El documento, recién desclasificado, fue confeccionado en octubre de 2002: medio año antes de que se desatara la Guerra de Irak. El informe de la CIA constituye una estimación diferente de las 'pruebas', los datos y los rumores recolectados por el servicio de inteligencia a la redacción ulterior, mucho más depurada, que las autoridades dieron a conocer al público en 2004.
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Pero el informe deja fundamentalmente claro que la idea del entonces presidente George W.Bush sobre la implicación de Bagdad en la supuesta propagación de las armas químicas y bacteriológicas provenían de interrogatorios de supuestos terroristas. A menudo aquellas declaraciones eran obtenidas por medio de torturas.
Un analista del sitio web VICE News, que publica el informe, destaca que los autores hablan con mucha cautela sobre los posibles vínculos entre Al Qaeda y el gobierno de Saddam Hussein. La CIA anota que la información se fundamentaba en fuentes de distinto grado de fiabilidad y que incluso si tales vínculos existían, no había nada que indicara que el líder iraquí estuviera al tanto.
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Según revela el propio documento, los detalles sobre el entrenamiento y el apoyo a los terroristas eran "de segunda mano". "La presencia de los militantes en Irak deja muchas preguntas", admitieron los expertos de inteligencia. "No sabemos hasta qué punto Bagdad puede ser cómplice activo en el uso de su territorio como lugar seguro y punto obligado".