Economía
Finalidades y prioridades económicas de China en América Latina
La gira por los países de América Latina del presidente chino, Xi Jinping, cuya agenda ha concluido este miércoles en Cuba, marcó un progreso sin precedentes en la cooperación de los países de la región con el gigante asiático.
El comercio entre China y el conjunto de los países de América Latina y el Caribe se ha disparado los últimos 15 años, subiendo de un valor total por 12.000 millones de dólares en 2000 a 261.000 millones en 2013. Y todavía hay espacio para el crecimiento, dado que los volúmenes de comercio bilateral de China con algunos de los países latinoamericanos continúan siendo relativamente bajos, informa The Diplomat.
Entre 2005 y 2013, China otorgó a la región un total de 102.200 millones de dólares en préstamos, sin contar las multimillonarias inversiones en los sectores petrolero y minero. Dentro del mismo plazo llegó a ser el segundo socio comercial más grande para toda la región y puede tener como meta sustituir a Estados Unidos en la posición más alta.
Pero más allá de los beneficios económicos del comercio, China tiene un interés estratégico en Sudamérica como fuente de energía, importaciones agrícolas y otros recursos naturales. Como es una potencia creciente y competidora con EE.UU., China busca la máxima diversidad posible para sus importaciones de hidrocarburos frente a las incertidumbres que ofrece Oriente Medio como suministrador.
Pekín ha cuidado durante años su relación especial con el mayor exportador de petróleo latinoamericano, Venezuela, y procura también invertir cada vez más en la industria petrolera de Brasil. Debido a esa lógica económica, el presidente chino, Xi Jinping, concedió cierta prioridad a su viaje a estos dos países.
Este lunes en Caracas Xi firmó 38 acuerdos de cooperación con el mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro. El país sudamericano dispondrá a partir de ahora de créditos por 5.691 millones de dólares y podrá construir su tercer satélite espacial.
Pekín actúa con la esperanza de que el apoyo económico se transforme en un vínculo político mutuamente provechoso e inmutable: una estrategia que ha empleado también en África. Es por eso que el discurso de Xi Jinping en el Congreso Nacional de Brasil se centró en las cuestiones políticas y sociales, más que en los aspectos económicos de la cooperación. El líder chino invitó a los socios brasileños a compartir un nuevo concepto de seguridad y algunos valores como el mantenimiento de la "soberanía de cada uno", basada en la seguridad y la integridad territorial.
En Argentina, China tiene obvias perspectivas de convertirse en el inversor número uno, mientras que el resto de las grandes economías del mundo se abstienen de prestarle dinero a Buenos Aires después del famoso 'corralito' de 2001 y en medio de los pleitos incesantes iniciados por los fondos buitres.
Durante el viaje actual Pekín se ha comprometido a financiar, a través de sus bancos, la construcción de una presa hidroeléctrica en la provincia de Santa Cruz por un valor de 4.714 millones de dólares. Los dos países colaborarán también en la construcción de un reactor de agua pesada y de una central nuclear nueva. Además, el Ministerio de Comercio de China y el Banco Central de la República Argentina firmaron un acuerdo financiero que facilitará el intercambio de divisas por un valor equivalente a 11.000 millones de dólares.
En Cuba, uno de los 29 convenios firmados por Xi con su par, Raúl Castro, estipuló la provisión de níquel cubano a China. Es un recurso estratégico cuyo suministro es de importancia extraordinaria para la industria china y, en particular, para el complejo industrial militar y el sector espacial.
El gigante asiático participará también en la construcción de una terminal multipropósito en el puerto de Santiago de Cuba y de un complejo inmobiliario asociado a un campo de golf en las afueras de La Habana que será una nueva joya turística y deportiva en la isla. Además, las partes acordaron aplazar durante diez años el inicio del pago del préstamo gubernamental libre de interés concedido a La Habana a partir de 2003.
En muchos aspectos, la configuración de la gira de Xi por los países de la región ha repetido (aunque en dirección inversa), la del viaje del presidente ruso, Vladímir Putin, que se clausuró hace pocos días en Brasil: un hecho que evidencia la semejanza de intereses y prioridades que tienen Rusia y China en el hemisferio occidental.
