¿Cómo es volar en el primer avión solar que dará la vuelta al mundo?
André Borschberg y Mar Bertrand Piccard, los dos pilotos suizos del avión Solar Impulse 2, han revelado al diario británico 'Daily Mail' cuáles son las condiciones de viaje que viven en la aeronave, haciendo hincapié en que el vuelo es esencial para demostrar al mundo cuán útil puede ser la energía solar. La aeronave se alimenta únicamente de energía fotovoltaica tanto de día como de noche y realizará el recorrido al planeta en cinco etapas, terminando previsiblemente en julio en Abu Dabi (desde donde despegó el pasado 8 de marzo) después de pasar por la India, China, EE.UU., Europa y el norte del África.
Con el objetivo de que el avión pudiera volar de manera autónoma, muchas de las comodidades cotidianas tuvieron que ser dejadas a un lado. La cabina de avión no cuenta con calefacción, los pilotos no pueden levantarse para estirar las piernas y están sujetos con un arnés (provisto de un chaleco salvavidas); en detrimento sólo poseen la opción de poder reclinar sus butacas. "Se trata de una 'casa voladora' en cierto modo", afirma el copiloto André Borschberg, quien confiesa realizar yoga para "estimular las actividades del cuerpo" en su butaca.
"Hace falta desarrollar hábitos y conocer exactamente lo que uno quiere hacer, porque su interior es muy estrecho (…) cómo moverte, qué hacer, dónde colocar tus cosas. Tenemos que estar bien organizados especialmente si volamos cinco días y cinco noches", explica Borschberg. "Tenemos un inodoro, pero por supuesto no una ducha, sino que utilizamos un tejido húmedo para limpiarnos", revela el copiloto. Los pilotos pueden mantener cortos periodos de sueño (de unos 20 minutos) si el tiempo está despejado o vuelan sobre el océano. La nave no posee piloto automático.
En cuanto a los alimentos, su ingesta diaria está compuesta por 2'4 kilogramos de comida, 2'5 litros de agua y un litro de bebida energética con base en un plan dietético desarrollado por Nestlé y diseñado para cada uno de ellos.
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"Creo que la aventura del siglo XXI no es regresar a la Luna sino mejorar la calidad de la vida, del aire y del agua (...) hubo una revolución tecnológica cuando las personas pasaron de los caballos a motores térmicos; ahora hay otra revolución tecnológica que va desde los motores térmicos hacia la movilidad eléctrica", sostiene Bertrand Piccard.