Peruanos de segunda
Los poblados o asentamientos ilegales que proliferan en torno a la capital de Perú, Lima, se han vuelto especialmente problemáticos por su forma de expandirse y por la apropiación de terrenos, lo que están dando lugar a un tráfico descontrolado e ilegal de tierras, problema para el que el Gobierno peruano no parece estar preparado.
Sin acceso a agua potable
El corresponsal de RT, Bricio Segovia, se ha adentrado en estos asentamientos para averiguar los motivos que han dado lugar a esta delicada situación y recabar la opinión de la gente que habita estos poblados, donde no existen las infraestructuras urbanas básicas de saneamiento, ni acceso a agua o electricidad. Asimismo ha consultado la opinión de expertos y la de los organismos encargados en poner solución a este problema.
El corresponsal de RT afirma que hay gente de la delegación del Gobierno encargada de solucionar el problema del tráfico de tierras ilegal "que confiesa que nunca había entrado" en uno de estos poblados. "Algunas de las personas responsables de solucionar esta cuestión en el país ni siquiera conoce el problema desde dentro. Entonces, ¿cómo van a resolverlo?", se pregunta Bricio Segovia.
Según explica Ramón Huapaya Raygada, gerente general del Servicio de Agua y Alcantarillado de Lima, la población de estos núcleos urbanos ilegales "ha construido casas en zonas alejadas y en lo alto de cerros con pendiente", con una inclinación del terreno "de 60º" y "con muy difícil acceso" para la conexión domiciliara de agua, el saneamiento o los camiones cisterna.
Asimismo, el problema de acceso al agua de calidad en estas zonas más humildes de la población peruana está relacionado con las altas tasas de cáncer de estómago en Perú.
El infame 'muro de la vergüenza'
En el asentamiento ilegal de 'El Trébol', en la capital peruana, viven más de 1.500 familias con problemas para regularizar sus viviendas como propiedad. "Queremos comprar, pero no es posible porque llevamos así 16 años a causa de los trámites burocráticos sin obtener respuesta" de las instituciones municipales, responsables de regularizar los terrenos, denuncia Luis Flores Escanalte, secretario general del asentamiento humano 'El Trébol' y habitante del lugar.
Asimismo, en torno a este gran asentamiento existe lo que los limeños denominan "el muro de la vergüenza": se trata de una división de 10 kilómetros de tabiques de hormigón y alambres de espino levantada en las lindes del cerro de 'El Trébol' por la gente más adinerada para separarlos de los más desfavorecidos.
"Ves el gran contraste entre una zona de casas construidas con los materiales más básicos y justo al otro lado casas que cuestan millones de dólares, con piscinas, jardines y seguridad interna", explica contemplativo Bricio Segovia, sentado al lado del muro, en lo más alto del cerro. "En el rato que hemos estado no hemos visto una sensación de inseguridad, que es lo que también transmite este muro. No es solo una separación física, sino también mental que refuerza los estigmas, el odio, la división y el rechazo hacia la persona que se encuentra al otro extremo" del muro.