Cultura
Un tejón ayuda a arqueólogos alemanes a encontrar un tesoro medieval
Un tejón permitió a unos arqueólogos encontrar cerca de Berlín dos tumbas medievales que escondían una gran cantidad de antiguas joyas, informa la web ABC News.
Dos arqueólogos aficionados alemanes, Lars Wilhelm y Hendrikje Ring, paseaban por el terreno de una granja en el pueblo de Stolpe, en Brandemburgo, cerca de Berlín, cuando vieron un hueso que asomaba de una madriguera de tejón. El tamaño y la forma del hallazgo les hicieron pensar que los restos pertenecían a un humano.
Con el objetivo de averiguar si la madriguera del animal guardaba más secretos, los aficionados decidieron tomar fotos de su interior con una cámara especial. Las imágenes que obtuvieron revelaron que el escondrijo de mamífero se encontraba en el emplazamiento de una sepultura medieval que contenía dos tumbas y varias joyas. La reacción de Wilhelm y Ring ante un hallazgo de tal envergadura fue informar de él a los arqueólogos profesionales del Departamento de Protección de los Monumentos de Brandemburgo, que continuaron la investigación del lugar.
Los científicos determinaron que las osamentas y los valiosos objetos enterrados junto a ellas databan de principios del siglo XII y pertenecían a personas de la nobleza. En las tumbas los arqueólogos hallaron cuencos de bronce como los que en esa época utilizaba la élite social para lavarse las manos antes de comer.
Según los arqueólogos, ambos esqueletos se encuentran en buen estado de conservación y uno de ellos pertenecía sin lugar a dudas a un guerrero, ya que los huesos presentaban múltiples heridas de lanza y una fractura que podría haberse producido al caer de una montura. Junto al esqueleto se encontraron varias espadas y otros artículos militares de la época medieval.
Thomas Kersting, del Departamento de Protección de los Monumentos de Brandemburgo, ha comentado que nunca se habían encontrado tumbas de este tipo en la región, por lo que este descubrimiento tiene una gran relevancia.
Con el objetivo de averiguar si la madriguera del animal guardaba más secretos, los aficionados decidieron tomar fotos de su interior con una cámara especial. Las imágenes que obtuvieron revelaron que el escondrijo de mamífero se encontraba en el emplazamiento de una sepultura medieval que contenía dos tumbas y varias joyas. La reacción de Wilhelm y Ring ante un hallazgo de tal envergadura fue informar de él a los arqueólogos profesionales del Departamento de Protección de los Monumentos de Brandemburgo, que continuaron la investigación del lugar.
Los científicos determinaron que las osamentas y los valiosos objetos enterrados junto a ellas databan de principios del siglo XII y pertenecían a personas de la nobleza. En las tumbas los arqueólogos hallaron cuencos de bronce como los que en esa época utilizaba la élite social para lavarse las manos antes de comer.
Según los arqueólogos, ambos esqueletos se encuentran en buen estado de conservación y uno de ellos pertenecía sin lugar a dudas a un guerrero, ya que los huesos presentaban múltiples heridas de lanza y una fractura que podría haberse producido al caer de una montura. Junto al esqueleto se encontraron varias espadas y otros artículos militares de la época medieval.
Thomas Kersting, del Departamento de Protección de los Monumentos de Brandemburgo, ha comentado que nunca se habían encontrado tumbas de este tipo en la región, por lo que este descubrimiento tiene una gran relevancia.
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