Entre 2005 y 2013, China otorgó a la región un total de 102.200 millones de dólares en préstamos, sin contar las multimillonarias inversiones en los sectores petrolero y minero. Dentro del mismo plazo llegó a ser el segundo socio comercial más grande para toda la región y puede tener como meta sustituir a Estados Unidos en la posición más alta.
Pero más allá de los beneficios económicos del comercio, China tiene un interés estratégico en Sudamérica como fuente de energía, importaciones agrícolas y otros recursos naturales. Como es una potencia creciente y competidora con EE.UU., China busca la máxima diversidad posible para sus importaciones de hidrocarburos frente a las incertidumbres que ofrece Oriente Medio como suministrador.
Pekín ha cuidado durante años su relación especial con el mayor exportador de petróleo latinoamericano, Venezuela, y procura también invertir cada vez más en la industria petrolera de Brasil. Debido a esa lógica económica, el presidente chino, Xi Jinping, concedió cierta prioridad a su viaje a estos dos países.
Este lunes en Caracas Xi firmó 38 acuerdos de cooperación con el mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro. El país sudamericano dispondrá a partir de ahora de créditos por 5.691 millones de dólares y podrá construir su tercer satélite espacial.
China tiene interés estratégico en Sudamérica
Con Brasil, la cooperación roza el grado de igualdad, ya que ambas partes son indiscutibles líderes regionales e igualmente forman parte del Grupo de los 20 y los BRICS. La cumbre de este último organismo en Brasilia, que sirvió de punto de partida para toda la gira, esta vez continuó en un formato nuevo de cuarteto de la Celac (los presidentes de Costa Rica, Cuba, Ecuador y Antigua y Barbuda) más China.Pekín actúa con la esperanza de que el apoyo económico se transforme en un vínculo político mutuamente provechoso e inmutable: una estrategia que ha empleado también en África. Es por eso que el discurso de Xi Jinping en el Congreso Nacional de Brasil se centró en las cuestiones políticas y sociales, más que en los aspectos económicos de la cooperación. El líder chino invitó a los socios brasileños a compartir un nuevo concepto de seguridad y algunos valores como el mantenimiento de la "soberanía de cada uno", basada en la seguridad y la integridad territorial.
En Argentina, China tiene obvias perspectivas de convertirse en el inversor número uno, mientras que el resto de las grandes economías del mundo se abstienen de prestarle dinero a Buenos Aires después del famoso 'corralito' de 2001 y en medio de los pleitos incesantes iniciados por los fondos buitres.
Durante el viaje actual Pekín se ha comprometido a financiar, a través de sus bancos, la construcción de una presa hidroeléctrica en la provincia de Santa Cruz por un valor de 4.714 millones de dólares. Los dos países colaborarán también en la construcción de un reactor de agua pesada y de una central nuclear nueva. Además, el Ministerio de Comercio de China y el Banco Central de la República Argentina firmaron un acuerdo financiero que facilitará el intercambio de divisas por un valor equivalente a 11.000 millones de dólares.
En Cuba, uno de los 29 convenios firmados por Xi con su par, Raúl Castro, estipuló la provisión de níquel cubano a China. Es un recurso estratégico cuyo suministro es de importancia extraordinaria para la industria china y, en particular, para el complejo industrial militar y el sector espacial.
El gigante asiático participará también en la construcción de una terminal multipropósito en el puerto de Santiago de Cuba y de un complejo inmobiliario asociado a un campo de golf en las afueras de La Habana que será una nueva joya turística y deportiva en la isla. Además, las partes acordaron aplazar durante diez años el inicio del pago del préstamo gubernamental libre de interés concedido a La Habana a partir de 2003.
En muchos aspectos, la configuración de la gira de Xi por los países de la región ha repetido (aunque en dirección inversa), la del viaje del presidente ruso, Vladímir Putin, que se clausuró hace pocos días en Brasil: un hecho que evidencia la semejanza de intereses y prioridades que tienen Rusia y China en el hemisferio occidental.
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