Sociedad
Una madre encarcela a sus dos hijos durante 5 años porque "alteraban su vida personal"
En vez de tener una infancia feliz y despreocupada, dos niños rusos pasaron cinco años de su vida encerrados por su propia madre en un opresivo habitáculo en la ciudad meridional rusa de Rostov del Don.
Interrogada por los fiscales sobre el trato inhumano que les dispensó a sus hijos, la mujer se limitó a comentar que no quería que los menores, identificados como Diana y Pavel, la molestaran.
Para que sus hijos no alteraran su vida personal, Irina, de 24 años, atrancó la puerta de la habitación de los niños con maderos y tapó la ventana con una arpillera. La madre visitaba a sus hijos solo una vez a diario para darles algo de comer.
“Yo intentaba que mi hija cambiara su actitud hacia los niños”, contó la abuela Svetlana. “Veía que los niños pasaban hambre, aunque la familia no tenía escasez de dinero. Me ofrecí para darles yo misma algo de comer, pero Irina no me permitía ni siquiera acercarme a los niños”, explicó.
A pesar de las prohibiciones de la hija, la abuela logró muchas veces pasar a los niños alimentos a través de la ventana. Desesperada por las condiciones de vida de sus nietos, llamó a los trabajadores sociales, que los encontraron en una habitación maloliente en la que menudeban los gusanos.
“Los niños se encontraban en unas condiciones terribles. Ellos no podían hablar y les costaba caminar. Pavel, que ahora tiene seis años de edad, no podía diferenciar los colores”, contó al diario 'LifeNews' una asistente del fiscal jefe de la región, Nina Ivanova.
Los fiscales averiguaron que tanto Irina como su marido solían abusar del alcohol, y que se peleaban y discutían con frecuencia. Pavel y Diana han sido confiados a su abuela, pero su estado de salud requiere de una constante atención médica.
Para que sus hijos no alteraran su vida personal, Irina, de 24 años, atrancó la puerta de la habitación de los niños con maderos y tapó la ventana con una arpillera. La madre visitaba a sus hijos solo una vez a diario para darles algo de comer.
“Yo intentaba que mi hija cambiara su actitud hacia los niños”, contó la abuela Svetlana. “Veía que los niños pasaban hambre, aunque la familia no tenía escasez de dinero. Me ofrecí para darles yo misma algo de comer, pero Irina no me permitía ni siquiera acercarme a los niños”, explicó.
A pesar de las prohibiciones de la hija, la abuela logró muchas veces pasar a los niños alimentos a través de la ventana. Desesperada por las condiciones de vida de sus nietos, llamó a los trabajadores sociales, que los encontraron en una habitación maloliente en la que menudeban los gusanos.
“Los niños se encontraban en unas condiciones terribles. Ellos no podían hablar y les costaba caminar. Pavel, que ahora tiene seis años de edad, no podía diferenciar los colores”, contó al diario 'LifeNews' una asistente del fiscal jefe de la región, Nina Ivanova.
Los fiscales averiguaron que tanto Irina como su marido solían abusar del alcohol, y que se peleaban y discutían con frecuencia. Pavel y Diana han sido confiados a su abuela, pero su estado de salud requiere de una constante atención médica.
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