La visita del secretario de Estado estadounidense, John Kerry, a Sochi, se convirtió en una especie de reconocimiento de que EE.UU. no resiste la confrontación con Rusia, escribe Alfredo Jalife-Rahme en un artículo publicado en 'La Jornada'.
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El columnista cita a David Herszenhorn de 'The New York Times', quien cree que "la visita de Kerry ha sido ampliamente interpretada como una señal de rendición de Estados Unidos: una rama de olivo de Obama y su aceptación de que Rusia y su líder son sencillamente muy importantes como para ser ignorados".
El aislador global Obama quedó aislado con la magnificente parada militar en Moscú, donde se escenificó la estratégica asociación, sino alianza militar, de Rusia y China
El columnista señala que 'The New York Times' fue el único medio occidental que asimiló el triunfo diplomático de Putin. "Estamos lejos de la teórica apoteosis de Obama, cuando se jactaba de haber subyugado a la economía rusa y a su líder mediante el desplome del precio del petróleo, la fuga de capitales, la devaluación del rublo y las sanciones europeas".
Los cambios en la retórica hacia Rusia, desde el punto de vista del autor del artículo, son evidenciados también por el hecho de que Kerry "no se atrevió a tocar el contencioso de la superestratégica península de Crimea, que parece ya haber sido cedida a su propietario histórico".
Asimismo, según Jalife-Rahme, fracasó el intento del aislamiento internacional de Moscú. "El aislador global Obama quedó aislado con la magnificente parada militar en Moscú, donde se escenificó la estratégica asociación, sino alianza militar, de Rusia y China, sin perder de vista a India y a dos potencias medianas con relevancia geoestratégica: Kazajistán y Egipto".
Según el analista, el grave error de la política exterior de EE.UU. consiste en que "se encuentra en manos de neófitos proclives a bravatas de taberna".