La naturaleza experimental del programa de tortura de la CIA queda de manifiesto en el resumen del informe preparado por el Comité de Inteligencia del Senado de EE.UU., informa la revista 'The Nation'.
Según el documento, la CIA empleó técnicas brutales como el ahogamiento simulado, el abuso físico, privación de sueño, simulacros de ejecución y amenazas de abuso sexual para interrogar a los llamados sospechosos de terrorismo encarcelados después del 11-S.
La CIA habría encargado redactar el polémico resumen para ocultar la ubicación de los laboratorios, donde se llevaron a cabo los experimentos con humanos, así como la identidad de quienes los realizó, según la publicación.
La CIA contrató a dos psicólogos, James Mitchell y Bruce Jessen, para liderar el proyecto, según el informe. El dúo diseñó protocolos de interrogatorio y detención que fueron aplicados a las personas detenidas en 'sitios negros' secretos de la CIA.
Mitchell y Jessen habían estudiado previamente los efectos de la tortura en los prisioneros de guerra estadounidenses a fin de averiguar si las teorías de la 'indefensión aprendida' derivados de experimentos en perros podrían funcionar en humanos. Para poner en práctica estas teorías, los psicólogos supervisaron o participaron personalmente en técnicas destinadas a la producción de "debilidad, desorientación y temor" en los reclusos.