de  la corrupción en sistema. Los gastos pueden variar: uno puede pagar más o menos dependiendo de las buenas relaciones que tienen con ciertas personas dentro del mecanismo estatal. Un comportamiento racional para un empresario en este caso es no cumplir la ley sino encontrar protectores y ponerse de acuerdo con ellos. Pero este negocio “negociado”, a su vez tratará de aplastar a sus rivales conquistando derecho de piso en el mercado y utilizando las posibilidades de los funcionarios afiliados de diferentes sistemas: el tributario, el de seguridad pública y el judicial, en vez de elevar la eficacia económica de sus empresas.

Limpiar un campo para el negocio que vencería en una competición justa es una tarea fundamental. La decisión aquí no se encuentra en la política económica. Debemos cambiar el estado en sí, los poderes ejecutivo y judicial en Rusia. Desmantelar la unión existente entre los órganos de seguridad pública, de investigación, fiscales y judiciales. Excluir del código penal todos los resabios del pensamiento soviético, todas las pautas que permiten fabricar de una discusión económica un proceso judicial. Todos los asuntos económicos tendrán que pasar de tribunales de jurisdicción general a tribunales arbitrales. Junto con la comunidad de expertos, jueces y empresarios discutir en público e implementar antes de finales del año todas las enmiendas necesarias referentes a este tema. Estoy seguro de que los diputados apoyarán estas enmiendas.

Es muy demostrativo el ejemplo de nuestros vecinos de Kazajistán. Con ellos formamos un espacio común económico a partir del 1 de enero. Ahora este país se sitúa en el lugar 47, según la calificación del Banco Mundial, analizando las condiciones para el negocio, mientras que Rusia está en el 120. Propongo plantear la siguiente tarea: acercarse en unos años a los mejores índices de los países equiparables con nosotros en todos los índices que determinan la comodidad para la gestión de un negocio.

Hay que cambiar toda la ideología del control que ejerce el Estado sobre el negocio, limitando drásticamente estas funciones. La nueva estrategia se debe basar en la presunción de un negocio honesto y de buena fe, partir de que la creación de las condiciones para la actividad de empresarios honestos es más importante que los posibles riesgos relacionados con la conducta deshonesta y de mala fe.

Tercero. Los recursos de la población casi no trabajan en el mercado del capital. Eso significa que la población no recibe su parte del ingreso del crecimiento económico, del crecimiento de la capitalización de la economía. Se necesitan programas para atraer a las inversiones los recursos de la población a través de los fondos de pensiones, fideicomisos, fondos de inversión colectiva. En los países con una economía de mercado desarrollada esta es una parte significativa del capital nacional.

Hay que crear condiciones cuando en el sector privado surja dinero suficiente en forma de ahorros y pensiones. No se podrá conseguirlo sin el descenso permanente de la inflación. El aumento de los precios hostiga los ingresos de cada persona y socava los estímulos de ahorrar para el futuro. A veces nos aconsejan solucionar los problemas económicos imprimiendo más dinero y aumentando la deuda estatal. Pero sabemos muy bien que en este caso una ilusión corta de bienestar que finalizará con incrementos extremos de precios. Nuestro país ya lo vivió en los años 90.

Pero el descenso de la inflación no creará automáticamente capital adicional. Hay que ayudar a la formación de nuevos institutos. Implementar mecanismos estatales que garanticen la integridad y hasta la rentabilidad de las cuentas de pensiones. Hay que probar nuevas formas, en particular, abrir cuentas de ahorros de pensiones directamente en los bancos. Respaldar el dinero debe ser prioridad para los próximos 10-15 años. Es un proceso largo y no debemos tener miedo de que no otorgue resultados inmediatos. Tenemos una condición primordial de su éxito: en Rusia crece rápido la clase media que quiere invertir su dinero en una atención médica mejor, en una mejor vivienda, en pensiones más altas. La tarea del estado radica en que no pierdan su dinero.

Que les quede claro a los representantes de la oposición. Todo lo mencionado arriba no significa que nos apartemos del sistema de enseñanza y salud gratuitas y dejemos de aumentar la jubilación. No nos apartaremos pero mejoraremos la calidad de los servicios garantizados por la Constitución a cada ciudadano de nuestro país. Se le dedicará un artículo aparte a este tema.  

