Video: Bélgica conmocionada por la muerte de un joven apaleado por la Policía
Según muestra el reportaje, Jacob, culturista adicto a las anfetaminas y con síndrome de abstinencia, pidió a una patrulla de Policía que se hicieran cargo de él.
Los agentes lo llevaron a un hospital psiquiátrico pero, al ver que iban a encerrarlo en una habitación con dispositivos especiales de seguridad, el joven comenzó a alterarse. La Policía trató de reducirlo causándole varias heridas en el proceso.
Ante esta situación, el centro psiquiátrico se negó a hacerse cargo del detenido y los policías lo trasladaron a la comisaría de Mortsel, en los suburbios de Amberes (norte de Bélgica). Allí lo encerraron en una celda de aislamiento de 3,5 metros cuadrados.
Según la VRT, un juez ordenó a la Policía que controlara al joven para que un médico le administrara una inyección calmante. Entonces los agentes, llamaron a la brigada de intervención especial de la Policía de Amberes, cuyos miembros son conocidos como los ‘Rambos’.
Seis policías ataviados con cascos, porras y escudos, lanzaron un petardo ensordecedor en la pequeña celda, se abalanzaron sobre el joven y lo aplastaron bajo su peso durante dos minutos para ponerle las esposas. Uno de los policías le propinó cinco puñetazos, antes de que el médico le inyectara un calmante, según muestran las imágenes de las cámaras de seguridad difundidas por la VRT.
En ese momento, los policías se percataron de que el hombre había dejado de moverse. El médico comprobó que su corazón ya no latía. Los esfuerzos por reanimarlo fueron en vano. La autopsia reveló que murió a causa de una hemorragia interna provocada por los golpes.
La justicia belga ha decidido recientemente que se lleve a cabo un proceso penal contra el ex director del centro psiquiátrico que se negó a hacerse cargo del joven, así como contra el agente que lo golpeó, que, sorprendentemente, permanece aún realizando su trabajo con normalidad.