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Las hazañas de los guerrilleros rusos

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Los guerrilleros (conocidos en Rusia como partisanos) hicieron una enorme aportación a la victoria en la Gran Guerra Patria (1941- 1945). Actuaron en muchos territorios de la URSS, incluyendo la provincia occidental de Briansk, bautizada por la población como 'república partisana'.
Las hazañas de los guerrilleros rusos

Los guerrilleros (conocidos en Rusia como partisanos) hicieron una enorme aportación a la victoria en la Gran Guerra Patria (1941- 1945). Actuaron en muchos territorios de la URSS, incluyendo la provincia occidental de Briansk, bautizada por la población como 'república partisana'.

Los partisanos comenzaron su guerra de guerrillas en territorios ocupados por las tropas nazis en los primeros meses de la Guerra. Muy pronto las unidades clandestinas transformaron la región de Briansk en uno de los principales focos de resistencia. Fueron los partisanos de Briansk los que alcanzaron una enorme fama en todo el país y sus hazañas se hicieron conocidas incluso en el resto del mundo. En total, sólo en esta región actuaban 169 unidades de partisanos en las que combatieron más de 60.000 hombres.  

Piotr Bashmakov fue uno de los miembros de una brigada partisana de este territorio. Hoy, a sus 94 años, recuerda todo con asombrosa claridad. Relata que la unidad militar donde prestaba servicio en los primeros meses de combate fue cercada en una ocasión por el enemigo y dejó de existir, lo que les obligó a refugiarse en medio del bosque. Así se formó su destacamento que comenzó la resistencia, algo en lo que no sólo los militares se involucraron.

“La población campesina también hizo su aportación, ellos volaban los trenes, participaban en vigilancias. Los jóvenes también”, dice Bashmakov. “Ellos fueron la parte más combativa de nuestro pelotón y colaboraban en todo tipo de operaciones”, continúa.

Además de las dificultades que implicaba la dura vida en el bosque, los guerrlleros desataban combates y escaramuzas diarias  con el Ejército alemán. Siguiendo las órdenes de Hitler, los nazis buscaban aniquilar a toda la población del país que, según las teorías fascistas, pertenecía a una ‛raza inferior‛. Por eso los guerrilleros tenían que defenderse no sólo a sí mismos, sino también a la población de las zonas en las que desarrollaban su actividad, pues la venganza de los nazis era implacable cuando uno de los suyos caía muerto.

“En la aldea de Kórobovka había una brigada de partisanos y en venganza los alemanes quemaron el pueblo entero junto con sus habitantes, mujeres y niños incluidos”, cuenta Bashmakov. “En Jatsun los alemanes mataron a 380 personas, incluyendo mujeres, niños y ancianos, porque los partisanos mataron a dos soldados alemanes. Solamente un niño logró esconderse y así sobrevivir”, describe el veterano los horrores de la guerra.

En ese contexto de atrocidades, el grupo donde luchaba Bashmakov debió arriesgarse al máximo en su misión más importante: volar un puesto enemigo en el que resultaron muertos más de 900 soldados alemanes. Esta acción, junto a la denominada “guerra de los rieles” sirvió para debilitar a las fuerzas nazis de cara a la batalla del Kursk en el verano de 1943.

La guerra de guerrillas (el movimiento partisano) comenzó el 3 de julio de 1941, cuando Iósif Stalin hizo un llamamiento por radio para la creación de un gran movimiento guerrillero. En la primavera de 1942 se impuso una estructura centralizada en el movimiento partisano. Las regiones partisanas proliferaron principalmente en terrenos pantanosos o de bosques densos, que se prestaban a la actividad guerrillera. Los partisanos actuaron en los territorios de Bielorrusia, Ucrania y en las regiones rusas de Briansk, Kursk y Smoliensk entre otras.

Se considera que a finales de 1941 las guerrillas contaban con 90.000 combatientes, siendo más de 2.000 el número de  destacamentos. El primer invierno de la guerra fue muy frío y las guerrillas no tenían bases instaladas, les faltaban armas y era difícil conseguir comida. Todo ello complicaba su actuación. Sin embargo, el número de estos grupos siguió creciendo hasta tal punto que, para finales de 1943, ya incorporaban hasta a 250.000 efectivos.

El movimiento partisano llegó a su fin en 1944, tras la Operación Bagration, cuando el Ejército Rojo liberó la última región ocupada de la Unión Soviética y absorbió a muchos de los partisanos  en sus filas como combatientes regulares.

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