Momias de todo el mundo 'invaden' Los Ángeles
"Las momias son ventanas hacia el pasado". Y su investigación nos da la oportunidad de comprobar las transformaciones de la cultura humana a lo largo de la historia. Las 150 momias humanas y de animales de la exposición representan una selección de las más completas colecciones mundiales sobre el tema y estará abierta hasta el próximo 28 de noviembre en el Centro de Ciencias de California.
Los científicos no creen que las momias se reencarnen y lo rechazan en la página web oficial de la exposición. Aunque la gente de diferentes confesiones sí cree en ello. Para evitar posibles reacciones negativas, destacan en su comunicado de ética deontológica que “El análisis de ADN y otros avances nos permiten determinar correctamente la validez y los vínculos humanos sin conculcar las reglas que rigen el respeto hacia la dignidad y la vida humana”.
La posible reencarnación de la persona es una de las razones para la momificación de los cuerpos, aunque en general son muchas y suponen una de las temáticas más destacadas de la exposición. Entre ellas, la necesitad de preservar el cuerpo para una celebración de funerales prolongados, mantener el recuerdo de la persona o preparar al muerto para su otra vida, donde el cuerpo también será necesario.
La exposición contiene momias reales, creadas artificialmente por el hombre y también momias naturales, así como artefactos funerarios y de uso cotidiano, provenientes de 20 museos ubicados en siete países de los cinco continentes.
Dentro de la muestra, destaca la momia de un bebé peruano de 6.500 años de antigüedad hallado en la cordillera de Los Andes, en el Perú.
El vicepresidente del Centro de Ciencias de California, William T. Harris, indicó que el niño nació alrededor de 4.500 años antes de Cristo y por medio de investigaciones científicas se sabe que sufría de un "defecto del corazón que le causó una infección en los pulmones, dolencia de la que pudo fallecer".
Además se expone una familia europea del siglo XVIII, que fue descubierta en Hungría en 1994 y cuyos cuerpos se preservaron naturalmente debido a las condiciones climatológicas de la cripta de la iglesia en la que permanecieron sepultados durante siglos.
A esta familia pertenecía Johannes Orlovitz, también conocido como 'el niño de Detmold', un bebé momificado y que en la exposición aparece vestido con su ropa infantil.
El propósito de la exhibición es mostrar que existe todo un universo más allá de lo que la mayoría de la gente conoce sobre la momificación.
Al mismo tiempo, los visitantes podrán apreciar los avances científicos que han permitido desarrollar las investigaciones sobre las momias y sobre las condiciones de vida de la época en la que vivían las personas momificadas hasta en los más pequeños detalles.
La muestra expone los diferentes tipos de momificaciones, ya sea la natural, que tiene lugar en las calientes y secas arenas de los desiertos o en los hielos perpetuos de las altas montañas, o la artificial, desarrollada históricamente por culturas milenarias para la preservación de sus seres queridos o de sus gobernantes y clases privilegiadas. La mayoría de estos métodos incluye un tipo de embalsamamiento o tratamientos con resina y a veces la colocación de vendas u otro tipo de atuendo especial.
A veces la momificación también puede ser parcialmente natural y en parte artificial. Así, muchas momias de las estepas rusas, conocidas como 'Pazyryk momias', fueron preparadas después de su muerte por sus cohetáneos, que reemplazaron los organos de estos cuerpos por hierba y otros materiales.
Estas momias rusas frecuentemente están congeladas naturalmente, como, por ejemplo, las momias que están en el Museo Hermitage o la famosa 'Princesa Pazyryk'.
La cultura Pazyryk es una cultura arqueológica de los pueblos escitas que fueron en su mayoría nómadas y vivían en el territorio de Siberia del Sur, en Rusia, en la frontera con China y Mongolia, en los siglos VI-III antes de Cristo. A los muertos nobles se les enterraba en armazones de madera. Los tatuajes que llevaban los caudillos son ahora los ejemplos más antiguos de este tipo de adorno corporal preservados en el mundo. Además en los túmulos se guardaron también figuritas de animales y pájaros, ejemplos de productos textiles y hasta la alfombra más antigua del mundo. La mayoría de las muestras se puede ver en el Museo Estatal Hermitage.
En el año 1993, debajo de una tumba ya devastada, encontraron una más antigua, la parte interna de la cual fue rellenada de hielo, lo que permite conservar los restos durante miles de años. Para sacar los objetos de la tumba, los científicos derritieron el hielo del enterramiento durante varios días con agua caliente. Como resultado de este proceso encontraron una momia de una joven de unos 2.000 años de antigüedad. Las buenas condiciones de conservación de la tumba permitieron conservar el tatuaje en su piel, así como su ropa (falda de lana, camisa de seda y abrigo de piel). Su edad en el momento de la muerte fue aproximadamente de 25 años y medía 170 centímetros de altura.
A pesar de las afirmaciones de los científicos sobre que la joven era una representante de la cultura Pazyryk, el pueblo de aquella región destacaba lo contrario, subrayando que son restos de la gran guerrera y bruja Kydym, antepasado de la actual población de Altai. Los periodistas la bautizaron como 'la princesa de Ukok' (nombre del territorio donde estaba su tumba). Los lugareños insistían en devolverla a su sepulcro. No sólo se violaron las creencias religiosas y morales de un pueblo entero, sino también, según su criterio, toda la Republica de Altai se puso en peligro. En el pueblo se cree que las momias pueden vengarse. Por ello empezaron a considerar cualquier desgracia que ocurriera en este territorio como una consecuencia de las investigaciones arqueológicas y científicas, ya fuera un terremoto o la muerte de ganado. Las excavaciones arqueológicas se paralizaron por un plazo de 12 años a causa de la prohibición del Gobierno local, pero después se reanudaron, ya que ese mandato local entraba en conflicto con la Ley Federal.
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