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Líbano, ¿siguiente parada de la revolución?
La temperatura del conflicto en Líbano se eleva. Cada día que pasa aparece un nuevo acontecimiento que añade más leña a los enfrentamientos en el país.
Este martes, decenas de chiítas bloqueaban carreteras y quemaban neumáticos, salpicados por los hechos que ocurrían al otro lado de su frontera... "El problema es que 13 chiítas han sido secuestrados en territorio sirio por la oposición armada, el Ejército Libre Sirio... Por ese motivo, la gente está en la calle manifestando su rechazo", dice el chiíta libanés Manuar il Amin.
Un día antes, el lunes, los disparos sacudían la paz en este barrio de Beirut por el desencuentro entre seguidores del Gobierno de Al Assad y sus detractores. Solo 24 horas antes se encendía otro fuego más para el Gobierno libanés. Dos clérigos suníes contrarios al régimen sirio eran asesinados en circunstancias poco claras.
Un hecho controvertido, sobre todo si se tiene en cuenta que estas Fuerzas Armadas han sido las únicas en controlar la inestabilidad política del país. La influencia del conflicto sirio en estos últimos sucesos es indudable, pero algunos piden a su vez tomar cartas en el asunto.
“La forma de manejar las turbulencias extranjeras es nuestra responsabilidad”, comenta Makram Onaiss, ciudadano libanés. “Aquí los políticos tienen responsabilidad y debemos actuar juntos para evitar esta crisis. Empezando con los políticos, pero también contando con los ciudadanos que se deben mostrar en contra de todo conflicto".
Para una parte de los libaneses, están volviendo a aparecer algunos fantasmas del pasado. Secuestros, asesinatos y enfrentamientos religiosos en distintos barrios. El hastío de la sociedad libanesa al escuchar palabras como conflicto o asesinato es palpable. El país sufrió una guerra civil que duró 15 años. Casi dos décadas después de eso, lo único que reclaman es una frase: no a la guerra.
Tomas Alcoverro, corresponsal en el Líbano durante más de 40 años, dice: "Todo el mundo aquí está armado. Eso se ve. Cuando se dice que Hezbollah es el único grupo armado no es verdad y se nota que en cualquier momento, en la lucha de un barrio, todos están armados".
Por eso, algunos proponen compromiso y unidad antes de que sea demasiado tarde. El conflicto sirio ha reabierto viejas heridas en la sociedad libanesa. Y con el paso del tiempo habrá que ver cómo cicatrizan realmente.
Un día antes, el lunes, los disparos sacudían la paz en este barrio de Beirut por el desencuentro entre seguidores del Gobierno de Al Assad y sus detractores. Solo 24 horas antes se encendía otro fuego más para el Gobierno libanés. Dos clérigos suníes contrarios al régimen sirio eran asesinados en circunstancias poco claras.
Un hecho controvertido, sobre todo si se tiene en cuenta que estas Fuerzas Armadas han sido las únicas en controlar la inestabilidad política del país. La influencia del conflicto sirio en estos últimos sucesos es indudable, pero algunos piden a su vez tomar cartas en el asunto.
“La forma de manejar las turbulencias extranjeras es nuestra responsabilidad”, comenta Makram Onaiss, ciudadano libanés. “Aquí los políticos tienen responsabilidad y debemos actuar juntos para evitar esta crisis. Empezando con los políticos, pero también contando con los ciudadanos que se deben mostrar en contra de todo conflicto".
Para una parte de los libaneses, están volviendo a aparecer algunos fantasmas del pasado. Secuestros, asesinatos y enfrentamientos religiosos en distintos barrios. El hastío de la sociedad libanesa al escuchar palabras como conflicto o asesinato es palpable. El país sufrió una guerra civil que duró 15 años. Casi dos décadas después de eso, lo único que reclaman es una frase: no a la guerra.
Tomas Alcoverro, corresponsal en el Líbano durante más de 40 años, dice: "Todo el mundo aquí está armado. Eso se ve. Cuando se dice que Hezbollah es el único grupo armado no es verdad y se nota que en cualquier momento, en la lucha de un barrio, todos están armados".
Por eso, algunos proponen compromiso y unidad antes de que sea demasiado tarde. El conflicto sirio ha reabierto viejas heridas en la sociedad libanesa. Y con el paso del tiempo habrá que ver cómo cicatrizan realmente.
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