Experto: "Occidente podría echar a pique al FMI cuando pierda su control"
Así opina el experto de la Fundación de la Cultura Estratégica Valentín Katasónov, quien predice que ese proceso de redistribución también llegará pronto a un punto irreversible.
Toda la historia del FMI cobija catorce revisiones sucesivas de las aportaciones anuales de cada país miembro. La última fue acordada por los países del G-20 en 2010 y supuso una importante subida en la participación de China y de otros países que habían mostrado los más altos índices de crecimiento, disminuyendo los pagos anuales de Reino Unido, Estados Unidos y algunos otros países fundadores del mayor instrumento financiero interestatal.
Rusia está dispuesta a aportar en cualquier momento los 10.000 millones de euros adicionales previstos por aquellos acuerdos a cuenta de sus reservas en divisas. Para eso hace falta que todos los países ratifiquen el cambio. Mientras tanto, la nación numéricamente más beneficiada por la reforma, EE.UU., no se apresura a efectuar su pago o ratificar lo decidido. Según destaca el experto, Washington "solo derrama promesas".
Occidente no está dispuesto a ceder sus posiciones
Es que "Occidente no está dispuesto a ceder sus posiciones", señala Katasónov. "Más bien podría echar a pique al buque del Fondo Monetario Internacional que surcaba los mares y los océanos financieros del mundo según sus órdenes".
Una vez extrapolada a la próxima década la tendencia a la disminución de la participación de EE.UU. en el producto bruto mundial, hacia 2021 el país solo contará con un 14,6% del montante de los PIB nacionales. Esta cifra ya no sería suficiente para que Washington retenga en sus manos la participación accionaria en el Fondo con capacidad de bloqueo, dice el experto, "incluso si se logra abusar al máximo de indicadores como la transparencia y la volatilidad económica".
Los países de Europa tampoco están interesados en la reducción gradual de su participación, porque perderían los votos disponibles en la dirección del Fondo Monetario. La región "busca dinero por todo el mundo para tapar los agujeros en sus presupuestos y refinanciar las crecientes deudas nacionales". Afronta muchas dificultades para acceder a préstamos nuevos, puesto que entre 2010 y 2013 el FMI avaló de una manera desproporcional a los países de la Unión Europea.
Katasónov destaca que los miembros no europeos se quejan del favoritismo de la administración actual del FMI y no van a soportarlo cuando lleguen al control del organismo. Por eso son ellos los máximos interesados en una mayor participación, al tiempo que Europa y Estados Unidos permitirían que el Fondo deje de existir.