Opinión
Cuando las mujeres son asesinadas “por honor”
Jóvenes que cometen adulterio, adolescentes que tienen novios, chicas que no respetan las tradiciones son torturadas y asesinadas por sus propios padres y esposos en diversas culturas. Los crímenes contra las mujeres no son religiosos sino culturales. Tampoco son propios del islam, dado que hay numerosos casos documentados en comunidades cristianas e hindúes. La cantidad de mujeres asesinadas para preservar “el honor de una familia” llegan a 20.000 por año.
Los asesinatos de mujeres, que se cometen para salvar el “honor de una familia”, se suelen vincular de manera prejuiciosa al mundo islámico, sin embargo informes realizados por organismos como Amnistía Internacional, revelan que estos feminicidios se realizan también en países cristianos y en la India.
Aunque, el mayor número de asesinatos para mantener intacta la dignidad de una familia ultrarreligiosa se concentran en el Kurdistán iraquí, Jordania, Egipto, Pakistán y Turquía.
Las Naciones Unidas calculan que las muertes de mujeres por parte de familiares cercanos llegan a las 5.000 anuales en todo el mundo. Pero, varias ONG (Organizaciones No Gubernamentales) que investigan estas atrocidades sospechan que serían unas 20.000.
No obstante, no se deben confundir estos asesinatos con la violencia de género común. Las ONG que estudian este fenómeno se refieren solamente a casos de “muertes por honor”, muchas veces encubiertas por las autoridades. Quedan exentas las habituales masacres de mujeres en Ciudad Juárez, México, porque están relacionados con crímenes mafiosos, que no son estimulados por las propias familias, a diferencia de los “crímenes de honor”.
Una investigación publicada por el diario británico 'The Independent', recopiló los informes de los crímenes para salvar la dignidad de una familia, realizados por varias ONG.
Existen recientes casos documentados en Jordania y Egipto de padres que violan a sus propias hijas y luego si quedan embarazadas las matan para “salvar el honor de la familia”.
El diario menciona la crueldad en Somalia contra Aisha Duhulow, una niña de trece años que había sido violada por tres hombres. Como si ella fuera la causante de su propia desgracia, un tribunal la condenó a morir lapidada enterrada hasta el cuello, luego de que su propia familia la denunciara.
Después de que se cumpliera con la sentencia, se la desenterró, pero al comprobarse que seguía viva, la lapidación continuó.
En Somalia, luego de más veinte años de caos, las milicias islámicas de Al Shabab, vinculadas con Al Qaeda, tomaron gran parte del país. Allí establecieron la sharía, una visión extremista del Corán, que permite cometer “crímenes de honor” contra familiares mujeres.
En otros casos, los gobernantes evitan combatir el extremismo violento contra las mujeres, para no perder lazos con comunidades que los pueden apoyar en una guerra o para trazar estratégicas alianzas políticas. En las elecciones presidenciales del año pasado en Afganistán, el presidente Hamid Karzai, aliado de Occidente, debió permitir la alianza con partidos regionales chiítas que sostienen la pena de muerte para las mujeres que hayan cometido adulterio, y que fueron repudiadas por sus propios padres y esposos.
En el cristianismo y en el hinduismo
La periodista jordana Rana Husseini, que publicó este año el libro 'Murder in the Name of Honor' ('Asesinato en nombre del honor'), sostiene que no solo en el islam suceden estos feminicidios, sino que en Jordania, ella misma ha documentado casos de familias cristianas que cometen estos actos de barbarie.
Por eso, es preciso diferenciar, en este tipo de asesinatos, el origen cultural del religioso.
Según Husseini, el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas emitió informes que indican que estos asesinatos tienen lugar además en países no islámicos como Brasil, Ecuador, Estados Unidos, Reino Unido, India, Israel e Italia.
Un caso emblemático es el ritual del satí, en la India. En las castas más altas, la viuda de una importante personalidad fallecida tenía la obligación de arrojarse a la pira funeraria de su esposo. La vida de la mujer que pierde a su marido y que no tiene hijos carece de sentido para este rígido sistema hindú.
Ya los colonialistas británicos habían documentado este macabro rito, que fue prohibido por ley a comienzos del siglo XX, pero aun hoy la presión social impulsa a que muchas viudas continúen con el satí.
Por su parte, Robert Fisk, el periodista de 'The Independent' que investigó los asesinatos de honor, afirmó que estos casos existen en Reino Unido, Bélgica, Rusia y Canadá y que no son propios de la fe islámica.
Asimismo, en una entrevista a medios británicos, Shamiul Joarder, uno de los líderes de la Asociación Musulmana de Gran Bretaña aseguró que “Matar por honor es antiislámico, está prohibido en el islam y es ajeno al islam” y agregó “Es un tema cultural, no religioso, y es necesario hacer la distinción”.
Complicidad gubernamental
Generalmente los funcionarios disfrazan los asesinatos de honor, como casos de suicidio.
En Egipto, la ONG Centro Egipcio para la Asistencia Legal, contradice la versión oficial de que muchas jóvenes se suicidan, cuando en realidad son asesinadas para salvar la dignidad familiar.
En Reino Unido, cuando este tipo de asesinatos se cometen dentro de una familia musulmana, la Policía suele ignorar esos casos para no deteriorar las relaciones con la numerosa comunidad islámica que vive en ese país.
En tanto, Jordania dio un paso adelante al crear un tribunal especial para juzgar a personas que cometan asesinatos para salvar la dignidad familiar.
