Soldados valientes: violan a una de cada tres compañeras de armas
Un año después de la primera exhibición del documental 'Violación en las filas' (Rape in the Ranks: The Enemy Whithin) en el festival de Cine Independiente en Nueva York, el enemigo sigue estando adentro. El denominado proyecto 'Censurado' abrió la suscripción a un ranking anual de 2011 de delitos de instituciones estatales contra la autonomía personal, con una selección —según se informa, sin precedentes— de supuestos casos (no castigados) de agresión sexual en el Ejército estadounidense.
El tema tradicionalmente callado de las violaciones a gran escala en el cupo de EE. UU. durante sus expediciones de paz fue abordado hace varios años por una periodista española, Mercedes Gallego, y otra belga, Pascale Bourgaux. Ambas pasaron bastante tiempo como corresponsales de guerra en Irak, 'empotradas' en las tropas interventores como representantes de las naciones aliadas. Y sacaron desde allí una impresión no solo crítica, sino incluso hostil respecto a las relaciones interpersonales que dominan en la tropa norteamericana.
Gallego permaneció tan solo cinco semanas del año 2003 en la 1ª división de Marines en el país, no obstante basó sus impresiones de vivir amenazadas no por parte de los islamistas, sino de los propios oficiales estadounidenses no en unos relatos de sus compañeras de tienda de campaña, sino en su propia experiencia. Es probable que hubiera tenido una noción errónea del estatuto psico-emocional de un soldado en plena guerra o en la casa de armas y hubiera pretendido pavonear en minifalditas delante de una fila de caballeros. Mientras desde la llegada al campamento fue sorprendida por las recomendaciones que vistiese de forma masculina y no aceptase favores de ningún soldado. Así, “manteniendo la cordura” y obedeciendo las normas impuestas, sin embargo, la mujer vivió “situaciones duras”, según confesó aquel mismo año a la revista española Fusión.
Ahora Mercedes es la autora del libro 'Más allá de la batalla y consulta', junto a su colega belga son creadoras del proyecto que está desenmascarando las 'peculiaridades' del servicio militar dentro y fuera del territorio estadounidense, al mismo tiempo que el presidente vigente de la nación, Barack Obama, invita a las féminas a enrolarse. La información de los múltiples casos de agresión sexual contra las compañeras de armas de sexo opuesto sigue siendo censurada; son escasas y esporádicas las causas a las que las autoridades militares dan curso y, de acuerdo con los datos de la fundación Veteranos por la Paz (Veterans for Peace), ninguno de los supuestos violadores ha sido castigado.
Se admite en la nueva selección de las historias macabras que ninguno de los representantes de los servicios médicos o psicológicos adeptos de la información censurada pudiera servir de experto. Todos se han negado a hacerlo refiriéndose a que no fueron autorizados para ningún comentario a la prensa extranjera, mientras la prensa interior, menos unos pocos canales de información, sigue guardando silencio respecto al problema, siendo el tema de la violencia sexual en el Ejército un tabú inconmutable.
Pese a esa tendencia y gracias a la filtración de datos estadísticos clasificados, así como a un gran aporte de los académicos y estudiantes de la Universidad Sonoma (estado de California) que verificaban cada queja y los informes ocultados al respecto, los autores pudieron comprobar la conclusión, anteriormente supuesta, que una de cada tres mujeres resulta ser violada durante su servicio militar. La estadística oficial tampoco es mucho más esperanzadora: el 11% de las reclutadas han sufrido alguna violación, mientras que el 23% de una u otra forma padecían sistemáticamente agresión sexual por parte de los militares varones.