Economía
"Cualquiera que amenace al petrodólar es enemigo número uno de EE.UU."
El apoyo al monopolio del petrodólar es clave para EE.UU. a la hora de seleccionar a sus amigos y enemigos en la política exterior, cree Anne Machon, una exagente del servicio secreto británico Mi5 que actualmente se dedica a la escritura.
Este factor es mucho más importante para la deteriorada economía estadounidense que los propios hidrocarburos, que Washington pretende controlar en distintas partes del mundo. Es por eso, revela en un blog redactado para RT en inglés, que los "repugnantes" regímenes del golfo Pérsico están entre los mejores amigos de EE.UU. y apoyan el monopolio de la divisa estadounidense.
Para explorar el mercado más grande del mundo, el de la Unión Europea, recuerda la analista, Irán quiso construir un oleoducto vía Siria y contaba ya con la aprobación del presidente Bashar al Assad. Por otro lado, Arabia Saudita, Catar y EE.UU. por lo visto tienen otros proyectos que también implican el suministro desde el Golfo hasta Europa vía Siria.
"De ahí la necesidad urgente de derrocar a Al Assad y poner en su lugar a un Gobierno títere sunita más leal a los que manipulen las cuerdas", dice Machon. "Es así como la muerte, el caos y el sufrimiento humano se extendieron por toda la región". Y esto es un ejemplo realmente espantoso de cómo funciona la doctrina de supremacía estadounidense del 'psicópata' Zbigniew Brzezinski, agrega.
"Es una verdad extensamente aceptada hoy […] que todas las guerras de Oriente Medio se desencadenaron para proteger los intereses petroleros y energéticos de Estados Unidos", sostiene. Menos conocido es el desesperado alboroto de EE.UU. con el objetivo de proteger el monopolio del petrodólar. "Si esto falla, el dólar dejará de ser la divisa de reserva mundial y EE.UU. lo tendrá crudo económicamente".
"Si mira todas las recientes guerras, invasiones e 'intervenciones humanitarias' que han dejado a países destrozados y han sembrado la anarquía en regiones enteras, está claro que más allá del petróleo y el gas la cuestión clave es el dinero", sintetiza la autora.
En los años previos a 2003 Irak trató de sustituir el dólar por el euro en el comercio del petróleo y Saddam Hussein fue destituido. Tan pronto como el coronel Gaddafi comenzó a hablar de la institución de un dinar de oro africano como divisa apoyada en la riqueza petrolífera de Libia para desafiar al petrodólar, también fue derribado. Al Assad quiso facilitarles a Rusia e Irán la entrega de energía a Europa y resultó atacado. El propio Irán trató de canjear sus reservas por euros y estuvo a punto de ser invadido en 2008.
Finalmente Moscú empezó a vender su energía en rublos. Pero Rusia, gracias a su posición predominante en el suministro de energía a Europa, al apoyo que recibe de los países de Oriente que buscan emanciparse de la influencia estadounidense y al banco de inversión conjunto con otros países BRICS, es ahora lo suficientemente fuerte para poder desafiar la hegemonía estadounidense. Sin embargo, si alguien amenaza el monopolio del petrodólar, y por lo tanto también la solvencia financiera de EE.UU., se convierte en enemigo declarado número uno.
Para explorar el mercado más grande del mundo, el de la Unión Europea, recuerda la analista, Irán quiso construir un oleoducto vía Siria y contaba ya con la aprobación del presidente Bashar al Assad. Por otro lado, Arabia Saudita, Catar y EE.UU. por lo visto tienen otros proyectos que también implican el suministro desde el Golfo hasta Europa vía Siria.
"De ahí la necesidad urgente de derrocar a Al Assad y poner en su lugar a un Gobierno títere sunita más leal a los que manipulen las cuerdas", dice Machon. "Es así como la muerte, el caos y el sufrimiento humano se extendieron por toda la región". Y esto es un ejemplo realmente espantoso de cómo funciona la doctrina de supremacía estadounidense del 'psicópata' Zbigniew Brzezinski, agrega.
"Es una verdad extensamente aceptada hoy […] que todas las guerras de Oriente Medio se desencadenaron para proteger los intereses petroleros y energéticos de Estados Unidos", sostiene. Menos conocido es el desesperado alboroto de EE.UU. con el objetivo de proteger el monopolio del petrodólar. "Si esto falla, el dólar dejará de ser la divisa de reserva mundial y EE.UU. lo tendrá crudo económicamente".
"Si mira todas las recientes guerras, invasiones e 'intervenciones humanitarias' que han dejado a países destrozados y han sembrado la anarquía en regiones enteras, está claro que más allá del petróleo y el gas la cuestión clave es el dinero", sintetiza la autora.
En los años previos a 2003 Irak trató de sustituir el dólar por el euro en el comercio del petróleo y Saddam Hussein fue destituido. Tan pronto como el coronel Gaddafi comenzó a hablar de la institución de un dinar de oro africano como divisa apoyada en la riqueza petrolífera de Libia para desafiar al petrodólar, también fue derribado. Al Assad quiso facilitarles a Rusia e Irán la entrega de energía a Europa y resultó atacado. El propio Irán trató de canjear sus reservas por euros y estuvo a punto de ser invadido en 2008.
Finalmente Moscú empezó a vender su energía en rublos. Pero Rusia, gracias a su posición predominante en el suministro de energía a Europa, al apoyo que recibe de los países de Oriente que buscan emanciparse de la influencia estadounidense y al banco de inversión conjunto con otros países BRICS, es ahora lo suficientemente fuerte para poder desafiar la hegemonía estadounidense. Sin embargo, si alguien amenaza el monopolio del petrodólar, y por lo tanto también la solvencia financiera de EE.UU., se convierte en enemigo declarado número uno.
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