Sociedad
Mujer china mantiene 11 años enjaulado a su hijo esquizofrénico para que "no haga daño"
En una pequeña aldea de China una mujer ha mantenido encerrado en una jaula de hierro a su hijo durante los últimos 11 años "para seguridad de los vecinos".
Wang Musian, de 74 años de edad y residente de la pequeña localidad de Shangfan, provincia de Jiangxi, tomó la "dura decisión" de encerrar a su hijo, Wu Yuanhong, debido a que en 2001 había matado a golpes a un niño de 13 años, informan medios locales.
Yuanhong fue puesto bajo arresto domiciliario, ya que en su adolescencia se le diagnosticó esquizofrenia, por lo que las autoridades consideraron que "no incurre en responsabilidad penal por sus acciones a causa de su enfermedad".
Sin embargo, el hombre pronto salió a la calle. "Después de que él comenzó a andar por la aldea asustando a la gente tomé la difícil decisión de encerrarlo en una jaula, donde está bajo mi cuidado", dijo su madre.
Una vez encerrado en el sótano de su casa, Wu, de 42 años, en varias ocasiones logró escapar, lo que llevó a su madre a construir una celda casera de 1,5 metros de largo por 1 de ancho, además de ponerle grilletes en sus pies.
"Mi hijo está loco, pero sigue siendo mi hijo. Lloro cada vez que pienso en su situación (…) Le llevó los alimentos tres veces al día y cuido de sus otras necesidades. Para mí es como una apuñalada en el corazón al verlo en la jaula, pero así yo sé que no hace daño a nadie", admitió la anciana.
Yuanhong fue puesto bajo arresto domiciliario, ya que en su adolescencia se le diagnosticó esquizofrenia, por lo que las autoridades consideraron que "no incurre en responsabilidad penal por sus acciones a causa de su enfermedad".
Sin embargo, el hombre pronto salió a la calle. "Después de que él comenzó a andar por la aldea asustando a la gente tomé la difícil decisión de encerrarlo en una jaula, donde está bajo mi cuidado", dijo su madre.
Una vez encerrado en el sótano de su casa, Wu, de 42 años, en varias ocasiones logró escapar, lo que llevó a su madre a construir una celda casera de 1,5 metros de largo por 1 de ancho, además de ponerle grilletes en sus pies.
"Mi hijo está loco, pero sigue siendo mi hijo. Lloro cada vez que pienso en su situación (…) Le llevó los alimentos tres veces al día y cuido de sus otras necesidades. Para mí es como una apuñalada en el corazón al verlo en la jaula, pero así yo sé que no hace daño a nadie", admitió la anciana.
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