La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, protagonizan estos días una serie de negociaciones sobre la cuestión ucraniana. Tras una visita a Kiev, viajaron también a Moscú. El resultado previo de su reunión con el presidente ruso Vladímir Putin es el compromiso de elaborar un documento basado en los acuerdos de Minsk.
Los esfuerzos diplomáticos de Europa han adquirido un nuevo sentido de urgencia ante el temor de que EE.UU. lleve adelante su idea de armar al Ejército ucraniano, opina Nixey, según recoge la cadena France 24. Se oponen a la medida, ya que temen que desencadene una escalada del conflicto, explica el analista.
Mientras tanto, parece que la brecha existe y va en aumento. Merkel ya comentó muy claramente en su momento que no apoya la iniciativa de suministrar armamento a Kiev. Las reacciones de los políticos estadounidenses no tardaron en llegar. El senador republicano John McCain, uno de los que promueven activamente la idea de conceder sofisticado armamento letal a los militares ucranianos en el Congreso, expresó su descontento con la postura de Alemania de una manera extremadamente peculiar.
"Ha sido una gran decepción para mí. Sus acciones son una reminiscencia de la década de los 1930", dijo McCain en una rueda de prensa, recoge el diario 'The Huffington Post'. Haciendo alusión a las políticas de apaciguamiento que permitieron el ascenso del movimiento nazi en Alemania y la posterior Segunda Guerra Mundial, el senador en ningún momento comentó las numerosas denuncias de que la guerra ucraniana contribuyó al auge del movimiento neonazi en Europa. Obvió también que los neofascistas están luchando precisamente junto al Ejército al que su partido quiere entregar más armas.