Científicos: "Ahora podemos escuchar a escondidas el cerebro en la vida real"
Así lo demuestra un reporte publicado por un grupo de científicos de la Universidad de Stanford (Maryland, EE.UU.) en la revista 'SCOPE'. Esta conclusión, sostenida por el editor Bruce Goldman en un blog, se fundamenta en un continuo experimento llevado a cabo por el equipo del Programa de electropsicología cognitiva de Stanford sobre decenas de pacientes con epilepsia resistente a los fármacos existentes.
La enfermedad se compensa con los electrodos introducidos en el cráneo a través de un análisis detallado de los procesos que pasan en el cerebro de cada paciente en cada minuto y las descargas eléctricas reactivas. El método ya demostró su eficacia hace años, pero el monitoreo sigue ofreciendo a los investigadores una información adicional que traspasa, según admite Goldman, las fronteras de la medicina.
El propio director del equipo investigador, doctor en neurociencia Josef Parvizi, dijo al bloguero: "Somos capaces ahora de escuchar a escondidas el cerebro en la vida real".
Los científicos del grupo lograron discernir un modelo de actividad eléctrica propio a cada paciente. A partir de ello, se detecta cada ocasión en que la persona piense en algo numérico, haga algún cálculo o compare las fechas (con los marcadores de tiempo como "Eso sucedió anteayer" o "Hay que hacerlo pasado mañana)".
Con su consentimiento, los pacientes estaban monitoreados durante un tiempo por unas cámaras de video y con un cable enchufado a sus electrodos. Posteriormente el colectivo de Parvizi reveló que cada vez que el paciente mencionaba un término cuantitativo u oía a alguien mencionándolo, los electrodos registraban una espina en el oscilograma eléctrico y viceversa. Pensar en algo causa una espina, explica el bloguero, pero las asociadas a las cifras son siempre más agudas.
En un futuro no solo se podrá discernir cada tipo de señal cerebral, sino controlar los pensamientos a distancia mediante los mismos microchips, deduce Goldman. Así sus conclusiones coinciden con las que hizo a comienzos de este año el difunto 'hacker' neozelandés Barnaby Jack, quien fue el primero en admitir posibles casos de control sobre individuos con electrodos introducidos por parte de los gobiernos.