El Departamento de Estado de EE.UU. informó que Cramer murió en la ciudad saudita de Tabuka a mediados de enero. Aunque según la versión oficial, el hombre, de 50 años de edad, acabó con su vida arrojándose por la ventana de su habitación en un hotel, la familia del fallecido asegura que fue asesinado.
La noticia sobre su muerte no se había hecho pública hasta finales de enero, cuando fue divulgada por la cadena estadounidense Fox News. No obstante, pocos medios israelíes publicaron la información al respecto, mientras que los medios sauditas prefirieron guardar silencio. El secretismo que parece rodear el asunto genera ciertas sospechas, indica el diario español 'Público'.
Cramer fue empleado de la empresa estadounidense Kollsman Inc., que pertenece a la firma israelí Elbit Systems (ESLT), dedicada a la fabricación de electrónica militar y armas sofisticadas. El abogado de la familia, Noah Mandell, relató que a principios del mes pasado Cramer viajó a Arabia Saudita con el fin de resolver "un problema con el cliente" vinculado con la venta de misiles TOW a la empresa privada saudita Global Defense Systems.
"El sistema de misiles ya se había vendido a una firma saudita que se quejaba de que no funcionaba. Enviaron a Cramer para ver si podía probar que los sauditas los estaban utilizando de manera incorrecta", afirmó Mandell.
Así, queda claro que la empresa israelí, a través de su subsidiaria estadounidense, había vendido misiles a una compañía privada de Arabia Saudita. Pero la pregunta que causa más preocupación es para qué la empresa privada saudita adquiere el armamento a los israelíes. Algunas especulaciones sugieren que esos misiles israelíes serían transferidos a los insurgentes sirios después de encontrarse de paso en Arabia Saudita.
Según el abogado, poco antes de su muerte Cramer lo llamó tres veces y dejó varios mensajes "diciendo que estaba en peligro y pidiendo llamar al Departamento de Estado". La hermana del fallecido cree que "uno no envía mensajes de este tipo antes de saltar por la ventana".