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Obama dice que la seguridad durante el ataque de Bengasi era su responsabilidad
En el marco del segundo debate presidencial, el mandatario de EE.UU., Barack Obama, reconoció que él es "el responsable último" del atentado en Bengasi (Libia) del pasado 11 de septiembre que le costó la vida al embajador estadounidense en ese país, Chris Stevens, y a otros tres funcionarios.
"Yo soy el responsable en materia de seguridad y por lo tanto el responsable último de que lo que ha pasado", afirmó Obama, un día después de que su secretaria de Estado, Hillary Clinton, asumiera la responsabilidad por el fallo en la seguridad del consulado estadounidense. "Clinton ha hecho un trabajo extraordinario, pero yo soy el presidente, y siempre soy el responsable", precisó el mandatario.
"Nadie está más interesado que yo en saber lo que ha pasado en Libia", añadió.
El principal rival de Obama en las elecciones, el republicano Mitt Romney, acusó por su parte al mandatario de "decir, el día siguiente al ataque, que el atentado era un acto terrorista", contradiciendo la versión inicial del Departamento de Estado. Además, enfatizó que la respuesta del actual Gobierno "genera dudas" sobre la capacidad de EE.UU. para enfrentar este tipo de desafíos, especialmente en el mundo musulmán.
Tras el atentado del 11 de septiembre en Libia, el Departamento de Estado definió la inesperada emboscada como "un ataque sin precedentes" en la historia de la diplomacia reciente de EE.UU. y matizó que resulta difícil decir a posteriori qué tipo de seguridad se habría necesitado para repeler un ataque así. Estas declaraciones contrastan con las del 16 de septiembre de la embajadora de EE.UU. ante Naciones Unidas, Susan Rice, que considera que con la información disponible en aquel momento todo apuntaba a una reacción "espontánea" y violenta al vídeo antimusulmán en Bengasi.
El principal rival de Obama en las elecciones, el republicano Mitt Romney, acusó por su parte al mandatario de "decir, el día siguiente al ataque, que el atentado era un acto terrorista", contradiciendo la versión inicial del Departamento de Estado. Además, enfatizó que la respuesta del actual Gobierno "genera dudas" sobre la capacidad de EE.UU. para enfrentar este tipo de desafíos, especialmente en el mundo musulmán.
Tras el atentado del 11 de septiembre en Libia, el Departamento de Estado definió la inesperada emboscada como "un ataque sin precedentes" en la historia de la diplomacia reciente de EE.UU. y matizó que resulta difícil decir a posteriori qué tipo de seguridad se habría necesitado para repeler un ataque así. Estas declaraciones contrastan con las del 16 de septiembre de la embajadora de EE.UU. ante Naciones Unidas, Susan Rice, que considera que con la información disponible en aquel momento todo apuntaba a una reacción "espontánea" y violenta al vídeo antimusulmán en Bengasi.
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