Sociedad
Sicarios por fuera, ángeles de la guarda por dentro: 'matones' que salvan a sus víctimas
Una agencia federal de seguridad de Estados Unidos mantiene "un ejército" de falsos sicarios que impide asesinatos y delitos graves.
Jeanne Marie Laskas, corresponsal del diario 'GQ', entrevista a uno de los agentes encubiertos de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés), cuyas competencias abarcan la investigación y prevención de crímenes relacionados con uso de armas de fuego y explosivos. La gente los contrata para matar o mutilar a sus adversarios, aguardando en vano que el crimen se lleve a cabo. Tras la intervención de agentes federales la presunta víctima se salva y el 'autor intelectual' del crimen va directamente a la cárcel.
Un agente especial que se presenta bajo el nombre ficticio de Charles Hunt nunca decepciona a sus clientes potenciales, que se crean la impresión de encontrarse ante un verdadero matón de película debido al pañuelo que lleva en la cabeza y a sus tatuajes de heavy metal con apodos brutales como 'Hammer', 'Thrash' u otros con ecos de siniestros rincones de bajos fondos urbanos.
Los encargos de este tipo son más frecuentes de lo que uno puede suponer, explica Charles Hunt en la entrevista. Según él, las personas que se dirigen a él provienen de varios sectores de la sociedad, pues -explica- siempre hay gente descontenta con sus jefes agobiantes, ofendida por una exnovia o harta de sus parientes, que quiere solucionar este 'pequeño problemilla' de una vez por todas y no asumir ninguna responsabilidad.
De esta forma Hunt fue contratado por una mujer para matar a su yerno alegando que molestaba a su nieto, después de lo cual ella fue arrestada y acusada de intento de asesinato. Otro caso emblématico estuvo relacionado con un violador condenado en Florida, que contrató a un asesino desde la cárcel para que matara al juez que lo condenó.
El agente explica que uno de los motivos frecuentes que llevan a sus 'clientes' a recurrir al crimen suele ser el amor no correspondido, como en el caso de una mujer de Nueva Jersey que planeó matar a la nueva chica de su novio, al que pensaba mutilar.
Según algunos datos, el servicio de ATF implica a unos 2.500 agentes que se hacen pasar por los sicarios.
Un agente especial que se presenta bajo el nombre ficticio de Charles Hunt nunca decepciona a sus clientes potenciales, que se crean la impresión de encontrarse ante un verdadero matón de película debido al pañuelo que lleva en la cabeza y a sus tatuajes de heavy metal con apodos brutales como 'Hammer', 'Thrash' u otros con ecos de siniestros rincones de bajos fondos urbanos.
Los encargos de este tipo son más frecuentes de lo que uno puede suponer, explica Charles Hunt en la entrevista. Según él, las personas que se dirigen a él provienen de varios sectores de la sociedad, pues -explica- siempre hay gente descontenta con sus jefes agobiantes, ofendida por una exnovia o harta de sus parientes, que quiere solucionar este 'pequeño problemilla' de una vez por todas y no asumir ninguna responsabilidad.
De esta forma Hunt fue contratado por una mujer para matar a su yerno alegando que molestaba a su nieto, después de lo cual ella fue arrestada y acusada de intento de asesinato. Otro caso emblématico estuvo relacionado con un violador condenado en Florida, que contrató a un asesino desde la cárcel para que matara al juez que lo condenó.
El agente explica que uno de los motivos frecuentes que llevan a sus 'clientes' a recurrir al crimen suele ser el amor no correspondido, como en el caso de una mujer de Nueva Jersey que planeó matar a la nueva chica de su novio, al que pensaba mutilar.
Según algunos datos, el servicio de ATF implica a unos 2.500 agentes que se hacen pasar por los sicarios.
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