El copiloto Andreas Lubitz, de 27 años, que según el fiscal de Marsella, podría haber estrellado deliberadamente el avión, sufría de depresión y hasta último momento fue observado regularmente por médicos, informa el periódico alemán 'Bild'.
Según el periódico, Lubitz empezó a sufrir una "depresión severa" en el año 2009, mientras estudiaba en una escuela de aviación, por lo que tuvo que interrumpir sus estudios. Al mismo tiempo, el copiloto tenía constantes "ataques de pánico".
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Después de su "recuperación", Lubitz renovó sus estudios, pasó todas las pruebas necesarias y se le permitió realizar vuelos. Sin embargo, el hombre regularmente visitaba a médicos privados por el mismo problema.