EE.UU.: Congreso no podrá evitar sacar a Cuba de su lista negra del terrorismo
La iniciativa del presidente estadounidense Barack Obama de dar luz verde a la exclusión de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo ha sido percibida con optimismo en la isla. EE.UU. introdujo a la nación latinoamericana en ese registro negro en 1982, lo que supuso la imposición de ciertas sanciones por parte de Washington.
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En reiteradas ocasiones el Gobierno cubano exigió a la Casa Blanca sacar de ese nefasto catálogo a la isla como paso imprescindible para la normalización de las relaciones bilaterales.
La exclusión de La Habana de la lista negra norteamericana seguramente le dará, además de beneficios políticos, el rédito económico, ya que supone el levantamiento de ciertas medidas restrictivas financieras. La medida debería facilitar a los bancos y empresas internacionales emprender negocios con la isla.
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No obstante, la exclusión de la lista negra de EE.UU. en casos como los de Irak, Libia y Corea del Norte no ha beneficiado demasiado sus relaciones. En Libia, por ejemplo, el hecho que el país no figurase en la lista no le impidió a Washington participar en la ofensiva contra el difunto presidente Muammar Gaddafi, mientras que los lazos con Pionyang, son más que fríos.
En el caso de Cuba, habrá que ver si no es más que otra artimaña de Washington o el sincero deseo de aproximarse a un pueblo que está tan cerca, pero al mismo tiempo tan lejos, para EE.UU.