Al enviar sus naves y aviones militares a las aguas territoriales de las islas en disputa en el mar de China Meridional con el pretexto de asegurar la libertad de navegación allí Washington estaría demostrando lo poco que le importa la estabilidad regional y la legalidad marítima internacional, afirma Sam Bateman, investigador del Centro Nacional Australiano de Recursos Oceánicos y Seguridad, en 'The Diplomat'. A juicio de Bateman ello podría provocar a China "de manera agresiva e innecesaria" y empeorar la situación.
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Auque no lo asegure expresamente, lo que aguye precisamente EE.UU. es que China amenaza la seguridad de navegación en la región. Pero lo que en realidad pretende China es frenar las actividades militares de EE.UU., especialmente la recopilación de datos militares y de inteligencia dentro de la zona económica exclusiva china (que se extiende a lo largo de 200 millas náuticas o 270 kilómetros desde su costa).
Con arreglo a la legalidad internacional, a China le asiste la razón, a diferencia de EE.UU. Ello por no mencionar el hecho de que otros países en la región, incluidos aliados de EE.UU. como Malasia y Tailandia, así como la India, mantienen la misma postura sobre las zonas económicas exclusivas de China y no quieren 'investigaciones' de terceros países allí.
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Además, EE.UU. ignora el hecho de que las aguas del mar de China Meridional son zonas económicas exclusivas de los países que las rodean y no son en ningún caso "aguas internacionales" como las llama EE.UU. La ley internacional establecida por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CDM) obliga a terceros países a actuar en las zonas económicas exclusivas respetando la voluntad de los países a los que corresponden estas zonas. En consecuencia, las acciones de EE.UU., que ignoran de facto la voluntad de China, representan una violación de la normativa de la CDM.
Además, el archipiélago en disputa de las islas Spratly (Nansha en chino) cuenta con aguas territoriales propias de 12 millas náuticas (alrededor de 22 kilómetros), por lo que los demás países solo tienen el derecho de paso inocente por estas aguas. Si EE.UU. desplegara sus aviones y naves militares dentro del perímetro de las mencionadas 12 millas ello no podría calificarse precisamente de paso inocente. Según las normas de CDM, éste no debe implicar "ninguna amenaza o el uso de la fuerza contra la soberanía, la integridad territorial o la independencia política del Estado ribereño". Un nuevo incumplimiento de la legalidad internacional.