Reducción de la influencia del Gobierno en la economía

El arte del manejo de la economía en las circunstancias actuales se basa principalmente en la definición exacta de la relación necesaria entre el rol del gobierno y la iniciativa privada.

La crisis mundial ha añadido argumentos a los partidarios del manejo gubernamental. Pero nosotros entendemos que Rusia se diferencia de muchos otros países por una gran intervención del gobierno en la economía, y mayor aún en la regulación, al mismo tiempo que los métodos de tal regulación, por el contrario, se quedan atrás de los mejores análogos. Nuestra política económica debe ajustarse hacia la reducción de las escalas de regulación por parte del Gobierno. También al cambio de la reglamentación a los mecanismos de mercado, y de control administrativo hacia una aseguración de la responsabilidad.

Como ya lo mencioné, en nuestros planes de privatización hay una serie de activos clave. Con esto me gustaría señalar que la privatización tiene un carácter no fiscal, sino estructural. Es decir, nosotros vamos a vender no sólo para obtener ganancias adicionales al presupuesto, sino que también, en primera instancia, para elevar el nivel de la competencia en la economía y limpiar el campo para la iniciativa privada. Pero vender más barato, haciendo caso omiso a las condiciones del mercado, sería una tontería. Ningún propietario de cualquier comercio lo haría.

En la sociedad mucho se habla acerca de que la privatización de los años 90, incluyendo las subastas de fianzas no eran justas. Y estoy totalmente de acuerdo con esto. Pero el despojo a la fuerza de la propiedad, como suponen muchos, conllevaría simplemente a un estancamiento de la economía, una paralización de las empresas y el aumento del desempleo. Además, muchos de los actuales propietarios de estos activos son al mismo tiempo compradores. Ellos no infringieron las leyes que entonces fueron aprobadas. Muchos de ellos modernizan sus empresas, generan nuevas plazas de trabajo, convirtiéndose en propietarios efectivos. Su comportamiento durante la crisis de 2009-2010 demostró, que creció y en gran escala la responsabilidad social de los negocios.     

También se debe reducir la presencia de las grandes compañías y bancos con participación dominante del Estado, así como los monopolios naturales, incluyendo a Gazprom, en el capital de otras entidades económicas. Es necesario sustraer de ellas sus empresas no rentables, en particular los grupos de empresas mediáticas.

Hay que limitar la adquisición de nuevos activos en Rusia por parte de las compañías estatales.  No deben interferir en el desarrollo normal de la empresa privada en sus respectivos sectores y sustraer a los empresarios privados de los proyectos más rentables.

Condiciones macroeconómicas de crecimiento

Una condición indispensable para la formación en Rusia de un capitalismo normal para cada uno de nosotros es la conservación y la consolidación de la estabilidad macroeconómica. Ella representa quizá nuestro mayor logro en los últimos años. Nosotros aprendimos a valorar la estabilidad macroeconómica y a utilizar los instrumentos de su conservación en enormes condiciones de dificultad. Gracias a los fondos de reserva creados a tiempo,  logramos resistir tranquilos la embestida de las primeras olas de la crisis mundial.

Para la consecución de capitales a largo plazo es necesaria la confianza de los participantes de la economía en la estabilidad macroeconómica en los próximos 2 años. Esto sugiere que las empresas entiendan que los problemas agudos del presupuesto fiscal serán resueltos por el Estado, y que las decisiones de gastos, y las requeridas para la tarea de actualización de la economía serán proporcionadas con ingresos.

Nosotros ya nos hemos encargado de varios compromisos a largo plazo relacionados con el presupuesto. Sobre todo en el ámbito social, y tenemos que  cumplir con ellos estrictamente. De igual manera, surgirán gastos significativos con el proceso de modernización de las fuerzas armadas. Se necesitarán grandes inversiones para el desarrollo de los sistemas de salud, educación, para la construcción y reparación de las carreteras. ¿Cómo podremos financiar todos estos gastos?

