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Opinión

Resolviendo las heridas de una guerra

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Resolviendo las heridas de una guerra
En unos minutos íbamos a comenzar una nueva sesión de terapia por videoconferencia. Los avatares del destino habían llevado hasta nuestra consulta a Haala*, una mujer Siria de mediana edad que, huyendo del conflicto bélico en su país, había logrado llegar a Turquía junto con su familia, recalando posteriormente en España. Su familia, como muchas otras, continúa en un campo de refugiados turco.

Nos contó lo doloroso que resultó abandonar su hogar y salir del país, y posteriormente partir de nuevo con destino incierto. El dolor y la rabia que siente cuando ve las noticias respecto a lo que ocurre en Siria, y la culpa por encontrarse en mejor situación que sus seres queridos, la hacía vivir en un estado de angustia permanente. Miedo, rabia, tristeza, culpa, confusión… un cóctel emocional que no sabía resolver.

Nuestra experiencia con refugiados, excombatientes y desplazados en Centroamérica nos ayudó a comprender rápidamente la situación en que Haala se encontraba, y pudimos comprobar, en las primeras sesiones, cómo a pesar de las diferencias particulares del conflicto y del contexto histórico, económico y cultural, los síntomas de Haala eran muy similares a los de los refugiados de aquellas otras regiones del mundo. Síntomas como la ansiedad, imágenes recurrentes, trastornos del sueño, depresión, inseguridad, irritabilidad, visión pesimista de la vida, desconfianza en uno mismo y en los demás…

 
Refugiados en Siria (AFP / Khalil Mazraawi)


La mente ante un conflicto armado

Una de las primeras reacciones psicológicas que suceden cuando una persona se ve envuelta en un conflicto bélico es el surgimiento de un estado mental de alerta y estrés permanente, actitud que surge ante circunstancias en las que la integridad física corre peligro. El riesgo pasa a formar parte de la vida cotidiana, la desconfianza y la angustia se instalan en todas las facetas del día a día. 

Sin embargo, salvo en el caso de los combatientes y presos, los conflictos psicológicos suelen emerger con mayor fuerza cuando la fuente de estrés principal, la posibilidad de perder la vida, se empieza a ver menos probable. Hay estudios que constatan que, cuando están en retaguardia, los soldados padecen más trastornos psicológicos y lesiones psicosomáticas, como úlceras por estrés, insomnio o suicidios, que cuando están en el frente.

Teniendo en cuenta que en los conflictos bélicos 'modernos' (el eufemismo es vergonzoso) más del 80 por ciento de las víctimas son civiles, el daño psicológico de una guerra es indescriptible, es la mayor situación de emergencia psicológica imaginable, donde pueden darse todas las circunstancias de mayor sufrimiento para un ser humano, simultáneamente y continuadas en el tiempo. 

No sé si quiero resolver el odio 

Haala había presenciado la tragedia, la destrucción y el odio, había vivido el miedo más intenso, refugiada en su casa escuchando las detonaciones y explosiones en la noche. Todos sus proyectos de futuro, sus ilusiones, y sus temores a no ser capaz de alcanzar estas metas, dejaron de existir, ya no eran nada. Su vida cambió radicalmente y se transformó en una lucha para mantenerse con vida. Luego vino la huida, el campo de refugiados…

La situación psicológica de una persona en una guerra civil como la de Siria pasa por vivir situaciones que nunca antes se han vivido, situaciones para las que nunca se está preparado, como sufrir o exponerse a la muerte propia o de seres queridos, a la separación de la familia y amigos, a sufrir o presenciar torturas, violencia física y psicológica, indefensión y abusos de todo tipo. También el desarraigo forzoso y la total incertidumbre sobre el futuro. 

Por ello, siendo el termino diagnóstico más utilizado para estas situaciones el de 'trastorno por estrés postraumático', se nos hace pequeño el concepto para describir el estado psicológico de las personas que sufren, de una u otra manera, la experiencia de estar cerca de un conflicto bélico. Claro que las características personales, los recursos psicológicos individuales y contar con apoyo de otras personas influyen mucho en el posible desarrollo de síntomas o trastornos psicológicos. Sin embargo, a todas las personas les afectará profundamente la experiencia. 

No tiene por qué ser una condena de por vida 

A pesar de lo que se cree popularmente, todo sufrimiento psicológico, por grave que sea, tiene solución. Los hechos acaecidos no se pueden cambiar, las experiencias vividas no se pueden borrar, pero la herida psicológica sí se puede sanar, si se sabe cómo. 

Para muchos de los trastornos o sufrimientos, especialmente en estos casos, uno de los factores determinantes, en contraposición a una catástrofe natural, por ejemplo, es el hecho de que los causantes del sufrimiento sean los propios seres humanos, a veces vecinos o conocidos.

En este sentido, la pérdida de confianza en el ser humano y en el sentido de la vida son los síntomas que más pueden dificultar la recuperación. Producen pesimismo y anhedonia, fobia social y, muy habitualmente, ideas de suicidio. 

En el proceso de recuperación psicológica será necesario afrontar adecuadamente los aspectos emocionales, como el sentimiento de culpa, el odio y el miedo. Emociones habituales, pero que lejos de ayudar hacen sufrir a la propia persona, independientemente de que tenga razón en el análisis de los hechos que han despertado esas emociones. 

También es necesario realizar lo que se denomina una reestructuración cognitiva profunda, pues en este caso la persona tendrá que comprender y encajar adecuadamente los aspectos más importantes de la vida de un ser humano, aspectos como son el sentido de la vida, el sufrimiento, la condición humana y la muerte. 

Hoy nos alegra ver la recuperación de Haala, que, aunque le queda camino por recorrer, ya empieza a sonreír y a llevar una vida normal y se siente con recursos psicológicos para seguir adelante con su recuperación y con su vida.

* El nombre y los datos personales concretos han sido modificados para preservar la intimidad de la persona aludida

Psicólogo Clínico y Psicoterapeuta, escritores. María Ibáñez y Jesús Jiménez.
Twitter: @MariaIyJesusJ
Facebook: María Ibáñez y Jesús Jiménez

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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