Cuba: Los ciegos también van al cine

Hoy en día estas sesiones especiales tienen lugar una vez al mes en uno de los cines de la capital cubana. De momento, los aficionados al cine con discapacidad visual pueden convertirse en espectadores de más de 20 películas, todas ellas de producción cubana.

A unas diez más ya se les están añadiendo los comentarios adicionales necesarios. El costo de hacer una audiodescripción es muy alto e implica el trabajo de ocho especialistas durante por lo menos un mes. Los técnicos afirman que su trabajo exige mucho tacto y que además tienen que respetar tanto a los que van a presenciar los largometrajes como a sus autores.

Jorge González Frómeta, especialista del proyecto, asegura que buscan las palabras adecuadas que pudieran definir en un momento adecuado una acción, porque es necesario intercalarlas en un espacio reducido para no entorpecer el texto de los personajes. “Es casi como volver a hacer la película”, reconoce González.

Las carteleras no son papeletas en blanco, sino el horario escrito en braille, el sistema de lectura táctil creado para los ciegos. El precio de la entrada para sus asociados es de 4 centavos de dólar. El proyecto se financia con el presupuesto del Estado porque el total de dinero recogido en taquilla hasta el momento no llega a los 50 dólares.

La pantalla en esta sala prácticamente no sirve de nada. Lo que hace a los presentes sumergirse en el mundo del cine son los distintos sonidos, los comentarios especiales y una atmósfera que se puede compartir con otras personas.

Este año se sumarán a este club de cine las personas con problemas auditivos. Aparte de las explicaciones para el entendimiento de lo que ocurre en la pantalla, los filmes contarán con subtítulos. Los organizadores de estos eventos están convencidos de que la alegría siempre es más grande cuando es un sentimiento común.