Gobekli Tepe: el gran misterio arqueológico más antiguo que Stonehenge

Los enigmas del yacimiento del templo más antiguo del mundo, construido hace más de 12.000 años en el sur de Turquía, han desafiado lo que sabemos sobre la prehistoria humana.

El complejo arqueológico de Gobekli Tepe, ubicado en el sur de Turquía, cerca de la frontera con Siria, es considerado el templo más antiguo del mundo. Los enigmas de sus esculturas, pilares y relieves, construidos hace más de 12.000 años, siguen despertando la curiosidad de historiadores y arqueólogos, y han desafiado lo que sabemos sobre la prehistoria humana

Gobekli Tepe, que se puede traducir del turco como 'Colina Panzuda' o 'Colina del Ombligo', se construyó aproximadamente entre los años 9.600 y 8.200 a.C., en el Neolítico, al menos seis milenios antes del conocido complejo megalítico de Stonehenge, en el Reino Unido. Posteriormente, alrededor del 8.000 a.C. fue sepultado deliberadamente, lo que ha permitido su conservación.

Un complejo lleno de misterios

El yacimiento fue descubierto y excavado en 1963 por un equipo de investigadores y arqueólogos de las universidades de Estambul y de Chicago, pero no fue hasta 1994 que comenzaron las excavaciones sistemáticas a cargo del arqueólogo alemán Klaus Schmidt.

El equipo halló enormes columnas de piedra caliza en forma de T dispuestas en formaciones circulares. Estos pilares, algunos de ellos de más de 5,5 metros de altura y con un peso de hasta 40 toneladas, presentan intrincados tallados de animales, como zorros, serpientes y pájaros, y símbolos abstractos. El conjunto está formado por varias estructuras sucesivas, construidas una encima de la otra, lo que sugiere que el complejo se expandió a lo largo de los años.

No obstante, el propósito de Gobekli Tepe, declarado patrimonio mundial por la UNESCO en 2018, sigue siendo un misterio. Schmidt propuso inicialmente que el sitio era un centro ritual, posiblemente un lugar de peregrinación donde grupos de cazadores-recolectores se reunían para actividades comunitarias, describiendo al sitio como una "catedral en una colina".

Evidencias que podrían reescribir la historia

De ser cierta, la hipótesis de Schmidt podría poner en duda la visión tradicional sobre la transición de estilos de vida nómadas de cazadores-recolectores a comunidades agrícolas sedentarias. De acuerdo con la visión tradicional, el desarrollo de la agricultura condujo al establecimiento de asentamientos permanentes y sociedades complejas. En cambio, la hipótesis de Schmidt sugiere que las actividades sociales y comunitarias asociadas con proyectos de construcción a gran escala podrían haber precedido e incluso impulsado el desarrollo de la agricultura y una vida sedentaria.

Sin embargo, excavaciones posteriores a la muerte de Schmidt en 2014 encontraron evidencia de casas y de asentamientos que eran habitados durante todo el año, lo que da cuenta de que el complejo no era un templo aislado, sino un próspero pueblo.

El equipo del arqueólogo Lee Clare, del Instituto Arqueológico Alemán, señala que Gobekli Tepe fue un intento de los cazadores-recolectores por preservar su estilo de vida, que se estaba desvaneciendo a medida que el mundo cambiaba a su alrededor. La evidencia de la región circundante, que muestra que la gente de otros sitios estaba experimentando con animales y plantas domesticados, así como el hecho de que en las excavaciones previas no se hallaron evidencias de plantas cultivadas en el lugar, respaldan esa postura. 

Por otra parte, un estudio de 2020 afirmó que los constructores del sitio tenían un profundo conocimiento de la geometría aplicada, lo que sugiere que esta civilización prehistórica tenía habilidades de planificación y organización propias de sociedades avanzadas.

Lo que aún queda por descubrir

El descubrimiento de Gobekli Tepe ha influido significativamente en nuestra comprensión de las sociedades humanas primitivas, redefiniendo las teorías sobre los orígenes de la religión, la organización social y el desarrollo de sociedades complejas.

Incluso, prospecciones geofísicas indican que el yacimiento tiene 90.000 metros cuadrados de extensión y que aún quedan sepultados otros quince recintos, lo que significa que todavía hay mucho más por descubrir. Al parecer, alguno de ellos podría ser más antiguo que los cuatro excavados hasta la fecha, remontándose a finales de la última glaciación, hace unos 15.000 años.