La clave de las relaciones entre China y África pasa por el reconocimiento de Taiwán: Pekín está dispuesto a cooperar solo con aquellos países que no consideran a Taiwán como un sujeto independiente en las relaciones internacionales, escribe la agencia analítica rusa Política Exterior.
En términos económicos, África es una región de gran interés para China. "La diplomacia de las tuberías" y la lucha de inversores por los depósitos de hidrocarburos son los signos de nuestro tiempo, afirma la agencia. El crecimiento de la producción industrial de China requiere más energía y materias primas, por lo que Pekín está participando activamente en la redistribución de los recursos en el mundo. Y en este sentido, China ha concentrado su atención en los países africanos con grandes reservas de petróleo, gas y minerales metálicos: Argelia, Nigeria, Sudáfrica, Angola y Sudán.
A cambio de este acceso a los depósitos, las empresas chinas cumplen sus compromisos, construyendo infraestructura en estos países. Por ejemplo, en la capital de Zambia, Lusaka, construyen los edificios de unos ministerios y también el Palacio de Fútbol. La participación de empresas chinas en el mercado de la construcción en el continente es ahora de entre el 30 y el 40 por ciento.
Se hicieron posibles muchos proyectos chinos en África gracias al aumento de la demanda, ya que los ingresos de los africanos aumentaron en los últimos años, según la agencia. Aunque no existan estadísticas fiables, se estima que el PIB en África ha aumentado en la última década al menos en un tercio. Por supuesto, el nivel de prosperidad en los países africanos no tiene nada que ver con los estándares occidentales. Sin embargo, a mucha gente en África ya se la puede denominar como clase media. Los productos chinos de consumo con sus características (precios bajos y facilidad de uso) son ideales para el comprador africano, mientras que los fabricantes de otros países temen los numerosos riesgos que, según ellos, les esperan en el continente, y dejan el mercado creciente africano para los chinos.
El hecho de que Pekínno tenga el hábito de interferir en los asuntos internos de los países africanos tambien facilita la comprensión mutua. En particular, China, a diferencia de los países occidentales, no critica a los mandatarios en el ámbito de los derechos humanos.