Caracoles espías con biocombustible implantado: ¿nueva arma del Pentágono?
Investigadores estadounidenses han logrado implantar una celda de biocombustible en caracoles vivos con el fin de utilizar a los moluscos como sondas remotas para labores de espionaje. La investigación está financiada por el Ministerio de Defensa de EE. UU.
Según destaca el artículo publicado en la revista ‘Journal of the American Chemical Society’, el caracol ‘cyborg’ podría generar electricidad suficiente como para alimentar sensores que sirvieran para utilizar a este molusco en tareas de recopilación de datos sobre condiciones ambientales o inteligencia militar que, posteriormente, fueran enviados a un centro de control para su procesamiento.
El proyecto ha sido posible gracias a la instalación de una celda de biocombustible en la concha del molusco que podría actuar como una batería recargable.
Los investigadores de la Universidad de Clarkson, que llevan a cabo el estudio, apuntan que gracias a un proceso metabólico en el que se produce una transferencia de electrones a partir de glucosa, se produciría una corriente eléctrica que podría alimentar un sistema externo durante varios meses.
Cuando el caracol se alimenta y descansa, el sistema se recarga y, por tanto, puede seguir produciendo energía.
Fuente de energía
No sólo la industria armamentística se puede beneficiar de ello. Los investigadores aseguran que se podría utilizar esta fuente de energía para alimentar a otros dispositivos como marcapasos, para que no requieran el cambio de su batería, o sistemas de estimulación cerebral que se usan, por ejemplo, para tratar el Párkinson.
No es la primera vez que los científicos estadounidenses intentan crear un organismo cibernético real a base de un ser vivo. Así, a principios de año se dio a conocer que ingenieros desarrollaron un método para implantar en el abdomen de una cucaracha no solo varios sensores, sino un elemento parecido que puede suministrarle electricidad.