Ciencias
Físicos estadounidenses crean una 'piel' electrónica supersensible
Físicos de EE.UU. han creado una piel electrónica de alta sensibilidad al tacto y a las vibraciones que puede ser usada como un sensor táctil o de pulso para robots, según un artículo publicado en la revista 'Nature Communications'.
Los últimos cinco años los científicos han estado trabajando incansablemente para crear materiales que reproducen las características de la piel humana. En algunos casos el éxito obtenido ha sido considerable. Así, en noviembre de 2012 un equipo de físicos liderados por Chzhenan Bao, de la Universidad de Stanford, creó un material muy flexible que podía servir de base para una piel sintética.
Ahora, Bao y sus colegas han perfeccionado la 'piel' aumentando su sensibilidad al tacto y a la vibración de tal manera que el nuevo producto es comparable a la piel natural en fuerza y flexibilidad.
Para este fin, los científicos han instalado en la piel transistores flexibles hechos de piezas de polímeros organosilícicos semiconductores interconectados con electrodos microscópicos de oro. Este diseño especial 'trenzado' les permite soportar repetidos estiramientos y flexiones sin sufrir daños.
Estos transistores tienen una propiedad notable: su conductividad eléctrica cambia cuando se les aplica presión. Durante los experimentos con fragmentos de la piel eléctrica, los autores del estudio seleccionaron unos parámetros de tensión y corriente que permiten al dispositivo reaccionar incluso a los más mínimos cambios de presión.
Los científicos han utilizado su invento para crear un sensor de impulsos de alta sensibilidad más fino que una tirita.
Según los físicos, el invento tiene el récord de sensibilidad actual: es casi 150 veces más sensible al tacto que otros sensores poliméricos, y 20 veces más sensible que el 'campeón' en este campo, la goma electroconductora.
Esto permite usar este material para la fabricación de microsensores médicos, y hace que la piel sea ideal para confeccionar las extremidades de robots.
Ahora, Bao y sus colegas han perfeccionado la 'piel' aumentando su sensibilidad al tacto y a la vibración de tal manera que el nuevo producto es comparable a la piel natural en fuerza y flexibilidad.
Para este fin, los científicos han instalado en la piel transistores flexibles hechos de piezas de polímeros organosilícicos semiconductores interconectados con electrodos microscópicos de oro. Este diseño especial 'trenzado' les permite soportar repetidos estiramientos y flexiones sin sufrir daños.
Estos transistores tienen una propiedad notable: su conductividad eléctrica cambia cuando se les aplica presión. Durante los experimentos con fragmentos de la piel eléctrica, los autores del estudio seleccionaron unos parámetros de tensión y corriente que permiten al dispositivo reaccionar incluso a los más mínimos cambios de presión.
Los científicos han utilizado su invento para crear un sensor de impulsos de alta sensibilidad más fino que una tirita.
Según los físicos, el invento tiene el récord de sensibilidad actual: es casi 150 veces más sensible al tacto que otros sensores poliméricos, y 20 veces más sensible que el 'campeón' en este campo, la goma electroconductora.
Esto permite usar este material para la fabricación de microsensores médicos, y hace que la piel sea ideal para confeccionar las extremidades de robots.
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