Todos somos valiosos y necesarios

Mentir, engañar, ocultar… se ha transformado en una manera de hacer política, de hacer negocios, de conseguir, de vivir. Los gobiernos espían a sus ciudadanos y a otros gobiernos, engañan, falsean la realidad. A nivel individual, a pequeña escala, muchos actúan de manera similar, espiando a sus conocidos, mintiendo, engañando. Por ejemplo, si no les gusta una persona cercana disimulan, incluso puede que le muestren que les agrada su manera de ser. Si están mal sonríen para que nadie se de cuenta… Y no decimos que tengan que mostrar todo lo que sienten, pero tampoco engañar y engañarse disimulando.

Con la economía sucede parecido, hay una estafa, un engaño generalizado con los gobiernos, representante de los muchos, autorizando la creación de dinero (fiduciario) a la banca que es privada y de unos pocos, para luego el propio gobierno pedir prestado dinero a la banca y endeudarse con ella. Y de esta manera, ahora es el capital quien ordena a los gobiernos. Pero a nivel personal muchos actúan también así, si pueden estafan al vecino, al comerciante o a hacienda. Incluso muchos otros dicen que hay que robar para sobrevivir.

En la política los partidos se presentan como candidatos con un programa que prometen llevar a término si son elegidos y, una vez en el gobierno, se saltan el programa sin rubor y, de esta manera, la democracia ha dejado de existir. De modo que con su voto sostienen un sistema corrupto y engañoso, y eligen gobiernos dirigidos por el capital, pero que, aparentemente, dicen lo que ustedes creen que es mejor. Esto mismo sucede en todos los ámbitos de la vida, eligen por la apariencia, por lo que se muestra, sin preocuparse por la intención real.

Todo ello está sostenido por cada uno de los seres humanos que, en mayor o menor medida, actúan con engaño, que tratan de lograr en lugar de comprender, que luchan por conseguir alguna cota de poder en su entorno. Está sostenido por la mente de cada uno que vive luchando, con miedo, consciente o inconscientemente. Descubramos si es así, sin culparnos tampoco a nosotros, sin justificarnos, con ánimo de entender en profundidad.

¿Pero por qué prefieren conseguir lo que se proponen en lugar de comprender si esos objetivos les perjudican o les benefician a largo plazo?
 
Obviamente, porque buscan el beneficio inmediato.

Lo que nos beneficia a cada uno de nosotros ha de beneficiar al resto de la humanidad. No es posible que estemos bien, perjudicando a otro, porque eso implica lucha, guerra de unos seres humanos contra otros, genera inseguridad, miedo, angustia, confusión y competencia.

Los gobiernos, los grupos de poder son la cúspide de una pirámide sostenida por todos. Ellos están allí arriba porque la mente humana tiene un concepto piramidal de la sociedad, de la vida. Cada uno lucha por ser más que los otros, con miedo a no ser valorado en su casa, en su trabajo, en su grupo de amigos y conocidos, luchan por escalar en esa estratificada pirámide de poder personal. Esa lucha por ascender, que es el efecto del miedo a ser menos, al menosprecio, está sosteniendo este sistema mundial, con sus armas para matarnos unos seres humanos a otros, con sus mentiras y el hambre.
Dejemos de escandalizarnos por lo que sucede, comprendamos en profundidad las causas que sustentan este estado de cosas. Porque si comprendemos las causas, si dejamos de culpar a otros, si dejamos de justificarlos, si entendemos y asumimos nuestra responsabilidad, con paciencia y afecto hacia nosotros mismos, podemos ponerle remedio.

Externamente, cada uno tiene que actuar con la mayor honestidad posible, sin dañar ni dañarse; pero además, debemos entender nuestra responsabilidad individual en el mantenimiento de este desgraciado sistema. Comprender esto nos hará cambiar, dejar de luchar unos contra otros, colaboraremos y, entonces, en lugar de concebir la sociedad como una pirámide por la que o escalan o son aplastados, comenzaremos a darnos cuenta de que la humanidad es más parecida a un puzle, un puzle donde nadie sobra, donde todos somos valiosos, donde cada uno tiene su lugar que ocupar y es igual de importante que los demás.