En primer lugar, debemos analizar las prioridades. Debemos realizar una clara elección, renunciar a lo que tenemos en exceso. Un estricto control sobre el costo y la calidad de la construcción, en los precios de las compras realizadas por el Estado. Y de hecho la liquidación de comisiones por la utilización de dinero del Estado tanto a nivel federal, como regional. Esto nos permitirá ahorrar como mínimo el 5%, y posiblemente hasta el 10% del presupuesto, y  del 1% a 2% del Producto Interno Bruto del Estado.

En el proyecto de ley sobre el sistema federal de contratos, se considera como obligatoria la discusión pública del formato de compras por parte del Gobierno y del precio de salida. Yo creo que es importante, sin esperar que entre en vigor la nueva ley, utilizar dicho procedimiento para todas las compras mayores, como por ejemplo, aquellas que superen los mil millones de rublos.

Les propongo que junto con los intereses de las empresas proveedoras actuemos en beneficio de la sociedad. Que ellos conjuntamente con los periodistas y con las organizaciones sociales interesadas se acostumbre a discutir si es o no de carácter moderno o actual esta decisión técnica, y a examinar quien y qué compañías pueden exitosamente realizar este proyecto, y finalmente, con qué cantidades mínimas de dinero pueden hacerlo.

En el campo presupuestario se necesita un rechazo definitivo de inercia, cuando nosotros continuamos financiando entidades, en lugar de financiar servicios sociales, que las mismas entidades deben proporcionar. Siempre que sea posible, tenemos que movernos hacia una normativa de financiamiento per cápita, donde el dinero quede para los ciudadanos que solicitan cierto tipo de servicios.

Esto es entre un 10 y un 15% de la economía interior, y si logramos no reducirla de los sectores sociales, podremos elevar el salario de los profesores, médicos, catedráticos universitarios, y proveer a los enfermos de medicamentos.

Es necesario un sistema balanceado de pensiones, que permita reducir el nivel de transferencias del presupuesto al fondo de pensiones.

Se necesitará una maniobra fiscal determinada. No incrementaremos la carga de impuestos en los sectores no primarios. Esto contradice nuestra política de diversificación de la economía. Pero nosotros tenemos una reserva del crecimiento de los gastos fiscales en varias direcciones: bienes raíces muy costosos, consumo de artículos de lujo, alcohol, tabaco, recolección de las rentas en aquellos sectores, donde siguen siendo bajas. Antes que nada, es necesario lo que se denomina un impuesto adicional a la riqueza, y en particular, al consumo prestigioso. Las principales decisiones tienen que ser tomadas ya en este año, para que a partir del siguiente los propietarios de casas lujosas, de gran valor, y de automóviles paguen un mayor porcentaje de impuestos. Por esto es importante estar en alerta, para que estas medidas influencien a miembros de la clase media.

Hay que poner orden en el sistema para que las empresas no evadan pagar impuestos creando empresas de un día o a través de los paraísos fiscales. Con esto sólo se verán beneficiados los comerciantes, porque no les tocará competir con los que prosperan en el fraude y engañando al Estado.

Junto con esto es necesario de una vez por todas resistirse a la tentación de ajustar el sistema de impuestos debido a los compromisos de crecientes gastos. Esta política acrecienta la incertidumbre de la falta de firmeza del entorno económico para las empresas, empeorando seriamente la atracción para invertir en nuestra economía.

La tarea número uno es la restauración de la correspondencia a largo plazo entre la magnitud de los ingresos y egresos. La relación (entre ingresos y egresos) se debilitó durante la crisis, cuando recursos significativos se asignaban para mitigar los shocks externos. Esto sucedió en la mayor parte de los países afectados por la crisis. Sin embargo, la experiencia negativa de las naciones  de la Unión Europea y  Estados Unidos demuestra claramente lo peligrosa que es infracción del equilibrio presupuestario desde el punto de vista económico, social y político. En Rusia el problema se complica más por la alta dependencia de los ingresos del Estado provenientes de los precios del petróleo y el gas.

Además, debemos tener mucho cuidado al realizar préstamos presupuestarios, recordando con frecuencia algunas lecciones de la no tan lejana historia económica rusa y mundial.

