Cuando empezó la Gran Guerra Patria —tal y como llamaba la URSS a la parte de la Segunda Guerra Mundial en la que participó—, el padre de Vladímir Putin trabajaba en una planta militar. Sus empleados no debían ir al frente, pero él se presentó como voluntario y fue incluido en un grupo de saboteadores, escribe el presidente ruso en su columna para la revista 'Russkiy Pioner'.
"Fue un grupo pequeño. Decía que eran 28 personas. Les desplegaban en una retaguardia cercana para sabotear. Explotaban puentes, ferrocarriles. Pero casi de inmediato cayeron en una trampa. Alguien les traicionó. (…) Los fascistas les persiguieron en el bosque y él sobrevivió porque se ocultó en un pantano: pasó allí varias horas respirando a través de una cañita de junco. (…) Oía cómo los soldados fascistas caminaban a pocos pasos de él, cómo ladraban los perros. Ya empezaba el otoño, es decir, que ya hacía frío. (…) De los las 28 personas del grupo solo cuatro se salvaron", cuenta el presidente.
Luego Vladímir Putin padre combatió en Leningrado y fue allí donde sufrió una grave herida en la pierna. "Mi madre contaba cómo venía al hospital a visitar a mi padre. Tenían a un hijo pequeño, de 3 años. Pero había asedio y hambruna. Y mi padre le entregaba en secreto su comida del hospital. Ella la escondía y llevaba a casa, para dar comer al niño. Pero mi padre empezó a perder la consciencia por el hambre y los médicos y enfermeras se dieron cuenta de lo que pasaba y le prohibieron a mi madre las visitas", recuerda el mandatario.
SEPA MÁS: La ciudad que no se rindió: El sitio de Leningrado
"Y después le 'confiscaron' al niño. Ella luego explicaba que las autoridades lo hacían para salvar a los niños pequeños de la hambruna. Los llevaban a orfanatos, para evacuarlos luego fuera de la ciudad. A mis padres ni siquiera les pidieron permiso. El niño cayó enfermo en el orfanato —mi mamá decía que sufrió difteria— y murió. A mis padres ni siquiera les dijeron dónde fue enterrado. Ellos nunca lo supieron", escribe Putin.
SEPA MÁS: "Río lleno de cadáveres era nuestra realidad": Sobrevivientes recuerdan el asedio de Leningrado
Mientras su padre estaba en el hospital, la madre, María Shelómova, se quedó sola. "Cuando a mi padre le permitieron caminar, tomó las muletas y se fue a casa. Cuando llegó, vio cómo los sanitarios sacaban cadáveres del portal y entre los cuerpos vio a mi madre. Se acercó y le pareció que estaba respirando. Y le dijo a los sanitarios: "¡Pero está viva!" y le respondieron: "Pues, morirá por el camino. Ya no podrá sobrevivir". Él con la ayuda de las muletas se abalanzó sobre ellos y les hizo subir a mi madre de vuelta al apartamento. Y ellos le dijeron: "Vale, haremos lo que pides, pero, para que sepas, no vamos a volver aquí en dos, tres o cuatro semanas. Tendrás que arreglártelas por tu cuenta. Pero él la cuidó y ella sobrevivió. Y vivió hasta el año 1999. Y él murió a finales de 1998", cuenta el presidente.
SEPA MÁS: 71 años del fin del sitio de Leningrado: 872 días de asedio y 1,2 millones de muertos
Después de romperse el asedio de Leningrado (actual San Petersburgo), los Putin se mudaron a la provincia de Tver. "Mi padre tenía seis hermanos y cinco murieron en la Guerra. Los parientes próximos de mi madre también murieron. Y yo fui un niño tardío: me dio a luz, cuando tenía 41 años. (…) No había ni una sola familia donde nadie murió. Y, desde luego, duelo, desgracia, tragedia… Pero no tenían odio al enemigo. Hasta ahora no lo puedo entender bien. Mi madre decía: "Pero, ¿qué odio? Son gente simple y también murieron en la guerra. Son gente trabajadora, igual que nosotros, pero les obligaban a ir al frente". Estas palabras las recuerdo desde mi niñez", concluye Vladímir Putin.