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58 esculturas de hierro oxidado custodian los valores esenciales

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El tiempo que huye y la vida que pasa con ella son las reflexiones principales que acuden a la mente al ver estos objetos de hierro fundido. La provocación de preguntas existenciales es el reto principal de la muestra del proceso de oxidación de 58 esculturas de hierro de Xavier Mascaró, en el marc
58 esculturas de hierro oxidado custodian los valores esenciales

El tiempo que huye y la vida que pasa con ella son las reflexiones principales que acuden a la mente al ver estos objetos de hierro fundido. La provocación de preguntas existenciales es el reto principal de la muestra del proceso de oxidación de 58 esculturas de hierro de Xavier Mascaró, en el marco de la exposición ‘Eterno retorno’, del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM).

En esta muestra, que consta de ocho instalaciones, se destaca la situada a las puertas del museo, formada por nueve 'guardianes' de tres metros de alto. Se trata de esculturas hechas de hierro fundido, cuyo aspecto está a medio camino entre los budas sentados y los Guerreros de Xian, según ha indicado su autor, y que se exponen a la intemperie de forma que la lluvia y las condiciones atmosféricas han acabado por oxidarlas.

Según la directora del IVAM, Consuelo Císcar, ésa es la voluntad del artista: que el tiempo deje su impronta en las esculturas, de forma que éstas cobren vida y reflejen "el dolor, la muerte y el accidente" presentes en la existencia.

Estos cancerberos son, en el ideario de Mascaró, los encargados de custodiar los "valores esenciales", entre los que el artista destaca el "deseo de permanencia" de los humanos. El segundo eje de esta muestra lo constituye una gran barcaza de bronce situada también en la explanada del museo, que el curador de la muestra, Rafael Sierra, asocia al tránsito al más allá que este objeto representa en la cultura occidental, y que para el artista simboliza además el trayecto y la voluntad de congelar el presente. La combinación de los guardianes y la barca constituyen para Mascaró un metáfora sobre la "sensación pasajera de la vida".

La exposición incluye también a uno de los 'músicos' de Mascaró, que puede verse en el vestíbulo del IVAM, así como a diversos 'guardianes' de distintas dimensiones, que permiten al escultor dialogar con el público "con distintos niveles de intensidad".

Mascaró, nacido en París en 1965, vivió en Valencia desde los 7 hasta los 13 años. Destacó que le hacía "mucha ilusión" exponer en el IVAM, no sólo por el prestigio del museo, sino también por poder volver a la ciudad en la que permaneció en una época "crucial" de su vida. La exposición, que podrá visitarse hasta el 6 de diciembre, fue inaugurada por Rodrigo Rato, presidente de Caja Madrid, entidad que patrocina la muestra.

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