Grecia, se resiste a pasar por el aro de la austeridad
Los trabajadores griegos declararon una huelga de 24 horas para protestar las nuevas medidas de austeridad reclamadas por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de su ayuda financiera.
El plan de austeridad de Grecia, que conlleva unas rígidas medidas de ajuste, desató una ola de indignación entre los sindicatos griegos que participan en las manifestaciones.
La huelga paralizó la circulación de trenes y de barcos, y se dejó sentir igualmente en los medios de comunicación, los bancos, los ministerios, los servicios públicos, las guarderías y las empresas estatales en vías de privatización.
La situación en Grecia está llegando a un punto crítico, sobre todo desde que una de las mayores agencias de calificación Standard & Poor's (S&P) recortara la solvencia crediticia griega al mínimo.
Varios países de la UE se muestran descontentos con las medidas de apoyo crediticio concedidas a Grecia y afirman que este país hace "pocos esfuerzos" para mejorar su situación financiera.
Los 110.000 millones de euros del plan de rescate concedidos a Grecia han sumido al país en un déficit que es motivo de una creciente división entre sus aliados europeos. El descontento expresado por varias naciones de la eurozona debido al empeoramiento de la situación de Grecia es cada vez mayor, y las fórmulas empleadas para darlo a conocer son cada vez menos indulgentes.
“No podemos limitarnos a mostrar nuestra solidaridad y luego decir que estos países sigan igual que antes. No podemos tener la misma moneda, mientras unos se permiten muchas vacaciones y otros muy pocas. Esto no va a funcionar a largo plazo”, indicó la canciller alemana, Angela Merkel.
Su reproche a Grecia, ya hostigada por drásticos recortes, apenas podría hallar respuesta, estiman los expertos. De hecho, el volúmen de la deuda griega ha llevado a muchas voces, mayormente alemanas, a sostener que la eventual salida del país de la eurozona sería un alivio para la UE.
Los problemas que acucian a Grecia son ya de por sí agudos. Se estima que unos 800.000 ciudadanos se quedarán sin empleo este año, lo que podría elevar el paro juvenil hasta un 40%. El efecto devastador de la crisis se deja sentir especialmente en las tiendas del país.
“Se podría pensar que los griegos son gente que toma el sol y que no trabaja. Pero la realidad es bien diferente. Las estadísticas demuestran que trabajan igual que otros europeos y aún más. En tiempos de crisis uno tiene que buscar forma de ganarse la vida y compaginar varios empleos a la vez”, señaló Stavros Stavrides, profesor de arquitectura de la Universidad Técnica Nacional de Grecia.
Entre la espada y la pared, Grecia anuncia nuevas medidas de austeridad. Esta vez el gobierno ajustará las pensiones y los salarios de los funcionarios públicos, además de activar un amplio programa de privatizaciones. Todo para contener al monstruoso fantasma de la bancarrota.