Sociedad
"Vendo drogas porque el Congreso de EE.UU. retiró mi ayuda por desempleo"
El mes pasado 1,3 millones de estadounidenses perdieron su subsidio de desempleo. Conozca cómo tratan de llegar a fin de mes algunas de las personas que recibían dicha ayuda destinada a los parados de larga duración.
Ya ha pasado casi un mes desde que el Congreso de EE.UU. suspendiera la entrega de prestaciones por desempleo a aquellos ciudadanos que han estado sin trabajo más de seis meses. La decisión fue el resultado de un pacto alcanzado entre republicanos y demócratas en el Congreso sobre el presupuesto federal, que omitió la extensión de estos subsidios creados en 2008.
El portal Mother Jones ha conocido a algunos de los afectados y relata en un reciente artículo las circunstancias en las que se encuentran.
"Trabajé en una oficina y como informático tras finalizar mis estudios", explicó un ciudadano de Illinois de 30 años que prefirió permanecer en el anonimato. Sufrió un leve derrame cerebral y fue despedido, por lo que comenzó a cobrar la prestación por desempleo.
"Si no vendiera drogas, estaría muerto", dijo el hombre, que actualmente vive con su hermano. "Vendo principalmente marihuana, pero compraría y vendería cualquier cosa", agregó.
Este desempleado quiere retomar sus estudios, pero necesita conseguir dinero para pagarlos, algo que de momento, le resulta imposible.
Otra de las afectadas por la medida del Congreso es Heidi, una mujer de 45 años divorciada. Heidi decidió pedir un préstamo para graduarse en periodismo. En julio del año pasado, se cayó y se torció la muñeca y el tobillo, por lo que dejó de trabajar un par de meses. Cuando intentó retomar su empleo como escritora y periodista autónoma le resultó imposible encontrar clientes. Además, no contaba con seguro médico y ahora debe desembolsar 2.500 dólares para cubrir las facturas médicas. Actualmente Heidi vive en casa de sus padres, desde donde busca trabajo desesperadamente.
"Cuando recibía el [subsidio de] desempleo, podía poner gasolina en el coche y pagar el alquiler, los servicios públicos y mi seguro. Sin teléfono, ni Internet, no estoy segura de que vaya a encontrar trabajo", contó la mujer.
Para otro desempleado de Nueva York con el que contactó el portal la situación es igual de complicada. "Detesto reconocerlo […], pero día a día esto va a peor. Dependo del dinero de familiares para pagar la calefacción, la gasolina y la comida", lamentó.
El portal Mother Jones ha conocido a algunos de los afectados y relata en un reciente artículo las circunstancias en las que se encuentran.
"Trabajé en una oficina y como informático tras finalizar mis estudios", explicó un ciudadano de Illinois de 30 años que prefirió permanecer en el anonimato. Sufrió un leve derrame cerebral y fue despedido, por lo que comenzó a cobrar la prestación por desempleo.
"Si no vendiera drogas, estaría muerto", dijo el hombre, que actualmente vive con su hermano. "Vendo principalmente marihuana, pero compraría y vendería cualquier cosa", agregó.
Este desempleado quiere retomar sus estudios, pero necesita conseguir dinero para pagarlos, algo que de momento, le resulta imposible.
Otra de las afectadas por la medida del Congreso es Heidi, una mujer de 45 años divorciada. Heidi decidió pedir un préstamo para graduarse en periodismo. En julio del año pasado, se cayó y se torció la muñeca y el tobillo, por lo que dejó de trabajar un par de meses. Cuando intentó retomar su empleo como escritora y periodista autónoma le resultó imposible encontrar clientes. Además, no contaba con seguro médico y ahora debe desembolsar 2.500 dólares para cubrir las facturas médicas. Actualmente Heidi vive en casa de sus padres, desde donde busca trabajo desesperadamente.
"Cuando recibía el [subsidio de] desempleo, podía poner gasolina en el coche y pagar el alquiler, los servicios públicos y mi seguro. Sin teléfono, ni Internet, no estoy segura de que vaya a encontrar trabajo", contó la mujer.
Para otro desempleado de Nueva York con el que contactó el portal la situación es igual de complicada. "Detesto reconocerlo […], pero día a día esto va a peor. Dependo del dinero de familiares para pagar la calefacción, la gasolina y la comida", lamentó.
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