A pesar de que se ha trascendido que el copiloto solicitó seis meses de descanso "tras sufrir una depresión y mostrar síntomas de agotamiento", Simon Wessely, el presidente del Real Colegio de Psiquiatras del Reino Unido (Royal College of Psychiatrists) citado por 'The Guardian', afirma que no existen vínculos entre la depresión y el suicidio agresivo que cometió estrellando el avión de Germanwings en los Alpes.
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Sin embargo, la depresión es un trastorno mental del cual sufre un 20% de los adultos y quienes tienen ese diagnóstico no son una amenaza para los demás, sostiene el experto en el rotativo británico.
Así la conclusión de que la depresión podría haber llevado a Andreas Lubitz a estrellar el avión "parece ser irresponsable y perjudicial", dado que "muchas personas son diagnosticadas con ese trastorno (…) lo cual no les impide ser profesores, abogados o médicos".
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Además esa versión estigmatiza a la depresión y hace que los enfermos escondan sus problemas mentales, dificultando de esa manera el diagnóstico en sus primeras etapas.