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Piotr Tolochko y la ética científica de un historiador

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Piotr Tolochko y la ética científica de un historiador

En estos días, Ucrania y Rusia despiden a su gran historiador, tal vez el mejor experto en los pueblos eslavos orientales de la antigüedad, Poitr Tolochko. Era una autoridad incuestionable en todo lo relacionado con los temas del primer Estado que en el siglo XI se conoció bajo el nombre de 'la Rus de Kiev'. Los últimos años de su vida, que pasó en su casa, en la capital ucraniana, fue amenazado, allanado, acusado de "traición a la patria" y prácticamente expulsado de la vida científica, porque su comprensión de la historia ucraniana fue diametralmente opuesta a la versión oficial.

Dedicó toda su larga vida al riguroso estudio del pasado de su país y a sus 86 años murió convencido de que los rusos, los ucranianos y los bielorrusos siempre han compartido el mismo espacio cultural, espiritual e histórico, que provienen de una sola raíz y que son partes indivisibles de un solo pueblo. Para sus enemigos, los nacionalistas ucranianos en el poder, era el "agente más peligroso de Putin". Peligroso porque ninguno de ellos, desde su odio y fanatismo, pudo contraponer ningún argumento científico a los calmados y medidos argumentos de Tolochko.

Sus ideas eran incompatibles con las de los nacionalistas y chovinistas de cualquiera de los dos bandos. Ni de quienes afirman que "Rusia ha sido el enemigo histórico de Ucrania", ni de los que aseguran que "Ucrania no existe y el idioma ucraniano es un dialecto del ruso mal hablado". Su idioma natal era el ucraniano, pero él llegó a hablar un ruso mucho más puro que el de la mayoría de sus oponentes rusos. Lo ofendía profundamente la actual reescritura de la historia ucraniana por personajes descarados e ignorantes. Fue un defensor de la época soviética y de la cultura rusa, de lo que siempre habló abiertamente, con toda honestidad y valentía, con todo y lo que eso significa en la Ucrania actual.

Gracias a una corta relación personal que me regaló la vida, Piotr Tolochko quedará en mis recuerdos como una persona modesta, amable y con una gran capacidad para reírse de sí mismo, la que delata una verdadera grandeza humana. En su espíritu, era mucho más joven que la mayoría de jóvenes que lo rodeaban. Aunque los últimos años de su vida, por las circunstancias que conocemos, él estuvo bastante solo. Muchos de sus colegas y alumnos optaron por no arriesgar su carrera manteniendo una relación tan comprometedora.

Los amigos de distintas partes le ofrecían salir de Ucrania, pero su decisión fue permanecer en su amado Kiev hasta el final y a pesar de todo. La actual tragedia ucraniana seguramente aceleró su partida.

Uno de sus últimos ensayos tiene por título 'La ética científica de un historiador' y comienza así:

"Cuando los médicos empiezan a ejercer su profesión, parten del Juramento Hipocrático, que contiene las siguientes palabras: 'Llevaré adelante ese régimen, el cual de acuerdo con mi poder y discernimiento será en beneficio de los enfermos y les apartará del perjuicio y el terror'. Probablemente no todos sean fieles a este juramento en la vida real, pero para la mayoría es sin duda un mandamiento moral de por vida. Los historiadores no hacen ese tipo de juramento. No tienen un código escrito de honor profesional, aunque la regla de 'no hacer daño' se les aplica tanto como a los médicos. A diferencia de estos últimos, tratan con almas humanas y la salud social de toda una nación, y a menudo su actitud hacia otras naciones, depende en gran medida de las verdades que se implanten en ellas".

En una de sus publicaciones en los primeros años de la independencia ucraniana, cuando desde el poder ya oficialmente se afirmaba que "Ucrania era mucho más antigua que Rusia", él, con su tono burlón de siempre explicó: "No hay nada ofensivo en el hecho de que no existiera Ucrania en los tiempos de la Rus de Kiev. Tampoco existía Rusia, ¡si eso hace que alguien se sienta mejor! Nuestros ancestros no podían ni soñar que algunos de ellos un día se llamarían 'ucranianos', otros 'bielorrusos' y otros 'rusos'".

A principios del 2005, Tolochko firmó una carta colectiva en defensa de la lengua rusa en Ucrania, que 9 años antes del Maidán ya se veía amenazada. Y en el 2008, él escribió una carta al presidente prooccidental, Víktor Yúschenko, en la que expresó su indignación contra la política estatal dirigida a distorsionar la historia de Ucrania. El documento se hizo bastante conocido en el extranjero, pero el presidente de entonces nunca respondió ni una sola palabra.

En el 2011, es decir 3 años antes del golpe de Estado del Maidán, Tolochko renunció al Consejo de Política Humanitaria, que él mismo había creado para asesorar a los gobiernos, y fue uno de los primeros en advertir sobre las amenazas de la "integración europea", algo que estaba tan de moda en aquellos tiempos, detallando sus argumentos en un informe, que al parecer ningún ministro ucraniano leyó.

Su último libro en ruso, 'De dónde viene la tierra rusa', fue presentado en septiembre del 2023 en Moscú, en la Casa de los Rusos en el Extranjero. Publicar algo así en Ucrania ya era impensable.

Cuando el actual canciller ucraniano, Dmitri Kuleba, declaró que su país había roto definitivamente todas las relaciones con el mundo ruso, Tolochko hizo el siguiente comentario: "Romper con el mundo ruso es como romper con la propia historia. El mundo ruso no es un proyecto político del Kremlin, es un hecho cultural e histórico en el que vivimos desde hace más de mil años, y el mundo ruso se formó en los tiempos de la antigua Rus de Kiev”.

En noviembre del 2013 él dijo: "Tengo una patria más grande que Ucrania: la Rus Antigua. Allí puedo conversar con condes, hojear las crónicas. La locura de hoy algún día acabará. Por nuestros antepasados y descendientes, estamos obligados a cuidar la memoria de nuestra historia antigua, de nuestros orígenes culturales y espirituales comunes”.

Los que lo acusaban en Ucrania de "traición a la patria" todavía citan su declaración del 1 de noviembre de 2018 en el Palacio del Kremlin, durante la sesión plenaria del XXII Consejo Mundial del Pueblo Ruso: "[…] Me considero parte del mundo ruso. El mundo ruso no empezó con el reino de Moscú. Nació a orillas del Dniéper, en la antigua Rus de Kiev. Cuando los primeros cronistas y los primeros teólogos trataron de comprender qué era la Rus, identificaron este vasto espacio desde Nóvgorod hasta Kiev, desde los Cárpatos hasta el interfluvio Volga-Don, como un único espacio ruso ortodoxo".

Él hablo mucho de los tiempos que vendrían "después de que termine esta locura".

Necesito creer que después de que ella termine, las próximas generaciones de los niños ucranianos (compatriotas de los niños rusos y bielorrusos) podrán aprender y comprender la historia de nuestro pueblo leyendo los libros de Piotr Tolochko, el científico más ruso de los ucranianos y el más ucraniano de los rusos.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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