En primer lugar. Una deuda significativa es siempre un rechazo de la parte de la independencia del país. La deuda genera una situación, donde cualquier empeoramiento del entorno económico puede poner al país en dependencia de inversionistas, organizaciones internacionales,  países-prestamistas, que le dicten al Gobierno las medidas que debe tomar. Desde este punto de vista Rusia hoy en día se encuentra en una posición ventajosa en comparación con otros países, aun teniendo, por ejemplo, el nivel más bajo de deuda pública entre los países del grupo de los 20. Debemos mantener esta ventaja como una fianza de la seguridad macroeconómica.

En segundo lugar, cuando las personas ponen a su gobierno en deuda, esto siempre es una deducción de los recursos financieros, que podrían ser dirigidos a inversiones privadas. Y si nosotros queremos el nivel de inversiones, entonces ellas no deben estar condicionadas por un déficit presupuestario.

Rusia, hoy en día, está unos tres o cuatro pasos por detrás de otras economías en cuanto a la productividad del trabajo ¿Qué significa esto? Para un país, la baja productividad del trabajo representa una economía globalmente no competitiva. Para una persona en particular, la baja productividad del trabajo es un mal trabajo, que no puede proporcionar a la persona un buen salario. Y no es que nuestra gente no sea capaz, no quiera trabajar o trabaje poco, como opinan algunos "sabelotodos". Esto no es así. Es que la gente se desempeña en lugares de trabajo obsoletos e ineficientes.

Una nueva generación de ciudadanos rusos, aquellos que recién empezaron a trabajar y aquellos que todavía estudian, tiene expectativas muy altas y nuevas demandas y exigencias para sus trabajos. En nuestro país nunca se vio este reto educativo y cultural. Y es un reto muy positivo. Estoy profundamente convencido de ello.

La solución natural y lógica al problema de la baja productividad del trabajo es la creación masiva de plazas de trabajo de gran productividad y bien remunerados, para gente educada y ambiciosa. Tanto la modernización de los puestos de trabajo ya existentes, como la apertura de nuevas instalaciones. Tanto en los tradicionales, así como los nuevos sectores económicos.

La nueva eсonomía de Rusia es una economía diversificada, donde además de un moderno complejo de combustibles y energéticos se desarrollarán otros sectores que generen competitividad. Para el año 2020, la presencia de los sectores de alta tecnología en el PIB debe aumentar 1,5 veces. Y con esto, las exportaciones de altas tecnologías se incrementarán al doble.

Es también una economía eficiente, con alta productividad del trabajo y bajo consumo de energía. Debemos reducir de manera significativa la brecha con los países líderes.  Esto significa que es necesario doblar la productividad de la economía y en los sectores clave alcanzar un nivel de productividad comparable o incluso superior al de nuestros competidores. De lo contrario, no podremos esperar un éxito en la competencia mundial.

Son los puestos de trabajo con alta productividad y con alto salario. El salario medio en el sector económico crecerá en realidad de 1,6 a 1,7 veces hasta los 40.000 rublos teniendo en cuenta los precios del año 2011. Nominalmente claro que será más.

Se trata de una economía con tecnologías que se renuevan constantemente. El porcentaje de empresas que introducen innovaciones tecnológicas se multiplicará por 2,5 de aquí al final de la década. Desde el actual 10,5 se incrementará hasta el 25%. En otras palabras, el porcentaje alcanzará el actual nivel europeo.

Una economía donde las pequeñas empresas crean la mitad de los puestos de trabajo. Al mismo tiempo, la parte significativa de las empresas pequeñas en el 2020 representarán los sectores de labor intelectual y creativa que funcionan en el mercado global, que exportan sus bienes y servicios.

Detrás de cada índice macroeconómico, detrás de cada proyecto concreto, tenemos que ver cuántos puestos de trabajo generará para Rusia y de qué manera esto cambiará la calidad de ocupación y como resultado, la calidad de vida de la gente.

La economía renovada debe dar perspectivas a todos y cada uno: a los empresarios, a los trabajadores del sector presupuestario, a los ingenieros y a los trabajadores calificados. Esta es la idea de la estimación social de la economía que les propongo leer en el siguiente artículo.

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