El conflicto por Yemen abre una nueva guerra a gran escala en Oriente Medio
En un artículo publicado en el portal 'Nóvoye Vremia', el periodista afirma que "Arabia Saudita se prepara para invadir Yemen, un país que se cayó a pedazos, con un norte bajo el control de los chiitas y un sur que pronto estará en manos de Al Qaeda".
"En los últimos meses este país se ha dividido en varias partes en conflicto, cada una de las cuales por sí misma podría convertirse en un gran problema para la comunidad mundial" y "juntas, prosigue Yakovina, forman un cóctel de diferentes tipos de extremismo, una anarquía absoluta, la pobreza extrema y el potencial genocidio".
A su juicio, Yemen es el país más poblado y más pobre de la Península Arábiga, donde la falta de recursos "hace que diferentes agrupaciones tribales y religiosas pasen el tiempo aniquilándose unas a otras".
En estos momentos la guerra la están ganando los rebeldes hutíes, que la semana pasada disolvieron el Parlamento y constituyeron una asamblea y gobierno provisional. Esta situación ha obligado a la mayor parte de los países europeos y árabes a evacuar sus embajadas por el miedo a que los hutíes pongan en práctica "su programa sanguinario basado en el odio al Occidente en general y a EE.UU. e Israel, en particular", señala Yakovina.
Por otro lado, el sur del país, que no cede ante los rebeldes, también está dividido por regiones, cada una de las cuales está dirigida por grupos distintos: los líderes tribales, los exgenerales del Ejército yemení y, finalmente, los líderes locales de Al Qaeda.
De acuerdo con el autor del artículo, "ese último punto es el que más le preocupa al mundo", sobre todo teniendo en cuenta el problema del Estado Islámico, que se formó en circunstancias similares y que hoy en día es "el principal dolor de cabeza y una pesadilla continua del mundo civilizado".
"Ni EE.UU. ni Arabia Saudita menos quieren que la 'franquicia' del califato se extienda a todo el sur de Yemen. Desde el punto de vista de Riad y Washington, Yemen debe ser un país unido, laico y leal a ellos, y no encabezado por ningún tipo de hutíes o radicales islámicos", explica Yakovina.
Los que más se preocupan por esta situación son los sauditas, que "corren el riesgo de encontrarse entre el califato sirio-iraquí en el norte y su clon yemení en el sur", y en el punto de mira de ambos. Además de que las fuerzas de la monarquía del Golfo, por un lado, y las de los dos "Estados islámicos", por el otro, serían comparables, hay que tener en cuenta que dentro de Arabia Saudita también hay bastantes "fanáticos que sueñan con la reconstrucción de un califato unido y el derrocamiento de la Casa Al Saúd, sumida en la corrupción y el lujo", asevera el periodista.
Por esa razón Arabia Saudita ha exigido a la ONU una intervención inmediata que expulse a los hutíes de Saná y restaure el poder secular. En el caso de que la comunidad internacional no acceda a hacerlo, Riad ha amenazado con resolver el problema dentro del Consejo de Cooperación del Golfo.
Según Yakovina, "en esta situación, lo que llama la atención es el hecho de que los sauditas no vayan a luchar contra Al Qaeda, sino contra sus enemigos hutíes".
"Arabia Saudita en solitario va a iniciar una larga guerra con resultados impredecibles, que, por supuesto, no contribuirá a la estabilidad del reino", explica el periodista, agregando que "socavar la estabilidad, provocar una guerra y disturbios y tomar el poder en Riad" es "el sueño dorado" de Al Qaeda y el Estado Islámico.
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