Los países que pueden modificar sus leyes para combatir el asesinato por honor, como Jordania o Reino Unido, deberían además de condenar a los culpables, crear algún instrumento de contención y de asilo a las víctimas, para prevenir la crueldad contra las mujeres. Además, podrían incorporar más enfáticamente a la educación de sus habitantes el rechazo al feminicidio y de a poco ir extirpando de las sociedades estas prácticas brutales.
Los asesinatos de mujeres, que se cometen para salvar el “honor de una familia”, se suelen vincular de manera prejuiciosa al mundo islámico, sin embargo informes realizados por organismos como Amnistía Internacional, revelan que estos feminicidios se realizan también en países cristianos y en la India.
Aunque, el mayor número de asesinatos para mantener intacta la dignidad de una familia ultrarreligiosa se concentran en el Kurdistán iraquí, Jordania, Egipto, Pakistán y Turquía.
Las Naciones Unidas calculan que las muertes de mujeres por parte de familiares cercanos llegan a las 5.000 anuales en todo el mundo. Pero, varias ONG (Organizaciones No Gubernamentales) que investigan estas atrocidades sospechan que serían unas 20.000.
No obstante, no se deben confundir estos asesinatos con la violencia de género común. Las ONG que estudian este fenómeno se refieren solamente a casos de “muertes por honor”, muchas veces encubiertas por las autoridades. Quedan exentas las habituales masacres de mujeres en Ciudad Juárez, México, porque están relacionados con crímenes mafiosos, que no son estimulados por las propias familias, a diferencia de los “crímenes de honor”.
Una investigación publicada por el diario británico 'The Independent', recopiló los informes de los crímenes para salvar la dignidad de una familia, realizados por varias ONG.
Existen recientes casos documentados en Jordania y Egipto de padres que violan a sus propias hijas y luego si quedan embarazadas las matan para “salvar el honor de la familia”.
El diario menciona la crueldad en Somalia contra Aisha Duhulow, una niña de trece años que había sido violada por tres hombres. Como si ella fuera la causante de su propia desgracia, un tribunal la condenó a morir lapidada enterrada hasta el cuello, luego de que su propia familia la denunciara.
Después de que se cumpliera con la sentencia, se la desenterró, pero al comprobarse que seguía viva, la lapidación continuó.
En Somalia, luego de más veinte años de caos, las milicias islámicas de Al Shabab, vinculadas con Al Qaeda, tomaron gran parte del país. Allí establecieron la sharía, una visión extremista del Corán, que permite cometer “crímenes de honor” contra familiares mujeres.
En otros casos, los gobernantes evitan combatir el extremismo violento contra las mujeres, para no perder lazos con comunidades que los pueden apoyar en una guerra o para trazar estratégicas alianzas políticas. En las elecciones presidenciales del año pasado en Afganistán, el presidente Hamid Karzai, aliado de Occidente, debió permitir la alianza con partidos regionales chiítas que sostienen la pena de muerte para las mujeres que hayan cometido adulterio, y que fueron repudiadas por sus propios padres y esposos.
En el cristianismo y en el hinduismo
La periodista jordana Rana Husseini, que publicó este año el libro 'Murder in the Name of Honor' ('Asesinato en nombre del honor'), sostiene que no solo en el islam suceden estos feminicidios, sino que en Jordania, ella misma ha documentado casos de familias cristianas que cometen estos actos de barbarie.
Por eso, es preciso diferenciar, en este tipo de asesinatos, el origen cultural del religioso.
Según Husseini, el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas emitió informes que indican que estos asesinatos tienen lugar además en países no islámicos como Brasil, Ecuador, Estados Unidos, Reino Unido, India, Israel e Italia.
Un caso emblemático es el ritual del satí, en la India. En las castas más altas, la viuda de una importante personalidad fallecida tenía la obligación de arrojarse a la pira funeraria de su esposo. La vida de la mujer que pierde a su marido y que no tiene hijos carece de sentido para este rígido sistema hindú.
Ya los colonialistas británicos habían documentado este macabro rito, que fue prohibido por ley a comienzos del siglo XX, pero aun hoy la presión social impulsa a que muchas viudas continúen con el satí.
Por su parte, Robert Fisk, el periodista de 'The Independent' que investigó los asesinatos de honor, afirmó que estos casos existen en Reino Unido, Bélgica, Rusia y Canadá y que no son propios de la fe islámica.
Asimismo, en una entrevista a medios británicos, Shamiul Joarder, uno de los líderes de la Asociación Musulmana de Gran Bretaña aseguró que “Matar por honor es antiislámico, está prohibido en el islam y es ajeno al islam” y agregó “Es un tema cultural, no religioso, y es necesario hacer la distinción”.
Complicidad gubernamental
Generalmente los funcionarios disfrazan los asesinatos de honor, como casos de suicidio.
En Egipto, la ONG Centro Egipcio para la Asistencia Legal, contradice la versión oficial de que muchas jóvenes se suicidan, cuando en realidad son asesinadas para salvar la dignidad familiar.
En Reino Unido, cuando este tipo de asesinatos se cometen dentro de una familia musulmana, la Policía suele ignorar esos casos para no deteriorar las relaciones con la numerosa comunidad islámica que vive en ese país.
En tanto, Jordania dio un paso adelante al crear un tribunal especial para juzgar a personas que cometan asesinatos para salvar la dignidad familiar.
Los países que pueden modificar sus leyes para combatir el asesinato por honor, como Jordania o Reino Unido, deberían además de condenar a los culpables, crear algún instrumento de contención y de asilo a las víctimas, para prevenir la crueldad contra las mujeres. Además, podrían incorporar más enfáticamente a la educación de sus habitantes el rechazo al feminicidio y de a poco ir extirpando de las sociedades estas prácticas brutales.
Twitter: @bruixland
www.pmundial.wordpress.com
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